Un exposición con mucha historia dedicada a las Fake News

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Las Fake News han pasado a una nueva dimensión. Considerado un problema para la era digital, lo cierto es que las noticias falsas han existido desde que el tiempo es tiempo. Es un fenómeno con siglos de historia que, más allá de hacerse arcaico, ha tomado un nuevo rumbo con la aparición de internet, las redes sociales y, especialmente, con las nuevas herramientas de IA. Todo ello hace difícil distinguir lo verdadero de lo falso. La solución pasa por la educación y la alfabetización digital. No queda otra.

Mientras ese otro largo proceso se vaya consolidando a nivel social, las Fake Newas seguirán siendo objetivo de debate… y de arte. En la planta 3 del Espacio Fundación Telefónica estará disponible gratuitamente hasta el 19 de noviembre de 2023 la exposición Fake News. La fábrica de engaños, organizada por el periodista Mario Tascón y Fundación Telefónica con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España, la Universidad CEU San Pablo y la Fundación Maldita.es. Esta exposición cuenta con alrededor de 120 obras, destacando artistas como Joan Fontcuberta, Jonas Bendiksen, Daniel Howe o Hao Li, así como los colectivos Domestic Data Streamers, Tactical Tech o The Yes Men.

Fake News por predisposición cerebral

La preferencia por aprender —que nos lleva a priorizar la información nueva— y, especialmente, la inclinación por formar parte de un grupo social, son dos características fundamentales en la evolución del cerebro humano que arrojan algo de iluminación sobre nuestra predisposición a las noticias falsas. También la búsqueda de eficacia del cerebro humano da lugar a los llamados atajos cognitivos: automatismos inconscientes que buscan agilizar procesos mentales, pero que frecuentemente nos llevan a percibir la realidad a través de juicios imprecisos y conclusiones ilógicas. Además, a esto hay que añadirle la economía de la atención; vivimos inmersos en un mundo lleno de estímulos, donde la exageración, la personalización de contenidos, la inmediatez, la rápida propagación de la información o la escasa verificación de fuentes incrementan el éxito y la propagación de noticias falsas.

En esta sección se encuentran tres presentaciones audiovisuales. Una de ellas muestra una selección de 10 prejuicios cognitivos —como el de corroboración, autoridad, el impacto de la tercera persona o el consenso falso— que impactan la forma en que consumimos y comprendemos la información. Junto a esto, otra presentación explica el llamado ‘índice de credibilidad’, donde se resaltan dos elementos fundamentales para que un engaño funcione: la emoción del receptor y la sofisticación o calidad de la imitación.

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El tercer estudio examina las noticias falsas según los medios de difusión, el tipo de información, la rapidez y la cantidad. Los datos indican que los contenidos engañosos se propagan y comparten con mayor celeridad, además de generar más interacción.  De hecho, las noticias relacionadas con la política se difunden más que las relacionadas con el terrorismo, la economía o los desastres naturales. Según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, el 90% de los ciudadanos españoles ha compartido noticias falsas en alguna ocasión.

Falsificaciones de información en tiempos pasados

La expresión Fake News nos lleva directamente a nuestra sociedad actual, pero a pesar de su aspecto innovador, la falta de veracidad, el sensacionalismo y la manipulación han sido siempre estrategias utilizadas con fines dudosos en la difusión de la información. Su difusión ha estado condicionada, por un lado, por los canales de comunicación, y por otro, por la evolución de los medios para propagarse en cada período. Este avance tecnológico ha ido de la mano con la evolución de la estructura misma de la información, desde la simple presentación de los hechos hasta la apelación a las emociones del receptor.

Se recorre en esta sección, a través de distintos momentos y formatos, algunas de las noticias falsas más emblemáticas que han ocurrido en el transcurso de la historia. Desde tiempos antiguos hasta el presente, se investiga cómo la evolución de los medios de comunicación ha contribuido a su difusión y popularización, en donde Internet, las plataformas de social media y la reciente aparición de la inteligencia artificial han tenido un rol fundamental.

