Este año el PIB caerá más de un 10%, según Esade

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La economía española acabará 2020 con una caída superior al 10% de su PIB y, para 2021, registrará un crecimiento entre el 6% y el 7%, siempre y cuando no se vuelva a vivir un segundo episodio de confinamiento como el de primavera. Estas son las previsiones que recoge el Informe Económico y Financiero de Esade, elaborado con la colaboración del Banco Sabadell y dirigido por José Ignacio Conde-Ruiz, profesor visitante de Esade y subdirector de FEDEA, y autor, conjuntamente con el profesor de Esade Josep M. Comajuncosa, del análisis de coyuntura y previsión.

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En el informe también se predice un incremento del déficit público por encima del el 10% del PIB y una deuda pública superior al 115% a finales de 2020.

Para Esade, la recesión de la economía española será mayor que en otros países debido a su naturaleza, muy orientada hacia servicios que requieren de contacto social elevado, que se verán más afectados y durante más tiempo; a su tejido empresarialque alberga un importante porcentaje de empresas pequeñas o muy pequeñas y que requerirán medidas específicas de financiación; a un confinamiento más estricto que en otros países, que hace anticipar una caída mayor del crecimiento en el segundo trimestre; a disponer de un mercado laboral más precario, con mayores tasas de temporalidad, y a una menor movilización de recursos frente a la crisis al contar con una  menor capacidad de respuesta fiscal que otros países.

Esade pide flexibilidad en el empleo para la recuperación

Según los autores del análisis de coyuntura del Informe Económico y Financiero de Esade, la recuperación dependerá de la correcta desescalada de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), para la que sugieren un esquema flexible con incentivos al empleo, a fin de evitar que éstos se conviertan en ERE (o despidos); de las ayudas específicas a sectores que se vean más afectados, y que en algunos casos necesitarán de la activación de la demanda; del crédito, para que la falta de liquidez de las empresas no se traduzca en falta de solvencia y del futuro Fondo Europeo de Recuperación Económica. 

En su opinión, este fondo debería proteger el mercado único europeo, y compensar a aquellos países con menor margen fiscal para que puedan competir en igualdad de condiciones en la Zona Euro. Este refuerzo debería llegar principalmente vía transferencias, y no crédito, para que no acabe repercutiendo en la deuda y las finanzas públicas, que estarán sometidas a un importante estrés en próximos años.

Las previsiones del BCE

El Banco Central Europeo (BCE) prevé para 2020 una caída del 8,7% en la Eurozona, casi el doble que en 2009 (4,5%) y, para 2021, un crecimiento agregado del 5%. Sin embargo, Esade advierte que esta recuperación será asimétrica, ya que mientras que Alemania acabará 2021 con un 0,5%, por encima de la producción que tenía antes de la pandemia, otros países, como España e Italia, o incluso Francia, van a estar por debajo.

La recuperación de la Eurozona tendrá como punto fuerte la salud del sistema bancario, que en esta crisis es considerablemente mejor que durante la Gran Recesión. La política monetaria del BCE ha permitido mantener un buen ritmo de flujo de crédito hacia las empresas (incluidas las pymes) y ha conseguido mantener los tipos de interés de la deuda pública a niveles bajos y parecidos entre los distintos países de la zona. Uno de los puntos cruciales para una recuperación sólida es el futuro Fondo Europeo de Recuperación Económica. Los términos en que será aprobado este verano por el Consejo Europeo serán una señal de voluntad política de avanzar hacia una mayor integración fiscal en la Zona Euro.

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En principio, el Fondo Europeo de Recuperación Económica tiene previsto destinar 750.000 millones de euros que se invertirán, preferentemente en sanidad, en educación y en aquellas medidas que puedan mejorar la productividad y el crecimiento a largo plazo de la economía de la Zona Euro, para hacerla más digital y sostenible medioambientalmente. Para sufragarlo, se emitirían bonos desde 2021 hasta el 2024. Estos bonos se devolverán a cargo del presupuesto de la Unión Europea, y también se podrían introducir nuevas figuras tributarias ligadas al mundo digital y al medioambiente. Se trataría de un paso muy importante en la integración fiscal que necesita la Eurozona para convertirse en un área monetaria óptima, como recuerdan los autores del Informe Económico y Financiero de Esade.

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