El excesivo optimismo de los inversores debe contemplar sustanciales cambios económicos

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Los inversores afrontan el año 2024 con un sentimiento optimista, aunque este ejercicio estará marcado por cambios económicos y geopolíticos sustanciales que plantean desafíos y oportunidades. Así se desprende del informe “Perspectivas económicas para 2024”, un análisis exhaustivo elaborado por el economista Pablo Gil, analista de IG, que examina detalladamente la situación actual de la economía global, los mercados financieros y las proyecciones para este año.

El cóctel extraño en el que se mueve el inversor en este año incluye ingredientes de diferentes aromas que finalmente se tendrán que digerir de una manera u otra. Y es que frente a la incertidumbre y los posibles cambios importantes que se van a producir a nivel económico, el economista Pablo Gil asegura que existe una sensación de optimismo. Esta es una de las grandes reflexiones que deja el experto en el informe “Perspectivas económicas para 2024” presentado por la plataforma de trading IG.

Pablo Gil, analista de IG.
Pablo Gil, analista de IG.

Pensando en los clientes del bróker, el documento evalúa el escenario económico actual, la situación contextual, la identificación de riesgos, así como el impacto de los activos financieros. A través de ese análisis, Gil aborda posibles tendencias económicas y sus implicaciones para la inversión.

Antes de desgranar su exposición, el analista deja claro que no hay que dar nada por sentado. “Comenzamos 2024 con la creencia de que por muchos riesgos latentes nada malo sucederá. Pero si aplicamos lo aprendido durante los últimos cuatro años, lo que menos visos tiene de ocurrir es precisamente lo que defiende el consenso de mercado”, sostiene Pablo Gil.

Desde una visión amplia del horizonte, el autor del informe presenta el 2024 como un año clave para las políticas monetarias y fiscales y la necesidad de explorar las oportunidades desde un enfoque local, porque parece que la tónica va a ser la disparidad en crecimientos. Además, “es un mundo más polarizado que merece ser analizado de forma regional”, avisa Gil.

 

“Aunque el BCE y el Banco de Inglaterra no han ofrecido claridad sobre la reducción de tasas, los inversores pronostican seis recortes de 0,25% para Europa, siguiendo la tendencia de Estados Unidos”

El análisis regional de la economía

De este modo, el momento económico actual por el que atraviesan EE.UU., Europa, China y Japón es diferente al respecto del crecimiento del PIB, la inflación y las políticas monetarias llevadas a cabo.

Mientras Estados Unidos se enfrenta a una disminución en la inflación interanual y la eurozona vive en la amenaza de una recesión económica, Japón y China plantean sus propios desafíos en cuanto a políticas monetarias y crisis inmobiliaria, respectivamente. Estas disparidades reflejan la complejidad y la diversidad del panorama económico global.

Respecto a las posibles bajadas de los tipos de interés, Pablo Gil sostiene que el mercado prevé hasta seis recortes de 0,25%. “A pesar de las tres potenciales bajadas de tasas anunciadas por Jerome Powell para 2024, el mercado apuesta por hasta seis recortes de 0,25%, generando dudas sobre su justificación frente a la evolución de la inflación, el empleo y el PIB”, asegura.

“Aunque el BCE y el Banco de Inglaterra no han ofrecido claridad sobre la reducción de tasas, los inversores pronostican seis recortes de 0,25% para Europa, siguiendo la tendencia de Estados Unidos”, añade el analista de IG.

Más tensiones geopolíticas

La otra complejidad de este año procede del entorno geopolític0, el cual sigue la tendencia de 2023 por la continuidad de los conflictos bélicos y su posible escalada. En este otro análisis, Gil advierte de una posible pérdida de apoyos para el gobierno de Zelenski y un aumento del riesgo en Oriente Próximo que traería nuevos problemas a las cadenas de suministro.

“La sombra de Irán y la posible interferencia de los hutíes en el comercio marítimo generan ya las primeras tensiones inflacionistas y cambios en el transporte de mercancías global”, alerta Gil.

Otro elemento que interviene en la geopolítica de este año son los muchos procesos electorales que se van a desarrollar en todo el planeta. Elecciones no exentas de riesgos como las de Taiwán y su posible repercusión en China, o como las americanas con una posible victoria de Donald Trump, que añadiría un extra de incertidumbre a la economía mundial por posibles cambios en la política exterior de EE.UU.

El análisis regional de la economía

Desde la escalada o no de los conflictos actuales y su impacto sobre la inflación, Pablo Gil plantea tres tipos de escenarios para los inversores con tres comportamientos diferentes de los activos financieros.

Los posibles escenarios de la economía mundial y su repercusión en los activos financieros

Por ejemplo, en el caso de la Bolsa MSCI Mundial, se proyectan distintos escenarios. En el escenario más positivo, se espera un aumento del valor de las acciones entre un 10% y un 15%. Por otro lado, en el escenario base, se prevén caídas que oscilan entre el 12% y el 19%. Sin embargo, en el escenario más negativo, se estima que podría haber una disminución drástica del valor de las acciones, con desplomes que van desde el 33% hasta el 48%.

De manera similar, se analizan distintos escenarios para la bolsa china. En un escenario negativo, se señala la posibilidad de una pérdida significativa de un soporte clave, lo que podría resultar en caídas del 37% en el valor de las acciones.

En cuanto a las materias primas, en un escenario base se proyectan correcciones que van desde el 15% hasta el 25%. Esta estimación sugiere una disminución en la demanda debido a una posible recesión económica.

También se examina el comportamiento del dólar en diferentes escenarios. En un escenario negativo, se prevé que el dólar pueda aumentar su valor entre un 10% y un 15%, lo que indicaría una alta demanda de dólares en medio de una crisis global.

Por último, los bonos estadounidenses y alemanes experimentarían correcciones positivas en un escenario favorable, con valores que podrían oscilar entre el 3,85% y el 4,25%.

Con el ajuste fiscal que se avecina, el menos en Europa, y el reto de reducir un gran endeudamiento nacido en la época de la pandemia, el optimismo no debería impedir ser cautelosos a la hora de afrontar este año, ya que la prudencia es el mejor aliado para seguir navegando en la incertidumbre.

 

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