Mujeres y turismo: la brecha que se va cerrando gracias a los llamados viajes de impacto

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Dos testimonios de emprendedoras que trabajan para la plataforma Evaneos, dedicada al turismo de impacto, ejemplifican que el sector puede ser una buena fuente de oportunidades para empoderar a las mujeres. Superados ciertos gaps en esta brecha de género, el objetivo para seguir avanzando pasa por una mayor cualificación y por impulsar más empresarias dedicadas a los viajes responsables.

El turismo es un sector en ebullición en estos meses de verano. La gente ha recuperado las ganas de viajar y, por encima de dificultades como el alza de los costes, el objetivo es disfrutar el aquí y el ahora. No obstante, más que hablar de números, merece la pena detenerse en la brecha de género en esta actividad, que también se ha dejado notar a lo largo de los años.

viajes evaneos

Sin embargo, la situación está cambiando. Según los datos que maneja la Organización Mundial del Turismo, en la actualidad hay más mujeres que hombres activos en este sector. El porcentaje en estos momentos es de un 54% – 39% y ahora hay que centrarse en cualificaciones y emprendimiento para seguir recortando puntos a la brecha de género.

La OMT refleja que la mayoría de las mujeres empleadas en el sector son agentes de viajes, guías turísticas, trabajadoras en hoteles y restaurantes, artesanas locales, etc. Hay carencia de emprendedoras de servicios turísticos, aunque hay casos que demuestran que se puede avanzar mucho más. Un paso adelante es que el se está produciendo en el llamado turismo de impacto, de acuerdo con la experiencia que llega desde la plataforma Evaneos.

La experiencia de dos mujeres agentes de Evaneos 

Paola y Clementina son dos agentes que trabajan para Evaneos en destinos exóticos como Ecuador y Tanzania. Desde este último lugar, Clementina emprendió junto a su pareja una nueva forma de vida para mostrar itinerarios del país africano.

Desde 2013, ha logrado establecer diferentes contactos con locales y ha logrado dominar el swahili para enriquecer todas las aventuras turísticas en Tanzania, donde predominan paquetes dedicados a los safaris. Clementina ha logrado que todas las escapadas a este exótico lugar sean muy proactivas para los turistas.

agente turístico de Tanzania
Clementina.

“Cuando los viajeros me dicen que no interactúan mucho con la población local, les digo que hablen con su guía, con los camareros, con el personal del hotel… están a nuestro alrededor y les encanta contar sus historias. Es una oportunidad para conocer su modo de vida”, afirma la agente de Evaneos.

Clementina ha cumplido un sueño, aunque también lo comparte con el de trabajar con una ONG, porque para ella su pasión es mejorar la vida de la gente. “Podría decirse que lo que hago no está tan alejado de lo que quería entonces.

Hay una pequeña agencia local cuya única actividad es enseñar Materuni, un pueblo con cascadas en el que organizan un almuerzo típico y muestran a los visitantes cómo se hace el café.

Cuando doy trabajo a esta pequeña empresa, sé cuál será el impacto: podrán contratar empleados de este pueblo, podrán pagarles bien. Estos mismos trabajadores podrán enviar a sus hijos a buenas escuelas, tendrán suficiente para comer y sufrirán menos problemas de salud”, explica Clementina.

Agente turístico de Ecuador.
Paola.

Ecuador a los ojos de Paola

La otra protagonista de Evaneos se ubica en Ecuador y desde el país sudamericano invita a todo el que pueda a conocer los rincones menos conocidos de esta región, distinguida por sus grandes reservas de biodiversidad.

Paola es una chica de montaña y vive de enseñar lo que le rodea, es decir, bosques, glaciares y volcanes. “Me gusta la sensación de inmensidad. Al atardecer, las montañas se vuelven azul oscuro y el cielo se torna naranja, y me siento arropada con su calidez”, describe la emprendedora.

Abrirse camino le viene de familia a Paola, ya que su abuela vendía verduras por las calles de Quito, capital de Ecuador. Actualmente, es esta joven la que recorre los rincones de su país para buscar nuevas experiencias de todo tipo para poder sorprender a los clientes posteriormente.

Su secreto para con ello es que no tiene secretos. “Mis padres me inculcaron la idea de tomarse su tiempo cuando se viaja y observar la vida que nos rodea. Solíamos pasar mucho tiempo en los restaurantes observando a los lugareños, pidiendo los mismos platos que ellos porque saben mejor que nosotros cuáles son los mejores.

Es un hábito que he mantenido hasta hoy. Me encanta que los viajeros puedan conocer Ecuador a través de mis ojos. Este intercambio, lejos de ser superficial, es lo que más me gusta de mi trabajo”, afirma Paola.

 

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