Insomnio infantil: causas, tratamientos y datos interesantes sobre esta alteración del sueño en los pequeños

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Una de las primeras preguntas que hacemos a familiares o amigos que acaban de ser padres es acerca del sueño del bebé. Cómo y cuánto duerme un niño pequeño es motivo de interés tanto a nivel social como de salud, ya que el insomnio infantil afecta a la calidad de vida de estas personas, así como a su estado anímico y cognitivo.

Según estudios realizados sobre diferentes culturas, esta alteración de sueño en los más jóvenes afecta al 20-30% de la población y se caracteriza por la dificultad de conciliar el sueño de forma autónoma y los frecuentas despertares nocturnos. Asimismo, el insomnio infantil está asociado con la resistencia de los niños a acostarse por la noche a la hora estipulada. Es difícil para los padres lidiar con esta situación, pero la buena noticia para ellos es que hay soluciones. El 94% de las investigaciones demuestran que las intervenciones conductuales son efectivas y que más del 80% de los niños tratados muestran mejoras significativas.

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Francisco Segarra.

Datos sobre el insomnio infantil

El psicólogo Francisco Segarra, responsable de la Unidad de Gestión del Descanso de Olympia Quirónsalud y miembro de la Sociedad Europea de Investigaciones del Sueño, explica que el insomnio infantil procede de diversas causas que van desde las biológicas, médicas, circadianas, conductuales o de neurodesarrollo.

Asimismo, Segarra apunta que hay factores predisponentes, precipitantes y perpetuantes que deben ser analizados para dictar un diagnóstico preciso. Es decir, hay que realizar un buen análisis contextual, ya que una situación de insomnio infantil puede tener relación con una depresión en la madre.

Respecto a los perfiles de los pacientes, el especialista de Olympia Quirónsalud señala que hay 3 grandes grupos de afectados, según las edades: entre 6 meses y 5 años (se estima en torno al 30%), entre 6 y 12 años (prevalencia del 15%) y finalmente el grupo de adolescentes que aproximadamente está entre el 6%-8%.

“La forma de presentación del insomnio es similar (insomnio de conciliación y/o de mantenimiento) pero las forma de abordarlo difiere significativamente. En los niños más pequeños las pautas de conducta se enseñan a los padres para que éstos las apliquen a sus hijos y se basan principalmente en técnicas de “extinción”. En los niños mayores (6 – 12 años) es necesaria la colaboración directa del niño y las estrategias terapéuticas (no farmacológicas) giran en torno al refuerzo positivo, las técnicas de distracción y la intención paradójica complementada con la reestructuración cognitiva. En el caso de los adolescentes se debe prestar especial atención a las alteraciones de ritmo circadiano que responderán bien a la cronoterapia, aunque habrá que estar atentos a la posibilidad del insomnio secundario a trastornos de ansiedad y/o del estado anímico”, sostiene Francisco Segarra.

Tratamiento

Hallado el diagnóstico, es muy recomendable acudir a los expertos para empezar un tratamiento, ya que “el insomnio infantil puede alargarse a la edad preescolar, escolar e incluso puede llegar a cronificarse de no implementar a tiempo un tratamiento adecuado”, advierte Segarra.

Para este experto, el tipo de tratamiento dependerá siempre de la causa que lo provoca. De este modo, en su consulta se tratarán de analizar todos los factores posibles, aunque el psicólogo señala que en el 95% de los casos el motivo que está detrás del insomnio infantil es de tipo conductual. Así que es frecuente que la mayor parte de los tratamientos sean intervenciones conductuales, basadas en la psicología del comportamiento. “Estas intervenciones terapéuticas se basan en el supuesto de que las conductas y cogniciones “disfuncionales” son susceptibles de ser modificadas controlando los reforzadores que las mantienen”, matiza Segarra.

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