Pimentel: «podemos ser despedidos, ¿estamos preparados para evitarlo o superarlo?»

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Podemos ser despedidos y no, no nos estamos preparados ni para evitarlo ni para, llegado el caso, superarlo. Así de duro, así de triste.

Nos empeñamos en repetir lo que sabemos hacer sin ser conscientes que, quizás, nuestros servicios y productos ya no sean requeridos en un futuro próximo. Y, si ya no aportamos valor, ¿cómo queremos mantener o encontrar empleo?

Y si ese paradigma era válido hace tan solo dos meses atrás, merced al vendaval tecnológico que llegó para cambiarlo todo, la irrupción del maldito Covid-19 no ha hecho sino acelerar ese principio básico. Nuestro empleo corre peligro y tenemos que hacérnoslo mirar con urgencia.

El empleo corre peligro por el coronavirus.

Llevamos meses conviviendo con la angustia del virus, acostándonos y levantándonos con él, sin que aún lleguemos a conocerlo. Sabemos que mata, y mucho, pero no sabemos durante cuanto tiempo prolongará su siega de vidas y esperanzas. No se confíe: parece que remite, parece que comienza a otearse un horizonte más despejado, pero… quién sabe.

Todavía no lo conocemos y puede tenernos reservadas sorpresas desagradables o incluso dramáticas en forma de repuntes inesperados. El virus no solo se cubre con una corona de proteínas, sino que se oculta tras una capa de misterio. Pero mientras logramos desvelarlo, debemos centrarnos en lo que ya sí sabemos y es que la depresión que viene será dolorosa y dura.

Más paro, menos riqueza…

Nos vamos a empobrecer como país y eso significa que, necesariamente, la mayoría de nosotros y de nuestras empresas se empobrecerán de manera casi general, según el sector de actividad, la capacidad de adaptación y la salud financiera de la que se disponga.

Y, como consecuencia primera de este monumental tortazo, el paro ascenderá hasta niveles desconocidos hasta ahora en nuestro país, donde ya alcanzamos el 26% en la anterior Gran Recesión. El gobierno, sin duda alguna, se queda corto en su previsión del 19%. Lo veremos y lo lamentaremos.

Y ese paro no es un frío datos estadístico, ni siquiera algo que siempre le ocurre a otros. Desgraciadamente, en estos próximos meses, el monstruo del desempleo devorará a muchos de los que, incluso a estas alturas, se consideran por completo inmunes a su mordedura. O sea, que tome buena nota. Tanto usted, como yo o como el vecino del quinto podemos quedar orillados en el desempleo.

Y, entonces, ¿qué haremos? Pues entonces puede resultar ya demasiado tarde. Como primer consejo, vaya preparándose desde ahora para esa posible – y quién sabe si también probable – eventualidad. Y comience desde hoy mismo, para que, llegado el caso, se encuentre pertrechado con la actitud y conocimientos necesarios para afrontar la nueva y dolorosa situación a la que podría verse abocado.

Empleabilidad

O sea, que vaya haciéndose empleable para las nuevas demandas que la sociedad exigirá y olvídese de muchas de las tradicionales – con las que tan bien le fue – porque quedarán olvidadas en la melancolía de la historia.

Pilar Llácer, profesora de EAE y autora del sorprendente, oportuno y necesario libro “Te van a despedir y lo sabes” (Almuzara), publicó hace pocas fechas, en esta misma revista, un interesante artículo sobre la desescalada laboral, advirtiendo del riesgo cierto para millones de españoles de caer en el desempleo.

alto nivel de desempleo por el coronavirus

Y para evitarlo o, más importante aún, para salir de él, aconsejaba sabiamente no solo cuestiones de actitud – fundamentales y condición previa – sino de enfoque y decisión. “Eso va de reinventarse, con esfuerzo, arriesgando, formándose y viendo la oportunidad”, nos advertía. En lo que actitud se refiere, Llácer recomienda avivar y ejercitar el entendimiento o el ingenio, perder la timidez o la torpeza, salir del sueño, sacudirse la pereza y apresurarse, darse prisa en la realización de algo.

O sea, despabilarse cuanto antes. Reproduzco, por su oportunidad, algunas de sus frases y consejos: “No te empeñes en hacer surf cuando no hay olas. Si lo que ofreces ya no se necesita, tienes que pensar otra cosa”, “Competencias digitales, más necesarias que todas esas habilidades que escribes en el curriculum y que además son iguales en todos los candidatos: liderazgo, trabajo en equipo, empatía…”, “Si tu trabajo lo va a hacer un robot o por Covid-19 no se va a poder mantener, deja de lamentarte y comienza a formarte, para luego ir más allá y TRANS-formarte en otra profesión”. “Tener un “plan B” realista para tu trabajo.

