El liderazgo se transforma en una competencia esencial para asegurar la competitividad de las organizaciones. La capacidad de adaptarse a disrupciones tecnológicas, conflictos geopolíticos y nuevas normativas se vuelve crucial.
Los directivos y empresas que sepan adaptarse mejor a estos tiempos tan cambiantes donde el tsunami de la IA está cambiando todo lo que hemos conocido hasta ahora pasando por los complejos momentos geopolíticos que se están viviendo en estos momentos a nivel global , sacarán una ventaja competitiva sobre sus rivales y serán capaces de liderar estos tiempos tan complejos.
El reto del liderazgo en un entorno cambiante
Los entornos empresariales viven un momento de cambio acelerado, marcado por conflictos geopolíticos, nuevas normativas económicas y disrupciones tecnológicas. En este escenario, el liderazgo en tiempos inciertos no es solo una competencia deseable, sino un requisito imprescindible para mantener la competitividad.
Las organizaciones que no cuentan con líderes preparados para la adaptación corren el riesgo de perder posicionamiento, agilidad operativa y cohesión interna. Así lo destaca BTS, consultora experta en ejecución estratégica y desarrollo del liderazgo, que ha formado a más de 75.000 directivos de 150 organizaciones en 30 países.
1. Resiliencia: firmeza ante el cambio
La primera gran cualidad que debe desarrollar un líder en tiempos de incertidumbre es la resiliencia. Se trata de la capacidad de mantener la estabilidad emocional y operativa ante situaciones de alta presión.
El modelo Executive Presence Index (ExPI) de Bates Communications, referencia metodológica utilizada por BTS, subraya el factor Composure: la habilidad de conservar la calma, la claridad mental y el control emocional cuando todo a tu alrededor cambia. Los líderes resilientes son los que inspiran seguridad al equipo y mantienen el foco sin ceder al caos.
Según Harvard Business Review, liderar con resiliencia implica regular el estrés, comunicar confianza y actuar con determinación incluso cuando los resultados aún no se vislumbran.
2. Agilidad y adaptabilidad: liderar el cambio como oportunidad
La agilidad es más que rapidez: es la capacidad de tomar decisiones con datos imperfectos, pivotar con criterio y liderar el cambio sin resistencia.
Los líderes con mentalidad Change-Ready, desarrollados por BTS, promueven culturas corporativas que ven en cada disrupción una oportunidad. Aplican la filosofía del Commander’s Intent, donde se definen claramente los objetivos estratégicos (el qué y el por qué), dejando autonomía al equipo para decidir el cómo.
Esta habilidad permite acelerar la ejecución táctica sin perder el rumbo estratégico, con un enfoque de “paciencia estratégica e impaciencia táctica” que multiplica la eficacia.
3. Visión estratégica: anticiparse al futuro
El liderazgo no puede ser reactivo. En momentos de incertidumbre, los líderes deben desarrollar una perspectiva estratégica que les permita anticipar escenarios futuros, identificar riesgos y reorientar prioridades.
El modelo ExPI introduce el concepto de Practical Wisdom, que invita a la reflexión continua para ajustar previsiones. Esto supone tres ejes fundamentales:
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Alineación plena de los equipos con la estrategia.
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Mentalidad de compromiso y mejora constante.
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Desarrollo de las competencias clave para la ejecución.
La estrategia no se queda en el PowerPoint. Se convierte en una hoja de ruta dinámica que se adapta con rapidez a cada nuevo reto.
4. Inteligencia emocional: liderar con humanidad
Un liderazgo sólido en momentos críticos necesita también de inteligencia emocional. La empatía, la capacidad de escucha y la gestión de emociones propias y ajenas se convierten en habilidades imprescindibles.
Los factores Concern y Resonance del modelo ExPI aluden precisamente a esta competencia: conectar emocionalmente con el equipo y preocuparse genuinamente por su bienestar.
Un líder emocionalmente inteligente es capaz de detectar señales de desmotivación o estrés antes de que escalen, contribuyendo a mantener un entorno laboral productivo y humano. Esta capacidad genera lealtad, cohesión y compromiso.
5. Comunicación efectiva y transparencia: construir confianza
Una buena estrategia puede fracasar por una mala comunicación. Por eso, la última cualidad esencial es la comunicación efectiva, basada en la claridad, la autenticidad y la transparencia.
Factores como Assertiveness, Authenticity y Humility, incluidos en el ExPI, definen la forma en la que un líder comunica en tiempos de incertidumbre: con convicción, honestidad y capacidad para reconocer errores.
Cuando la información fluye de forma clara y honesta, se reduce el miedo, se alinean los equipos y se consolida la confianza. La transparencia deja de ser un valor aspiracional para convertirse en una herramienta de liderazgo imprescindible.
Liderazgo multiplicador: transformar la organización desde dentro
Desde BTS se trabaja con el concepto de líder multiplicador: aquel que no solo gestiona equipos, sino que los impulsa, empodera y transforma.
Como explica André Ribeiro, Senior VP y Head de BTS Iberia, este tipo de liderazgo genera ecosistemas donde cada persona se siente valorada y motivada para contribuir al éxito colectivo. La clave es fomentar culturas abiertas, donde el aprendizaje, la autonomía y la confianza sean pilares fundamentales.
El liderazgo multiplicador no es solo deseable, sino urgente, en un contexto en el que retener talento, innovar y adaptarse marcan la diferencia entre crecer o desaparecer.
¿Qué deben hacer hoy las empresas para liderar mejor mañana?
Las empresas deben dejar de ver el liderazgo como un “don” o una habilidad puntual. Es una competencia que puede y debe desarrollarse de forma estructurada y continua.
Para lograrlo, se recomienda:
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Implementar programas de formación como los que ofrece BTS, centrados en el desarrollo estratégico del liderazgo.
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Integrar modelos como ExPI para evaluar y potenciar competencias clave.
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Establecer hojas de ruta personalizadas para cada nivel directivo.
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Fomentar culturas basadas en la adaptabilidad, el aprendizaje continuo y la transparencia.
La incertidumbre no va a desaparecer, pero las empresas que invierten en el desarrollo de un liderazgo sólido, humano y estratégico estarán mejor preparadas para lo que venga.
El liderazgo se ha convertido en un pilar fundamental para la competitividad organizacional en un entorno empresarial en constante cambio.
Las cualidades de resiliencia, agilidad, visión estratégica15, inteligencia emocional y comunicación efectiva son esenciales para guiar a los equipos con éxito.
Fomentar un liderazgo estructurado y continuo no solo transforma la cultura organizacional, sino que también capacita a las empresas para enfrentar desafíos futuros, asegurando un crecimiento sostenible y una adaptación efectiva a la incertidumbre.