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El papel de la geopolítica ha dejado de ser exclusivo de los gobiernos y ha pasado a convertirse en una preocupación creciente también para las empresas. Esta fue precisamente una de las principales conclusiones del último Diálogo de Actualidad organizado por PROA Comunicación, al que han asistido el general Félix Sanz Roldán y el historiador y experto en relaciones internacionales Florentino Portero.

Ambos ponentes coincidieron en la necesidad urgente de que tanto los responsables políticos como los líderes empresariales entiendan y se adapten al nuevo marco global de la situación geopolítica, caracterizado por tensiones, transformaciones tecnológicas aceleradas y una ciudadanía más exigente en materia de valores, sostenibilidad y transparencia. En este sentido, la jornada sirvió como una llamada de atención: ya no es posible operar al margen de la geopolítica, y menos aún ignorar sus efectos en la economía, la logística, la energía, la ciberseguridad o el comercio internacional.

Durante la apertura del acto, Lucía Casanueva, socia directora de PROA Comunicación, advirtió que las empresas hoy deben posicionarse en un mundo fracturado sin comprometer su estabilidad ni su reputación. “La presión es creciente. Las marcas deben actuar con transparencia y criterio, y comunicar con propósito”, afirmó.

El mundo ya no es el mismo con esta situación geopolítica: la visión del exdirector del CNI

Ya en la charla, Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y exjefe del Estado Mayor de la Defensa, alertó sobre la transformación estructural que vive Europa en materia de defensa y seguridad. En su intervención, defendió la idea de que la Unión Europea debe ir más allá de su papel actual y avanzar decididamente hacia una política común de defensa, respaldada por una cadena de mando única y con capacidad operativa real.

“La UE dispone de dos millones de soldados bien preparados. No es una cuestión de recursos, sino de voluntad política”, sentenció el general, dejando clara su posición a favor de una mayor autonomía estratégica europea en un momento de creciente inestabilidad global.

Además, advirtió de los riesgos que supone la imprevisibilidad geopolítica para las empresas, especialmente en un entorno donde decisiones como la imposición de aranceles o sanciones pueden cambiar de la noche a la mañana. “El problema más grave para las compañías no es la geopolítica en sí, sino que esta les impide planificar a largo plazo”, señaló, subrayando la vulnerabilidad del mundo empresarial frente a la volatilidad de las relaciones internacionales.

También criticó el exceso de peso que ha cobrado la geopolítica en la interpretación de todo tipo de eventos, incluso en el funeral del Papa Francisco, al que se espera que acuda un gran número de líderes mundiales, incluido Donald Trump. “Estamos geopolíticamente sobreactuando”, dijo con ironía, aunque con preocupación por las implicaciones de esta sobredimensión narrativa.

el general Félix Sanz Roldán y el historiador y experto en relaciones internacionales Florentino PorteroLa posición geopolítica española y el papel de las empresas

Por su parte, el historiador y analista Florentino Portero subrayó la necesidad de que los altos ejecutivos en España cuenten con una formación sólida en relaciones internacionales, tal como ocurre en países como Reino Unido o Francia. “Hay que saber leer el mundo para operar en él”, afirmó. Y fue más allá al sugerir que las embajadas españolas deberían asumir un rol más activo en la defensa y promoción de los intereses comerciales de nuestras empresas, tal como ocurre en otras grandes potencias donde los embajadores actúan como auténticos agentes de negocio.

Portero también abordó la evolución de situación geopolítica desde la relación con Estados Unidos en la era posterior a Trump, advirtiendo que los lazos con Washington seguirán siendo fuertes, pero bajo nuevas reglas que exigirán mayor implicación europea. “Europa tiene todas las piezas para responder a los desafíos, pero falta organizarlas. De no hacerlo, la decadencia será inevitable”.

Defensa, OTAN y nuevas oportunidades

En este contexto, el futuro de la OTAN se presenta como un tema clave. A pesar de las dudas generadas por la política exterior estadounidense en los últimos años, tanto Sanz Roldán como Portero se mostraron optimistas respecto a su continuidad y evolución, en la medida en que Europa asuma un papel más activo y autónomo.

España, por ejemplo, ha anunciado recientemente una inversión histórica en defensa para alcanzar el objetivo del 2% del PIB exigido por la OTAN. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comprometido más de 33.000 millones de euros para 2025, lo que supone no solo una alineación con los compromisos internacionales, sino también una apuesta por el desarrollo de la industria nacional de defensa como vector de crecimiento económico y tecnológico.

Ambos expertos coincidieron en que esta búsqueda de autonomía estratégica abre grandes oportunidades para el tejido empresarial, especialmente en sectores como la tecnología, la ciberseguridad, la energía y la defensa.