Si te despiden mañana, has tenido que pensar desde mucho antes a qué te vas a dedicar. Si nunca has estado activo en redes sociales, no vas a tener clientes ni contactos”.

Sabios consejos, ¿verdad? Pues no lo dude, llévelos a cabo, quizás un día no demasiado lejano agradezca haberlos puesto en marcha con prontitud.

Formación inteligente

Y, sin duda alguna, la formación es una de las principales herramientas con la que debe pertrecharse la persona sabia, prudente y despierta. Dadas las actuales circunstancias, la teleformación o formación digital es la receta más adecuada. Formación, sí, pero formación inteligente, bien orientada y adaptada.

En la actualidad existe un inmenso portfolio de ofertas educativas y debe usted reflexionar, y mucho, sobre la más adecuada y sobre la que más conveniente le resulte.

Nadie mejor que usted mismo para conocer sus circunstancias y necesidades.

Y, por si le sirve de orientación, le cuento mi propia experiencia y conclusiones. En la actualidad presido el consejo asesor de las escuelas de negocio internacional eig-Westfield, que, además de centros presenciales en Miami y Granada, se han distinguido por sus vanguardistas métodos de formación digital.

En eig-Westfield distinguimos una serie de niveles formativos, que, digámoslo así, van de menos a más capacidad transformativa en función de tres escalones básicos, el del conocimiento, el del aprendizaje y el más elevado, que sería el de la transformación.

El primer escalón, por tanto, sería el del simple conocimiento. En la actualidad, estamos rodeados de conocimiento accesible desde la red.

El conocimiento es algo externo, que está ahí y al que resulta muy fácil acceder. Estaríamos, por tanto, en un primer paso, necesario sin duda, en la cadena de valor formativa, condición necesaria, pero no suficiente.

La empleabilidad será un factor clave para aliviar los datos de paro.

Así, en primera instancia, podríamos satisfacer nuestra Curiosidad Intelectual sobre algún tema concreto, aislado y de manera esporádica o desordenada.

Si ese conocimiento se presenta en forma secuencial pregrabada, al modo de los MOOCs de Coursera, satisfaríamos un segundo nivel en la escala de conocimiento que en eig-Westfield denominamos Turismo Formativo, por el que adquirimos conocimiento predeterminado, aunque rígido y de manera individual.

Si ese conocimiento, genérico en el nivel anterior, se quiere llevar al tema práctico que a cada alumno interesa, accederíamos a segunda etapa formativa, la del aprendizaje.

Aplicamos ya a nuestras necesidades el conocimiento adquirido, en una primera etapa a través de una Ruta de Conocimiento, a través de la secuenciación de contenidos en programas con alto contenido tecnológico.

La tecnología guía el proceso, no el profesor. El siguiente nivel de aprendizaje se obtiene a través de una Ruta Formativa Personal a través de una alta personalización, con contenidos a la medida, generalmente consisten en procesos de aprendizaje individuales guiados.

El escalón más alto de la secuencia formativa es aquel que superando la simple adquisición de conocimientos e incluso la interiorización práctica del aprendizaje, consigue la Transformación personal, en actitudes, aptitudes, y comportamientos humanos y de liderazgo.

personas en situación de desempleo

El SER adquiere protagonismo. Y para ese nivel de conciencia y motivación, se precisa de una Educación Adaptativa, que consigue un Alto Impacto Formativo.

Y para ello es preciso un exigente sistema de aprendizaje, con acompañamiento individual y socialización online, keynotes con empresarios experimentados, estudios de casos y discusiones grupales guiados por un profesor experto y un tutor que garantiza y supervisa su proceso de aprendizaje.

No solo se busca el progreso profesional técnico, sino el crecimiento personal del alumno y de su liderazgo. 

Mentalícese, decida cuál es su plan B y fórmese para poder llevarlo a cabo llegadas las circunstancias. Ya hemos visto que, además de infinidad de materias, existen distintos niveles de formación.

Escoja el que más adecuado le parezca para sus fines, metas y objetivos.

En lo posible, fórmese para la Transformación, ya que no solo deberá adquirir conocimientos y habilidades, sino que tendrá que aspirar a un desarrollo personal que le permita comprender mejor los tiempos que vienen y visualizar y desarrollar el nuevo papel que le corresponderá desempeñar. 

Y no lo olvide. De esta saldremos trabajando más, no menos. Pero, sobre todo, saldremos trabajando mejor. Reflexione y prepárese para ello. Todos tendremos que adaptarnos a la nueva realidad y usted no será, desde luego, la excepción. Así, que ya sabe. Aún está a tiempo, no pierda ni un segundo más. 


Por Manuel Pimentel Siles – OfCounsel de Baker&McKenzie, Editor de Almuzara – [email protected]

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