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Con la llegada de septiembre, muchas personas experimentan apatía, tristeza o ansiedad al reincorporarse a la rutina laboral. El tan conocido síndrome postvacacional es algo a lo que los profesionales se tienen que enfrentar. Expertos del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón ofrecen estrategias para hacer esta transición de forma saludable, productiva y emocionalmente equilibrada.

El impacto emocional de volver a la rutina tras el verano

Septiembre marca el final de las vacaciones para la mayoría de trabajadores y directivos. Aunque retomar las obligaciones laborales es necesario, el cambio brusco puede generar malestar psicológico. Según explica Paloma Carrasco, psicóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, “la sensación de resistencia y desconexión no es inusual; los horarios fijos, los madrugones y las responsabilidades pueden afectar al estado de ánimo”.

Lo que popularmente se conoce como síndrome postvacacional no está catalogado como un trastorno clínico, pero sí describe una serie de síntomas comunes: apatía, irritabilidad, tristeza y desmotivación.

“No tiene validez científica como tal, pero sí refleja un estado emocional que puede afectar a muchas personas”, señala la especialista.

¿Cuándo preocuparse? Cuándo los síntomas requieren atención

Carrasco aclara que estos síntomas suelen ser transitorios y desaparecer en pocos días. Sin embargo, cuando el malestar se prolonga o interfiere de forma significativa con la vida personal o profesional, puede ser indicio de un problema más profundo.

“Si el retorno al trabajo genera un malestar intenso y persistente, puede ser momento de replantear aspectos del estilo de vida o incluso la situación laboral”, recomienda la experta.

Claves prácticas para una adaptación saludable y productiva

Las siguientes recomendaciones están orientadas a facilitar una transición eficaz al entorno laboral tras las vacaciones. Son útiles tanto para empleados como para directivos responsables del bienestar de sus equipos:

 1. Ajuste progresivo de horarios

  • Adelantar gradualmente la hora de acostarse y levantarse durante los últimos días de vacaciones.

  • Sincronizar las comidas con el horario laboral habitual.

2. Recuperar hábitos saludables

  • Alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras.

  • Actividad física regular, idealmente al aire libre para aprovechar la luz solar.

  • Sueño reparador de al menos 7 horas diarias.

3. Reorganizar objetivos y tareas

  • Elaborar una lista de metas alcanzables para el nuevo ciclo.

  • Priorizar tareas para evitar la sobrecarga inicial.

  • Delegar cuando sea necesario y fomentar el trabajo en equipo.

4. Introducir actividades motivadoras

  • Iniciar nuevos proyectos personales o profesionales.

  • Mantener algún ocio o actividad gratificante al margen del trabajo.

  • Planificar escapadas o momentos de descanso durante el otoño.

El papel de las empresas en la salud emocional de sus equipos

Desde una perspectiva organizacional, las empresas tienen una oportunidad clave para fomentar el bienestar psicosocial. Adaptar progresivamente la carga laboral, promover horarios flexibles o implementar acciones de wellbeing son estrategias eficaces para reducir el impacto del regreso.

“La percepción de libertad y autonomía es fundamental para el bienestar humano”, recalca Carrasco, recordando que pequeñas acciones pueden tener un impacto profundo.

Cómo evitar la cronificación del malestar

Los expertos subrayan la importancia de no normalizar la insatisfacción prolongada. Si el trabajador siente desconexión con su propósito profesional, la vuelta de vacaciones puede actuar como catalizador para realizar cambios positivos:

Septiembre como oportunidad de cambio

Lejos de ser solo una etapa cuesta arriba, septiembre también puede convertirse en un momento idóneo para la reflexión y la planificación personal.

“Mantener una mentalidad agradecida, valorando lo vivido durante las vacaciones, nos ayuda a encarar el presente con más energía, que, acompañado de la realización de ejercicio físico y un inicio de rutinas con sentido puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar emocional”, , concluye Paloma Carrasco, psicóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.

Septiembre puede ser un mes desafiante al regresar a la rutina laboral, pero también representa una oportunidad para la reflexión y el crecimiento personal.

Adoptar estrategias como un ajuste progresivo de horarios, mantener hábitos saludables y organizar tareas puede facilitar esta transición.

Además, es fundamental que tanto empleados como empresas prioricen el bienestar emocional, para convertir el regreso al trabajo en un momento productivo y positivo. La adaptación adecuada puede transformar la sensación de malestar en una oportunidad de cambio.