La necesaria estrategia de reinvención profesional de los seniors

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En estos tiempos de tintes apocalípticos, la inquietud nos invade. Y más allá de las prioritarias cuestiones de salud, el futuro laboral, profesional, empresarial y económico nos desasosiega. ¿Mantendré mi trabajo? ¿Cerrará mi empresa? ¿Seré uno de los afectados por los EREs por venir? ¿Podré pagar la hipoteca? Y si estas preguntas angustian a los jóvenes, aún en mayor medida afectan a los seniors, a esas personas de más de cincuenta años que aún precisan por muchos años del salario del que viven. 

Pues es bueno que sepamos, y hablo en plural porque milito por escalafón en esas cohortes de seniors activos, que debemos prepararnos para continuar siendo empleables a medio plazo. Y, si llega el caso, poder reinventarnos, un palabro de moda pero que, en muchas ocasiones, se acerca bastante a lo que tendremos que hacer, de una manera u otra, muchos de nosotros.

 

profesionales senior

 

La reinvención para los seniors

Pero, ¿es posible la reinvención laboral para un cincuentón? Lo fácil, lo motivacional, sería afirmar que sí, que es posible, que todo es cuestión de actitud y esfuerzo. Pero, sincerándome en mi interior debía preguntarme, ¿resulta eso cierto o se trata de puro voluntarismo? ¿Puede, realmente, una persona de cincuenta y tantos construirse un nuevo horizonte laboral?

Pues no existe respuesta única, depende. Y, ¿de qué depende? Pues, en gran parte, de nosotros mismos, de la preparación previa en mentalidad, formación, actitudes, vitalidad, curiosidad, notoriedad que hayamos ido manteniendo y ganando en nuestro quehacer diario, invirtiendo tiempo, dedicación e inteligencia para prepararnos y adaptarnos a las exigencias de los tiempos.

Aunque de manera inesperada un senior pueda ser despedido, su reinvención exitosa debería cimentarse previamente, gracias a una estrategia de empleabilidad a largo plazo, que tendremos que desarrollar aunque las cosas nos vayan bien y pensemos a nosotros nunca nos rozarán las alas negras del espectro del despido, paro, ERTE, EREs y demás criaturas de la noche laboral.

 

Aunque tenga aspecto de revolución, la reinvención laboral de los seniors tiene esencia de mejora continua, de mantener la musculatura tersa y preparada. Es necesaria una preparación progresiva y continuada 

 

Si no nos hemos preparado, la reinvención será mucho más compleja y difícil. A quién se abandonó a la molicie de lo rutinario, repitiendo la misma tarea, negándose a entrar de lleno en la realidad digital, a quien solo espera la dulce jubilación en su empresa de siempre le resultará muy difícil, cuando no imposible, la reinvención. 

Para que sea posible la reinvención laboral es necesario prepararos progresiva y continuamente para ella. Además de sabio y prudente, resulta divertido, excitante y nos mantiene jóvenes y pegados a un mundo que cambia con velocidad de mutación vírica.

Aunque tenga aspecto de revolución, la reinvención laboral de los seniors tiene esencia de mejora continua, de mantener la musculatura tersa y preparada. Aunque a veces peguemos saltos al vacío, la probabilidad de éxito es muy superior si nos hemos ido preparando progresivamente para ellos.

“La inspiración siempre me pilla trabajando”, sentenció un genio cínico, pues bien “la inesperada reinvención” debe pillarnos trabajándola, como sugiere, lúcidamente, el estupendo libro de Pilar Llácer, “Te van a despedir y los sabes” (Almuzara).

¿Cómo pueden reinventarse los mayores?

¿Cómo pueden reinventarse los mayores?

Ahora bien, ¿cómo podemos prepararnos los que ya peinamos canas para una posible (o segura) necesidad de reinvención laboral? Resulta útil reflexionar sobre el propio concepto de mercado laboral. Más allá de constituir una realidad muy intervenida por normas protectoras, convenios colectivos y acuerdos vinculantes de diverso tipo y naturaleza, no deja de tener esencia de mercado tradicional, de zoco de oficios, profesiones y vanidades en el que confluyen demanda y oferta.

Empresas que demandan habilidades específicas y personas que se ofrecen para cubrirlas. Se trata de un mercado imperfecto, como sabemos, pues la economía demanda unas capacidades digitales que normalmente la sociedad todavía no ofrece, cuanto menos los seniors, anclados en muchos casos en su melancolía analógica. 

Si tenemos que vendernos, permítame la comparación, en un mercado, dos son las cuestiones básicas que debemos atender. Uno, el producto que somos, el valor que aportamos, la capacidad de satisfacer demandas existentes y no cubiertas. Dos, nuestro posicionamiento en el mercado, algo parecido al marketing personal que hagamos sobre nosotros mismos. Primera obligación pues, hacernos visibles profesionalmente.

Las vías son bien conocidas, desde participación en foros y eventos, hasta ponencias artículos, redes sociales, marca personal y reputación por bien hacer, cimentados en éxito profesionales.

Está más que demostrado que ese posicionamiento no se improvisa, sino que es fruto de tiempo y trabajo. ¿Estás en redes sociales? ¿Vendes lo que haces y el valor que aportas en Linkedin? ¿Te esfuerzas en escribir post, artículos o comentarios aportando valor sobre la situación actual de tu actividad? ¿Sabe el mercado lo bueno que eres en lo tuyo?

El buen paño, en cofre cerrado se vende, sentenciaba el viejo refrán. Pues no es verdad. A nuestros efectos sólo se vende el buen paño expuesto y publicitado adecuadamente. Y, si como hemos convenido, todos estamos sometidos al mercado laboral, ¿de qué manera exponemos el producto, que, en verdad, somos nosotros mismos? ¿Cómo nos damos a conocer? ¿Por qué alguien se iba a fijar en nosotros para ficharnos?

Nuestra adecuada exposición y nuestra visibilidad como buenos profesionales nos hace más empleables cualquiera que sean las circunstancias por venir. Lo dicho, reinvención que se trabaja con tiempo, o sea, pico y pala para construir eso que se ha venido a conocer como marca personal.

 

profesionales mayores de 50 años

Reflexionada la conveniencia de nuestra mejor publicidad en el mercado, deberíamos abordar críticamente nuestro propio producto, nuestra propuesta de valor. ¿Para qué servimos? ¿Qué podemos hacer para aportar más valor? Cada cual, según su sector y circunstancias habrá de responder a estas preguntas esenciales, aunque algunas recetas comunes ayudarán a mejorar su propio valor laboral: formación, adaptación a las nuevas técnicas y tecnologías, esfuerzo por mantenerse al día y atención a las nuevas tendencias y dinámicas.

 

Una receta obligada

 

Formación continua, esfuerzo de adaptación permanente y marca personal parecen, pues, recetas seguras y casi obligadas para una reinvención exitosa. Todo ello conlleva una actitud previa, una decidida voluntad de mantenerse al día, un convencimiento íntimo de que, a pesar de nuestros muchos trienios a cuestas, todavía podemos y debemos aportar mucho en el mercado laboral y a la sociedad. Ser senior debe equivaler a curiosidad viva cimentada sobre una experiencia activa y nunca una pasividad cínica y resignada a la espera de la jubilación – o prejubilación – redentora. 

Lo dicho. No sabemos lo que deparará el futuro, pero lo que sí sabemos es que debe pillarnos preparados para habitarlo. 

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