La «manzana podrida» o los miembros tóxicos en los equipos de trabajo

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En este post, de la mano de Gonzalo de Miguel, CEO y Director del «Acelerador del Talento Directivo» de INFOVA, explicamos la teoría de la manzana podrida en los entornos laborales para dar respuesta a qué se puede hacer con esos empleados tóxicos que minan la moral de los equipos de trabajo. 

La manzana podrida como simil

La teoría de la manzana podrida explica cómo una manzana podrida puede perjudicar a las manzanas sanas del cesto, éstas se pudren debido al gas “etileno” que desprende la manzana, acelerando el proceso de maduración del resto.

Aplicado al mundo empresarial, los miembros de las empresas se encuentran anclados a un lugar o estado de ánimo negativo que hacen que el resto del equipo “se pudra”. La teoría fue recogida por Daniel Coyle en el libro “El código de la cultura”, en él se explica el experimento del profesor Will Phelps que muestra cómo una manzana podrida puede crear un ambiente tóxico.

Caso práctico de estudio

El estudio explica como reúne a 50 equipos de 4 personas, en ellos se introduce a una persona que cumple con el papel de manzana podrida, adoptando el rol desde mentecato pasando por aguafiestas o negativo hasta holgazán. Los resultados expresaron que, en estos equipos, siempre hubo más conflicto, poca cooperación, bajo rendimiento y peor comunicación, además se mostraron pérdidas de eficacia de entre 30 – 40%.

Sólo se mostró una excepción, en uno de los grupos un miembro adoptó un rol diferente impulsando al grupo con sus intervenciones, en él de nada sirvió la manzana podrida.

 

La conclusión del estudio fue que en los grupos no hay manzanas malas ni normales, sino manzanas sanas, personas con un buen carácter, entusiasmo y positivismo que impulsan a los demás a mejorar, también conocidas como personas medicina.

A partir de este estudio, Martínez de Miguel recuerda que “No hay talento que supla la falta de talante”, con esto quiere decir que las empresas prescinden antes de las personas con falta de ánimo, que por falta de rendimiento o de capacidad.

 

“¿Son las manzanas podridas conscientes del ánimo que transmiten o la imagen que dan? Normalmente no, de hecho, se perciben como ejemplos de motivación y entusiasmo, por ello, muchos colaboradores necesitan feedback claro de cómo son percibidos por su entorno, sin él es muy difícil tomar conciencia de una oportunidad de mejora o un posible cambio de papel”.

 

Si dentro de la compañía se encuentran manzanas podridas, como directivo se asume el liderazgo de la situación, sobre todo, si llevan mucho tiempo en la empresa o tienen mucho poder, en caso de no hacerlo contagiarán su humor al resto. Como líder, Gonzalo Martínez de Miguel expone algunas labores de carácter preventivo y otras de carácter resolutivo.  

Cómo prevenirse de una manzana podrida

Siguiendo las recomendaciones del experto, “empecemos por las preventivas: Las manzanas podridas se ven venir, no se malogran de un día para otro”, por tanto, corresponde:

  • Estar “In Vigilando”, es decir, observando a los colaboradores.
  • Escuchándoles y aclarando las expectativas con ellos.
  • Diferenciando un alto y un bajo rendimiento.
  • Diferenciando una mala y buena actitud.
  • Dando un feedback claro.

 

empleada-tóxica

 

Dentro de estas medidas, es necesario asegurarse de que se es un buen ejemplo de la actitud, el entusiasmo y el compromiso positivo que se está buscando.

En cuanto a las acciones resolutivas, lo mejor es trabajar con todas las manzanas hasta conseguir la actitud adecuada por parte de todos, pero si por cualquier motivo, una se pudre, lo mejor es sacarla del cesto, es parte de la función de dirigir.

 

“Haz lo que esté en tu mano para recuperar a los miembros del equipo: Dales feedback, haz planes de acción y dales seguimiento, pídeles el cambio y busca el comportamiento que necesitas. Y si ves que finalmente, no se consiguen los objetivos saca a la manzana podrida del cesto por el bien del frutal” concluye Martínez de Miguel.

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