Saltar a contenido principal

En cuestiones de salud, una de las preocupaciones de los hombres sanos a partir de los 50 debe centrarse en la próstata, dado que el aumento de esta es habitual a partir de esa edad. De hecho, la llamada hiperplasia benigna de próstata (HBP) – así se conoce clínicamente al aumento de la próstata – afecta a uno de cada dos varones mayores de 50 años y a casi el 90% mayores de 80.

Hay que decir que no se trata de un tumor (cáncer) ni una dolencia, pero sus síntomas sí pueden afectar a la calidad de vida de las personas. La frecuencia de orinar durante la noche o la sensación de vaciado incompleto son los síntomas más típicos de esta condición. De todo ello habla para Directivos y Empresas el doctor Pablo Navarro Vílchez, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Marbella. El especialista lanza un mensaje de optimismo para aquellos que presentan un aumento de la próstata, ya que las técnicas diagnósticas y terapéuticas actuales son eficaces y presentan un bajo grado de invasión.

Ante un aumento de la próstata, un diagnóstico sencillo y seguro

A diferencia de lo que muchos temen, detectar una HBP no implica pruebas invasivas ni dolorosas. “Hoy basta con una entrevista clínica, un análisis de orina y de sangre con PSA, un tacto rectal para valorar la próstata y, si hace falta, una ecografía o una flujometría para medir la fuerza del chorro”, explica el doctor Navarro. Aunque los síntomas pueden parecer similares a los del cáncer de próstata, la diferencia suele ser evidente: “La hiperplasia da una próstata grande pero blanda, mientras que el cáncer se nota más dura o irregular. Si hay dudas, se hace una resonancia o una biopsia”.

El diagnóstico temprano permite establecer un tratamiento ajustado a cada paciente. En fases iniciales, la medicación puede ser suficiente para aliviar los síntomas. Pero cuando los fármacos dejan de ser efectivos o surgen complicaciones —como infecciones repetidas, daño renal o dificultad extrema para orinar—, la cirugía se convierte en la mejor opción.

pablo_navarro_vilchez_quironsalud_marbella_urologia

Doctor Pablo Navarro.

La revolución del láser para el tratamiento de la HBP

La cirugía de próstata ha cambiado radicalmente en los últimos años. Las nuevas tecnologías han sustituido las intervenciones tradicionales por procedimientos mínimamente invasivos, mucho más seguros y con recuperaciones sorprendentemente rápidas. “Disponemos de técnicas muy avanzadas como el láser de Holmium (HoLEP) o el láser verde, que eliminan el tejido prostático con una precisión milimétrica y mínimo sangrado”, detalla el jefe de Urología de Quirónsalud Marbella. “Permiten una cirugía limpia, con escasas complicaciones y resultados excelentes en pocas horas”.

El hospital marbellí cuenta con tecnología de última generación para abordar todo tipo de casos. “El láser de Holmium es hoy el tratamiento de referencia mundial para próstatas de todos los tamaños. Ofrece una cirugía segura, con recuperación muy rápida y resultados duraderos”, afirma el especialista. En situaciones más leves o en pacientes jóvenes, pueden emplearse otras opciones ambulatorias, como Rezum o Urolift, que apenas requieren ingreso hospitalario.

Recuperación exprés y función intacta

La diferencia con las técnicas de hace una década es abismal. “El sangrado es mínimo, el paciente pasa menos tiempo ingresado y se recupera mucho antes”, señala Navarro. “En muchos casos el alta se da en 24 horas y el catéter se retira muy pronto. Además, se conserva mejor la continencia urinaria y la función sexual, algo impensable en las cirugías antiguas”.

Las intervenciones se realizan generalmente con anestesia regional, lo que facilita una recuperación aún más cómoda. “Normalmente usamos anestesia raquídea o epidural; el paciente se levanta el mismo día y puede volver a casa al siguiente. En una semana puede retomar su vida normal, incluso la laboral, sin limitaciones importantes”, explica. El resultado, en la mayoría de los casos, es una notable mejora en la calidad de vida: “Vuelven a orinar con fuerza, duermen mejor y dejan de tener la urgencia o las pérdidas que tanto les incomodaban”.

La importancia de la prevención

Aunque las nuevas técnicas han transformado el pronóstico de esta dolencia, el especialista insiste en la necesidad de revisiones periódicas a partir de los 50 años, incluso sin síntomas aparentes. “Permiten detectar precozmente tanto la hiperplasia como el cáncer de próstata, que en fases iniciales no dan señales de alarma”.

El estilo de vida también juega un papel importante. Mantener un peso saludable, realizar ejercicio regular, moderar el consumo de alcohol y cafeína y no aguantar la orina durante largos periodos son hábitos que ayudan a preservar la salud prostática. “Y, sobre todo, acudir al urólogo ante los primeros síntomas”, recuerda el doctor Navarro.