El crecimiento del mercado del hidrógeno renovable se encuentra en dobles dígitos anuales

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Hoy es el Día Internacional del Hidrógeno, creado por la Asociación de Energía de las Pilas de Combustible e Hidrógeno de Estados Unidos en 2015. Desde entonces, cada 8 de octubre se busca divulgar y concienciar sobre el hidrógeno como una alternativa energética viable y eficiente para el futuro.

 

Teniendo esto en cuenta, un informe elaborado por Marcos Ruipérez, colaborador de OBS Business School, asegura que la alternativa es muy real y que su uso está creciendo a pasos agigantados. El documento lleva por título ¿Por qué hidrógeno y por qué ahora?.

 

Datos actuales sobre el hidrógeno

 

La investigación empieza por contextualizar el modelo energético mundial, en el que aún priman los recursos fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón. De ahí procede el 80% de la energía que consume el planeta, el cual se dirige hacia la electrificación por el impacto del cambio climático y la carestía de los recursos anteriores.

 

En esa transición han entrado en juego las fuentes renovables, pero se indica que es necesaria la aparición de más tecnologías y sectores para dicha transición. Entre esas alternativas, el hidrógeno puede tener un papel relevante, si bien no siempre se obtiene de fuentes renovables.

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A día de hoy, el consumo es de unas 90 millones de toneladas métricas, según datos de 2020. Para su generación se ha empleado un 2% de la energía primaria, lo cual equivale a 342 reactores nucleares funcionando todo el día. El informe admite que casi la totalidad del hidrógeno que se produce en la actualidad no es de origen verde, de manera que es necesario que también este ámbito tenga su propia transición hacia procesos no contaminantes. Para ello, el colaborador de OBS explica que “es de primordial importancia establecer un sistema de garantías de origen que certifiquen oficialmente las emisiones asociadas a la generación del hidrógeno, así como su procedencia”.

 

El reto del hidrógeno verde

 

Así pues, ahí está el gran reto: convertir toda la producción de hidrógeno en renovable y tener capacidad de aumentarla. Este objetivo se encuentra ya en las principales agendas de organismos internacionales. Tecnología para ello ya existe y el interés en el mercado es muy real, dado que industria de electrolizadores y el hidrógeno renovable presente tasas de crecimiento de dos dígitos anuales.

 

Lo cierto es que los costes que implica esta transición son elevados, aunque se espera que la economía de escala pueda abaratarlos. No obstante, estamos hablando de precios y en la energía actual no se puede esperar otra cosa con la situación en Ucrania y Rusia. De hecho, según el informe de OBS, en Europa actualmente el precio del gas natural es tan elevado que el hidrógeno renovable ya es más barato que el no renovable en muchas ocasiones. Marcos Rupérez explica que “el precio del hidrógeno verde es altamente dependiente de factores externos como el precio de la energía renovable disponible, por lo que su mayor o menor desarrollo dependerá de ello”.

 

Otro de los hándicaps que tiene el hidrógeno renovable es que para su transporte no se puede aprovechar la actual red de gas natural porque el hidrógeno es mucho más corrosivo para las tuberías y válvulas. Sería la última opción que se podría transportar en caso de que sea para calderas y la calefacción de viviendas.

 

De cualquier modo, se espera que aparezcan nuevas tecnologías que faciliten el camino para poder cumplir un objetivo para 2030: que el hidrógeno renovable pase del 2% actual en el consumo primario de energía mundial al 8-24%.

 

Usos y aplicaciones

 

En estos momentos, la mayoría del hidrógeno (procedente de fuentes no renovables) se utiliza en las refinerías de petróleo. En menor cuota, pero también importante, es empleado para la producción de amoniaco para fertilizantes, y en menor medida para la fabricación de metanol.

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Más allá de la industria, el hidrógeno se está probando para la generación de calor, si bien la visión actual es que será difícil que se imponga como opción para calefacciones de vividas, ya que otras soluciones como la aerotermia o la geotermia que son entre tres y cinco veces más eficientes que cualquier caldera, incluso la de hidrógeno.

 

Donde sí parece ser viable el hidrógeno es en la movilidad porque este combustible es más ligero que las baterías de litio y además los tiempos de recarga son parecidos al diésel. Trenes, barcos y acciones podrían tirar de hidrógeno, al poderse integrar en otras moléculas liquidas y gaseosas de más fácil manejo para fabricar un combustible similar al diésel. De hecho, para el sector naval ya se han presentado soluciones basadas en hidrógeno.

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