Duración

En la producción de fake news, al igual que en el campo del derecho, la ingeniería civil o la cultura, somos descendientes de la antigua Roma. Leyendas, rumores, difamación y propaganda malintencionada han perdurado a lo largo de los siglos para ensalzar o destruir a personas. ¿Es posible que Roma no fuera incendiada por Nerón o que Livia no hubiera planeado el asesinato de todos sus herederos al trono? Son numerosos los rumores propagados en la Antigüedad que aún resuenan hoy en día, pero aún más influyentes son aquellos que los propios romanos difundieron sobre sí mismos, especialmente en el ámbito político.

Época medieval

Destaca principalmente en la Edad Media la Falsificación de Constantino (1520), reconocida como la desinformación por excelencia de este periodo: una creación ficticia que fue utilizada como justificación para validar los deseos políticos de la Iglesia.

Era contemporánea

En la Edad Moderna, la desinformación se incrementa rápidamente debido a diferentes factores. La invención de la imprenta de Gutenberg, entre otros elementos, provoca una rápida difusión y marca los orígenes de la prensa actual. Esto resulta en una proliferación de propaganda religiosa —destacando los panfletos de sangre y los argumentos anticatólicos— y propaganda política —alimentada por los intereses de las grandes potencias europeas, que llevan a la manipulación de la información, como se puede observar en una carta que relata la falsa victoria de la Armada Invencible. Para ejemplificar esta área, se cuenta con ejemplares valiosos originales de la Biblioteca Nacional de España.

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Época Moderna

En la Edad Contemporánea, con la Revolución Industrial, ingresamos en una explosión de la circulación de la información, gracias a los avances en los medios de transporte y las nuevas impresoras de alta velocidad, elementos que popularizaron la prensa económica y sensacionalista. También, con el auge de los regímenes totalitarios en el siglo XX, la radio surge con fuerza, alcanzando su punto álgido en la Segunda Guerra Mundial como medio de propaganda. Y ya en 1950, la televisión se populariza y se convierte en el medio de comunicación de masas más poderoso, tanto por su capacidad de persuasión como por su accesibilidad a la población. Algunos ejemplos notables son el artículo «La Gran Mentira de la Luna» del periódico The Sun (1835), considerada la primera gran falsedad de este período, que se exhibirá junto con la emisión radiofónica de la obra «La Guerra de los Mundos» de Orson Welles (1938) y el Proyecto «Ojos sobre Saddam» (2003) sobre supuestos emplazamientos de armas de destrucción masiva en Irak, argumento utilizado por Estados Unidos para justificar el inicio de la campaña militar.

Noticias

Hoy en día, la capacidad de difusión masiva a través de las plataformas digitales ha provocado un cambio radical en la manera en que el público accede, consume y comparte noticias. Este cambio se basa en el interés de las redes sociales por crear comunidades, conocidas como «ecosistemas cerrados», en los cuales los miembros comparten información que respalda sus puntos de vista y que fomenta la propagación de las noticias falsas. Como resultado, se genera una polarización del pensamiento y se promueve la división entre dos extremos opuestos. En definitiva, esto ha afectado negativamente la calidad de la democracia.

En base a la premisa de la sobreexposición informativa que experimentamos en la actualidad, el grupo artístico Domestic Data Streamers pretende reflexionar a través de la obra envolvente Data Heartbreak (2022) acerca del rápido consumo de datos al que estamos sometidos.

Crear falacias

La construcción de falsedades ha sido facilitada por los avances tecnológicos hasta nuestros días, cuando la manipulación visual está al alcance de muchos gracias a los canales de difusión masiva y la inteligencia artificial. En esta sección, los artistas y creadores actuales reflejan este fenómeno ofreciendo su propia reflexión a través del humor, la crítica y la divulgación. Uno de los destacados es The Book of Veles del fotógrafo noruego Jonas Bendiksen, quien durante la pandemia de Coronavirus capturó imágenes de las calles desiertas de Veles, una localidad en Macedonia que se convirtió en un centro de difusión de noticias falsas durante la campaña electoral entre Hillary Clinton y Donald Trump en 2016. Luego, editó las fotografías añadiendo avatares y las complementó con relatos generados por un robot. El resultado fue un engaño que fascinó a la comunidad fotográfica internacional y se aceptó como auténtico.

