El hombro es una de las articulaciones más complejas y móviles del cuerpo humano. Gracias a su estructura, nos permite realizar una gran variedad de movimientos —desde peinarse hasta lanzar una pelota—, pero esta versatilidad tiene un precio: es también una de las zonas más propensas a sufrir lesiones. Su funcionamiento depende del equilibrio entre múltiples estructuras: músculos, tendones, ligamentos, huesos y cartílago. Cualquier alteración en uno de estos elementos puede provocar dolor, limitación funcional o, en los casos más graves, la necesidad de una intervención quirúrgica.
Ante esta realidad, la prevención y el tratamiento precoz se vuelven esenciales. En declaraciones a Directivos y Empresas, el doctor Diego Sierra, traumatólogo del Hospital Quirónsalud Cáceres, insiste en tres pilares básicos para el cuidado del hombro: “la evitación de esfuerzos inadecuados, el ejercicio moderado que tonifique la musculatura, y la revisión médica precoz ante un dolor recurrente”. Estos factores, añade, son determinantes para prevenir lesiones complejas o de difícil tratamiento.
El mayor error en muchas lesiones de hombro es restarles importancia o tratar de sobrellevar el dolor con analgésicos y reposo prolongado, lo que puede agravar el problema. “Cuando hay dolor persistente o pérdida de movilidad, lo más recomendable es consultar a un especialista. Una detección precoz puede evitar que la lesión avance hasta requerir una intervención quirúrgica”, destaca el traumatólogo.
Lesiones de hombro más frecuentes
La patología de hombro es muy variada, y abarca desde lesiones deportivas hasta degenerativas. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Tendinopatías (inflamación o degeneración de los tendones)
- Bursitis (inflamación de las bolsas serosas que amortiguan el movimiento)
- Roturas del tendón del bíceps
- Lesiones de SLAP (afectan al labrum superior)
- Condropatías (daño en el cartílago articular)
- Luxaciones o inestabilidades recurrentes del hombro
Este amplio abanico de afecciones requiere un enfoque integral, desde terapias conservadoras hasta intervenciones quirúrgicas específicas, como la artroscopia, considerada hoy en día la técnica de elección para la mayoría de los casos que no responden a tratamientos conservadores.
Artroscopia: cirugía mínimamente invasiva con grandes beneficios para las lesiones de hombro
Cuando el tratamiento conservador no es suficiente y la cirugía se vuelve necesaria, la artroscopia de hombro se posiciona como una opción segura, eficaz y menos agresiva que la cirugía tradicional. El doctor Sierra lo explica así: “Aumenta la precisión quirúrgica y reduce el traumatismo de los tejidos, el sangrado y la probabilidad de infección”.
Este procedimiento consiste en realizar dos o tres pequeñas incisiones (de unos 5 mm) por donde se introduce una cámara de alta definición junto con instrumentos quirúrgicos especializados. Esto permite al cirujano visualizar y reparar estructuras internas sin necesidad de abrir completamente la articulación.
La artroscopia está indicada en casos de:
- Roturas tendinosas (como la del supraespinoso, común en deportistas y mayores de 50 años)
- Luxaciones recurrentes
- Síndrome subacromial
- Lesiones del labrum
La intervención suele durar alrededor de una hora y puede realizarse con anestesia locorregional combinada con sedación, o bien con anestesia general, dependiendo del paciente. En la mayoría de los casos, el alta médica se produce el mismo día, lo que minimiza el impacto sobre la vida diaria.

Dr. Diego Sierra,
¿Y después de la cirugía? El papel clave de la fisioterapia
Aunque la artroscopia permite una intervención más precisa y con una recuperación más rápida, la rehabilitación postoperatoria es clave para el éxito del tratamiento. Según el doctor Sierra, “en el caso de las lesiones tendinosas, el tiempo estimado de recuperación puede ser de unos cuatro meses, aunque hay otras lesiones con tiempos algo menores”.
La fisioterapia especializada ayuda a recuperar la movilidad, fortalecer la musculatura y reducir el riesgo de recaídas. Además, hay que tener en cuenta que, en muchos casos, se llega a la cirugía después de haber probado otras terapias menos invasivas.
Terapias ecoguiadas y regenerativas: una alternativa antes del bisturí
El doctor Sierra subraya que la cirugía es solo una parte del abordaje terapéutico del hombro. De hecho, en muchos casos es la última opción. “La fisioterapia, el desarrollo muscular y las terapias ecoguiadas o regenerativas ocupan un lugar fundamental en el tratamiento”, afirma. “La cirugía entra en juego cuando las opciones previas no han funcionado”.
Entre estas técnicas conservadoras se encuentran:
- Infiltraciones ecoguiadas con antiinflamatorios o ácido hialurónico
- Terapias regenerativas como el plasma rico en plaquetas (PRP)
- Ejercicios personalizados de tonificación y movilidad