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Hace unos días, Directivos y Empresas se hacía eco de la incorporación de una terapia de estimulación cerebral en el Hospital Universitario La Luz para el tratamiento de distintas patologías, que incluyen la ansiedad o el ictus.

Ahora, la técnica de la estimulación también llega al Hospital Universitario Rey Juan Carlos, pero con otros matices. En este caso, hablamos de una estimulación cerebral profunda adaptativa que se aplicará para las personas con trastornos del movimiento. Esta técnica difiere de la convencional estimulación y sitúa a este hospital público de la Comunidad de Madrid como un referente en neurocirugía.

La especialista de este servicio, la doctora Mónica Lara Almunia, califica la llegada de esta terapia como todo un hito, “ya que consolida la experiencia del hospital en el abordaje de estas patologías. Por su parte, el doctor Carlos Ordás, del mismo servicio, destaca que “ser uno de los pocos hospitales que ya puede ofrecer esta tecnología en la región significa ampliar las opciones terapéuticas y mejorar el pronóstico y la calidad de vida de nuestros pacientes”.

En qué consiste la estimulación cerebral profunda adaptativa: las diferencias con la técnica tradicional de estimulación

La estimulación cerebral profunda no es nueva: desde hace años se aplica a pacientes con trastornos del movimiento, como el párkinson avanzado, mediante la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro que regulan el movimiento. Sin embargo, la novedad de la modalidad adaptativa reside en su capacidad de registrar la actividad cerebral en tiempo real y ajustar automáticamente la estimulación según las necesidades del paciente en cada instante.

Este grado de personalización convierte la técnica en un tratamiento de precisión. Frente a la estimulación continua y fija del modelo clásico, la adaptativa consigue optimizar resultados, reducir efectos secundarios y mejorar de manera notable el control de los síntomas motores. En algunos casos, incluso permite reducir la dosis de medicación, lo que disminuye los efectos adversos asociados a los fármacos y se traduce en un mayor bienestar cotidiano.

El avance no se limita al párkinson. Los especialistas apuntan a que la estimulación cerebral profunda adaptativa abrirá nuevas posibilidades en el abordaje de otros trastornos neurológicos complejos, marcando un antes y un después en el desarrollo de la medicina personalizada aplicada al cerebro.

estimulación cerebral profunda adaptativa

Dra. Mónica Lara.

Test positivo en 26 pacientes

El hospital ya ha intervenido a 26 pacientes, de los cuales tres cuentan con el dispositivo activado. Todos ellos presentan una evolución “muy positiva”, con mejoras clínicas significativas, mayor autonomía y mejor calidad de vida.

Los datos avalan la eficacia de una técnica que no solo impacta en la dimensión física, sino también en la esfera emocional y social del paciente. Recuperar la capacidad de movimiento, reducir temblores y ganar independencia en actividades diarias repercute directamente en la autoestima y en la relación con el entorno.

El éxito de este programa no se entiende sin la estructura de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Rey Juan Carlos. Su enfoque integral reúne a neurólogos, neurocirujanos, neurofisiólogos, anestesistas y neuropsicólogos que trabajan de manera coordinada en el seguimiento de cada paciente.

Los controles periódicos incluyen ajustes en la programación del dispositivo, estudios de neurofisiología y valoraciones neuropsicológicas, lo que asegura un acompañamiento continuo y una adaptación precisa de la terapia.

Además, la unidad destaca por su vocación investigadora y docente. Participa activamente en congresos nacionales e internacionales, colabora con centros de referencia extranjeros y publica de manera constante en revistas científicas.

El hospital refuerza su papel de referente al convertirse también en un polo de atracción para especialistas en formación. Actualmente, cuenta con la incorporación del doctor Héctor Canfield como fellow, lo que amplía la proyección internacional del centro y garantiza el relevo generacional en un ámbito que requiere alta especialización.

La investigación y la docencia se integran así con la práctica clínica, generando un círculo virtuoso que multiplica el impacto de esta tecnología en beneficio de los pacientes presentes y futuros.