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Era la primera vez, al menos mediáticamente hablando, que un hospital organizaba un campamento de verano y lo cierto es que todo ha salido a pedir de boca. Para ser precisos, la iniciativa se ha desarrollado conjuntamente entre el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, la Fundación Quirónsalud y el Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza.

Los tres actores han firmado un convenio para organizar un campamento de verano pensado específicamente para niños con necesidades especiales de entre 6 y 12 años. En torno a ellos, el objetivo era claro: proporcionar a los menores una experiencia inclusiva, educativa y emocionalmente enriquecedora, al tiempo que se apoya a sus allegados durante el periodo vacacional.

“Este campamento es mucho más que una actividad de verano”, afirma Aurora Herraiz, directora de Responsabilidad Social de la Fundación Jiménez Díaz. “Es una expresión tangible de nuestro compromiso con el bienestar integral de los pacientes y sus familias. Queremos estar presentes no solo en la consulta, sino también en los espacios cotidianos donde se construye la vida”.

El perfil de los niños del campamento de verano de la Fundación Jiménez Díaz (y otros centros madrileños)

Los participantes en este especial campamento verano son pacientes en seguimiento por el Servicio de Psiquiatría Infantil de la Fundación Jiménez Díaz y de otros tres hospitales del grupo Quirónsalud integrados en el Servicio Madrileño de Salud (Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba). Todos ellos presentan trastornos neurológicos o de salud mental —como TDAH, trastornos adaptativos, del estado de ánimo, trastorno del espectro autista (TEA) o mixto de emociones y conducta—, y cuentan con autonomía para desplazarse.

Las actividades se han desarrollado en las instalaciones del centro Dionisia Plaza en Aravaca, en horario de 10:00 a 17:00 horas, incluyendo servicio de comida y merienda. Todo el programa ha estado guiado por monitores especializados que aplican una metodología activa y flexible, con grupos adaptados por edad y necesidades.

Según Enrique Plaza, gerente del centro, las familias han mostrado una acogida entusiasta: “Nos han trasladado su alegría al ver a sus hijos salir contentos, integrados y acompañados. Han valorado mucho el enfoque individualizado y la transparencia en la comunicación sobre las actividades y el día a día de los menores”.

Terapia, juego y convivencia: una combinación transformadora

El enfoque del campamento va más allá del entretenimiento. Su estructura combina actividades terapéuticas con dinámicas de ocio y tiempo libre que fomentan el desarrollo emocional, la creatividad y la convivencia.

Los talleres de terapia ocupacional han permitido trabajar aspectos clave como la atención, la memoria, la flexibilidad cognitiva y la psicomotricidad, al tiempo que se refuerzan las habilidades sociales y la inteligencia emocional. A ello se suman actividades deportivas, sesiones de piscina y juegos cooperativos, todo ello diseñado para promover la autoestima, la autonomía, la tolerancia y el respeto.

Además, el entorno del campamento promueve valores esenciales como la coeducación, la solidaridad y la libertad individual, y pone énfasis en hábitos saludables como la higiene o el consumo responsable. Una experiencia integral que no solo entretiene, sino que educa y fortalece.

Éxito en su primera edición

El Dr. Juan José Carballo, especialista del Servicio de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Fundación Jiménez Díaz, subraya que los menores participantes han sido seleccionados cuidadosamente por su idoneidad clínica: “Se trata de pacientes con dificultades en el neurodesarrollo o en la regulación emocional y de la conducta, que pueden beneficiarse especialmente de esta propuesta”.

La gestión de inscripciones ha sido coordinada por profesionales de Psicología, Enfermería y Trabajo Social del hospital, con encuentros previos con las familias para garantizar una transición fluida. Esta preparación ha sido clave para la alta satisfacción de los participantes.

“La satisfacción de organizadores, familias y menores indica que vamos por buen camino. La intención es dar continuidad al proyecto y ampliar su alcance en próximas ediciones”, afirma el Dr. Carballo. Para el hospital madrileño, la salud mental infantil no puede quedar fuera de la agenda social ni relegarse a las consultas médicas. Requiere una mirada global, una red de apoyo sólida y espacios inclusivos donde los niños puedan ser simplemente eso: niños. Jugar, convivir, expresarse, relacionarse. Y hacerlo en un entorno seguro, adaptado a sus necesidades.

“Creemos que ayudar en todo lo que podamos es la mejor forma de honrar nuestra vocación de servicio”, insiste Herraiz. Y en esta ocasión, lo han hecho con una propuesta concreta, con impacto real y con vistas a futuro. Como resume Juan Carlos, padre de Fabián, de 10 años: “Estamos muy contentos de cómo está viviendo esta experiencia. Es un verano distinto, positivo, y muy necesario”.