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La economía española es una de las más dinámicas de la zona euro, pero hay muchas dudas en el horizonte por la situación geopolítica. Además de los aranceles, guerras que no terminan y variaciones en la política impiden pensar en una situación tranquila para los negocios. Y es en este tipo de contextos, los que arrojan una gran incertidumbre, cuando deben estar listas las principales líneas de defensa que tienen a su alcance las empresas, principalmente las más pequeñas y autónomos: la financiación. El objetivo es proteger a los más vulnerables y estos son los que trabajan por cuenta propia, tanto para los veteranos como para los nuevos emprendedores. En estos tiempos, hay que facilitar las nuevas actividades con opciones como los préstamos para nuevos autónomos sin aval para abordar cualquier emergencia.

Las 3 grandes fuentes de financiación a las que pueden acudir las empresas 

Pero además de protección, la financiación ejerce actualmente un papel diferencial para para crecer o digitalizarse. Las opciones de acceso al capital son muchas y cada una tiene su explicación y sentido. Aunque tiene su complejidad entender cada una de ellas, lo más sencillo es estructurar las fuentes de financiación en tres grandes bloques:

Inversión privada 

Una vía tradicional para escalar un proyecto o lanzar una nueva línea de negocio es acudir a inversores privados. Entre las alternativas destacan los business angels, el capital riesgo o los fondos de inversión especializados. Aunque este tipo de financiación no requiere devolución directa, sí implica la cesión de parte del capital social o de la toma de decisiones. Es especialmente útil en fases tempranas de empresas tecnológicas o startups con potencial escalable.

Subvenciones y ayudas públicas 

En un contexto de transformación digital y sostenibilidad, numerosas administraciones —desde los fondos europeos Next Generation hasta las comunidades autónomas— ofrecen financiación para promotores de proyectos inmobiliarios o aquellos que destaquen por sus eco innovador, social o medioambiental. El principal reto: saber identificar las convocatorias, cumplir con los requisitos técnicos y justificar adecuadamente la ejecución de los fondos.

Financiación vía deuda

La opción más habitual entre pymes y autónomos sigue siendo la deuda, a través de productos bancarios o entidades financieras especializadas. En este punto, los préstamos empresariales se presentan como una solución versátil para cubrir desde necesidades operativas hasta planes de inversión. Su uso es el más extendido entre las empresas españolas y por ello merecen una explicación más profunda.

Tipos de préstamos empresariales: para qué sirven y cómo obtenerlos 

Los préstamos no son homogéneos: varían según el objetivo, el tipo de empresa o el perfil del solicitante. No es lo mismo financiar maquinaria que cubrir el pago del IVA. Saber para qué se necesita el dinero es crucial para elegir el producto adecuado. Los más habituales entre las pymes podrían ser las siguientes:

  • Préstamos para expansión. Destinados a abrir nuevas sucursales, internacionalizarse o contratar personal, estos créditos suelen ser de importe medio-alto y a medio plazo. Son frecuentes en pymes consolidadas que desean escalar su actividad.
  • Préstamos para digitalización y tecnología. Cada vez más solicitados, especialmente en sectores como el comercio, la hostelería o los servicios profesionales. Permiten invertir en herramientas digitales, software, formación tecnológica o mejoras de ciberseguridad. Algunas ayudas públicas pueden complementar esta financiación.
  • Préstamos para circulante. Diseñados para cubrir necesidades de liquidez a corto plazo: pago a proveedores, nóminas o imprevistos. De aprobación más ágil, suelen tener plazos breves y tipos de interés ajustados.

¿Dónde acudir y qué hacer? 

La variedad de herramientas explica hoy la elevada fisonomía de entidades que ofrecen este tipo de soluciones financieras para los negocios. El ecosistema financiero se ha diversificado en los últimos años y hoy es posible acceder a financiación más allá de la banca tradicional. Plataformas como Avafin, especializada en préstamos rápidos para pymes y autónomos, ofrecen productos adaptados a las nuevas realidades empresariales: procesos 100% online, análisis automatizado de riesgos y flexibilidad en la devolución. Solicitar préstamos Avafin es casi tan fácil como hacer una compra por Amazon. Este tipo de entidades se está consolidando como alternativa sólida a los canales tradicionales, especialmente para emprendedores con poco historial financiero o empresas de reciente creación.

Además, existen también herramientas como las SGR (Sociedades de Garantía Recíproca), que avalan a pymes ante entidades bancarias, y las plataformas de crowdlending, donde se capta financiación colectiva con tipos competitivos. Saber combinar las distintas fuentes —desde subvenciones hasta citados préstamos de Avafin— y adaptarlas a cada momento del negocio es parte de una buena estrategia.

Asimismo, siempre que se acuda a estos agentes, es recomendable saber claramente cuál es el objetivo del préstamo; tener a mano documentación como plan de negocio, previsiones de ingresos o estados contables; y conocer la capacidad de devolución de los préstamos.