Otra muestra es The Special Edition of New York Times, una propuesta artística por el colectivo The Yes Men, el cual, una semana después de las elecciones que resultaron en la victoria de Obama en la Casa Blanca, se unió a cientos de escritores, artistas y activistas para crear y distribuir, durante un proyecto de seis meses, 80.000 copias de una falsa edición del New York Times. En dicha edición se adelantaba cómo serían las noticias en los siguientes 18 meses, con un enfoque optimista y lleno de esperanza, anunciando, entre otras cosas, el fin de la guerra en Irak o la gratuidad de las universidades. Cabe mencionar la propuesta Nice Fake News, por Oli Frost, un artista y hacker proveniente de Rusia quien creó una página web para compartir noticias falsas con un toque de humor y optimismo, como por ejemplo, la erradicación del tráfico para el año 2026.

En esta parte se presenta la famosa creación Sputnik de Joan Fontcuberta, un trabajo que generó mucho impacto y que ciertos medios consideraron auténtico. Cuenta la historia del aparente militar Ivan Istochnikov, cuya desaparición durante la competencia espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética en 1968 llevó a que las autoridades soviéticas lo eliminaran de los registros históricos.

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Además se presentan en esta sección cerca de veinte fotografías, desde el siglo XIX hasta hoy, que han sido modificadas o sacadas de contexto utilizando distintas técnicas. Entre ellas se incluye una foto manipulada de Putin conversando con Trump y Erdogan, así como la reciente imagen del Papa Francisco vistiendo un abrigo blanco de Balenciaga. Asimismo, destaca G255 nº2 (2022) de Alain Josseau, un dispositivo que puede generar en tiempo real, utilizando un fondo de croma, imágenes falsas de bombardeos urbanos y escenas de guerra y convertirlas en una maqueta.

Esta sección se complementa con varios ejemplos de imágenes falsas, una técnica de inteligencia artificial basada en el aprendizaje profundo y desarrollada en dos etapas: en la primera, los algoritmos se nutren de imágenes y videos reales para crear nuevos contenidos; en la segunda, se entrenan automáticamente para detectar errores y mejorarlos. Como resultado, se obtienen creaciones artificiales que se asemejan asombrosamente a la realidad, generando engaños de alta calidad que resulta prácticamente imposible distinguir entre lo verdadero y lo falso. Estos contenidos fabricados representan ahora una herramienta peligrosa para difamar tanto a figuras públicas como a personas anónimas, inundando las redes sociales y los mensajes de WhatsApp, e incluso llegando a traspasar la barrera virtual para alcanzar los medios de comunicación tradicionales.

Otro ejemplo de esta técnica de inteligencia artificial se encuentra en In Event of Moon Disaster (2019), una obra realizada por un colectivo de investigadores y artistas del MIT, liderado por Halsey Burgund & Francesca Panetta. A través de herramientas audiovisuales de deepfake, se recrea la posible situación en la que el presidente Richard Nixon no pronuncia el discurso esperado en caso de que el Apolo 11 no haya logrado llegar a la Luna. La pieza invita a viajar al pasado y explorar esta versión alternativa de la historia, mientras nos planteamos el papel que las nuevas tecnologías pueden jugar en la manipulación e interpretación de la verdad que nos rodea.

Continuando con las obras protagonizadas por inteligencia artificial, nos topamos con Big Dada / Public Faces (2019) de Daniel Howe y Bill Posters. Esta es una instalación audiovisual en la que se exhiben cuatro avatares concebidos mediante tecnología deepfake, los cuales sustituyen a Donald Trump, Kim Kardashian, Mark Zuckerberg y Morgan Freeman. Además, a través de la instalación interactiva Real-Time Deepfake (2022), Hao Li, el renombrado desarrollador de deepfakes reconocido por sus famosos algoritmos y fundador de Pinscreen, compañía especializada en la generación de avatares con inteligencia artificial, presenta un deepfake con la habilidad de reconocer el rostro de los visitantes y cambiarlo en tiempo real por el de una celebridad. Con esto, el creador busca concienciar sobre el gran riesgo que implica el uso indebido de la manipulación de videos.

 

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