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Hacerse un tatuaje hoy es algo muy común a diferencia de décadas anteriores. Este fenómeno no distingue de clases, géneros y ni estilos de vida y para muchos, los tatoos forman parte de su personalidad. Los números hablan por sí solos, puesto que más de un tercio de los jóvenes entre 20 y 40 años lleva al menos un tatuaje, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

No obstante, más que hablar de cultura, nos centramos en la perspectiva de la salud y el mundo de los tatuajes, ya que hay situaciones de riesgo con el arte en la piel. El doctor Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica para Directivos y Empresas cuáles son esos posibles peligros y cómo se pueden evitar.

Los problemas de la piel más comunes con los tatuajes

“Infecciones, alergias e incluso la transmisión de enfermedades son las principales complicaciones asociadas a los tatuajes”, advierte el especialista en primer lugar. Y aunque muchas de estas afecciones se presentan en los días o semanas posteriores a la sesión de tatuado, otras, como las alergias, pueden aparecer meses o incluso años después.

Cuando aparecen los primeros indicios de infección o alergia, el especialista recomienda no automedicarse ni aplicar productos sin indicación profesional. “En función de la lesión, podría ser contraproducente aplicar cremas hidratantes o cubrir la zona. Siempre debe ser un profesional quien evalúe el tipo de reacción y defina el tratamiento adecuado”, subraya el dermatólogo.

doctor Javier Pedraz Muñoz

Doctor Javier Pedraz Muñoz.

Ante posibles infecciones: primordial buscar un centro seguro

Las infecciones son una de las complicaciones más comunes y pueden tener consecuencias graves si no se tratan adecuadamente. Según el Dr. Pedraz, “la mayoría de estas infecciones están provocadas por bacterias y suelen deberse a una escasa higiene en los centros de tatuaje, especialmente si no se esteriliza el material entre un cliente y otro”.

Los síntomas de alarma incluyen dolor persistente, enrojecimiento, hinchazón, fiebre o presencia de pus. En estos casos, se recomienda acudir lo antes posible a urgencias. “Un tratamiento antibiótico oral, o incluso intravenoso en casos más graves, puede ser necesario. Y si la infección avanza, puede requerirse una intervención quirúrgica para drenar la zona o, en casos extremos, extirpar tejido afectado”, señala el dermatólogo.

Aunque menos frecuentes, también pueden aparecer infecciones víricas como verrugas, moluscos o herpes en la zona tatuada, especialmente si se compromete la barrera cutánea natural durante el proceso.

Alergias tardías: la tinta que reacciona con el tiempo

Una de las complicaciones más invisibles —y muchas veces inesperadas— son las reacciones alérgicas. Lo particular de estas reacciones es que pueden no aparecer de inmediato. Según el Dr. Pedraz, “el problema no siempre es inmediato. Pueden pasar meses o incluso años antes de que una persona experimente una reacción a la tinta del tatuaje, especialmente si la sustancia alergénica permanece en contacto prolongado con la piel”.

Los síntomas más habituales incluyen enrojecimiento, picor, ampollas, hinchazón y dolor. En ocasiones, también fiebre. Y a diferencia de las infecciones, estas reacciones no siempre se resuelven con antibióticos. “El tratamiento depende del tipo de tinta utilizada y de la intensidad de la reacción. Por eso es fundamental consultar con un dermatólogo ante cualquier síntoma”, indica el especialista.

Una de las recomendaciones más útiles es la realización de pruebas alérgicas de contacto antes de tatuarse. “Muchos alérgenos presentes en las tintas no forman parte de la exposición cotidiana de las personas. Por eso, hacer un test previo puede ahorrar muchos problemas”, explica el Dr. Pedraz.