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El último estudio de Quirónprevención, realizado sobre más de 3.000 trabajadores en España, revela que uno de cada cuatro de ellos presenta signos de esteatosis hepática o hígado graso no alcohólico. Una patología silenciosa y con gran impacto en la salud metabólica, cuyo diagnóstico precoz podría cambiar el futuro de la prevención en las empresas. Los especialistas recomiendan incorporar indicadores como el Fatty Liver Index (FLI) en los reconocimientos médicos para detectar los casos iniciales y evitar complicaciones graves. Entrevistamos al Dr. Antonio Moreno, de la unidad epidemiológica de Quirónprevención.

La investigación en la que ha participado ha detectado un número de casos elevado de empleados que podrían desarrollar la enfermedad del hígado graso. ¿Qué le sugiere las cifras que han identificado?

El Hígado Graso No Alcohólico (HGNA), es un proceso que afecta al 25 – 30% de la población general en Europa y, su prevalencia, es similar en España. En un estudio realizado en Quirónprevención, sobre más de 3.000 personas trabajadoras, ha objetivado que un 27% de los reconocimientos realizados, presentan evidencias de padecer esteatosis hepática o HGNA. Es una patología de inicio silencioso y asintomático, pero que antes de dar síntomas, ya crea daño funcional y a veces estructural a nivel hepático, incidiendo de forma directa en el desarrollo de otras enfermedades o procesos de elevada prevalencia y con una elevada morbimortalidad. Por tanto, las cifras obtenidas, al igual que opinan otros grupos de investigadores y especialistas, hablan de un infradiagnóstico, toda vez que, cuando se realiza el diagnóstico, ya hay un porcentaje elevado de personas que tienen daño hepático identificable.

Las cifras del estudio hablan de un infradiagnóstico de la esteatosis hepática, una enfermedad que crea daño funcional y a veces estructural antes de dar síntomas

Reconocimiento medico

En base a estos números, recomiendan establecer indicadores como el Fatty Liver Index (FLI) en los reconocimientos médicos. ¿Es el parámetro diagnóstico más fiable después de la biopsia y la ecografía?

Actualmente, la biopsia hepática es la prueba estándar para detectar inflamación o daño hepático a la hora de detectar esta enfermedad, ya que la ecografía no identifica alteraciones en los casos en los que menos del 30% del parénquima hepático está afectado, lo que también ha quedado identificado en el estudio que hemos realizado. De hecho, algunos estudios estiman que entre el 30 y el 40% de los pacientes con EHGNA presentan ya fibrosis avanzada en el momento del diagnóstico, y hasta un 15% cirrosis establecida. En el ámbito de la salud laboral, se requieren métodos de screening que sean rápidos y, sobre todo, no invasivos para las personas estudiadas.

La introducción del FLI (Fatty Liver Index) permitiría identificar casos de la enfermedad del hígado graso en fases iniciales y, a partir de ello, aplicar medidas preventivas que ayuden a evitar la progresión hacia patologías irreversibles, como pueden ser la fibrosis hepática, la cirrosis e incluso en cáncer hepático. En su determinación como índice, participan parámetros como los triglicéridos, el Índice de Masa Corporal (IMC) y el Perímetro Abdominal (PA). La Esteatosis Hepática tiene una clara relación con procesos como la obesidad, el síndrome metabólico y el riesgo cardiovascular entre otros. A este respecto, el estudio detectó un aumento del perímetro abdominal en el 18% de los casos, niveles elevados de triglicéridos en el 12%, de GGT (Gamma Glutamil Transferasa) en el 13% y de colesterol en el 39%. Estas cifras reflejan el perfil típico del paciente con EHGNA y de personas que padecen un síndrome metabólico o sufren sus desequilibrios.

FLI, una herramienta sencilla de implementar en los reconocimientos médicos

¿Qué supone a nivel de recursos y logística la inclusión de esta herramienta en los reconocimientos?

En principio, el cálculo del FLI, se realiza con parámetros que se obtienen, normalmente, en la mayoría de los exámenes en salud laboral, pudiendo por tanto calcular su valor e incluso establecer los siguientes pasos de actuación preventiva. Su cálculo no supone una especial dedicación de recursos más allá que los propios del examen de salud o reconocimiento médico. Las pruebas complementarias al propio reconocimiento, como son la ecografía abdominal, sí suponen un gasto complementario que puede ser derivado al sistema público de salud o realizado a través de acuerdos de colaboración con la empresa en campañas específicas de promoción de la salud. La biopsia hepática, cuando esta fuera necesaria para el diagnóstico y que ha de ser realizada por indicación y aprobación de un especialista en digestivo o hepatología, además de ser una prueba invasiva, lleva asociada un mayor coste de realización, pero también está fuera del “circuito” del examen de salud o reconocimiento médico.

El Fatty Liver Index es una herramienta eficaz y no invasiva que permite identificar la enfermedad en fases tempranas

 

Dr explicando el reconocimiento médico

En otro de los estudios llevado a cabo por Quirónprevención el año pasado se recomendaba medir la resistencia insulínica de los trabajadores, debido a los resultados hallados. ¿Guarda relación lo visto ahora con esta otra investigación?

Sí, en muchos casos, el incremento de Resistencia Insulínica forma parte del síndrome metabólico y se debe, también en parte, a una afectación del metabolismo hepático. Las personas con esteatosis hepática tienen un mayor riesgo de presentar Resistencia Insulínica y de desarrollar una Diabetes tipo 2, ya que el hígado es uno de los órganos de actuación de la insulina para desarrollar su efecto sobre la glucosa.

Cuando se diagnostica el hígado graso, el médico del trabajo indicará al paciente una modificación de hábitos de vida y vigilará los riesgos laborales que puedan agravar la condición

Recomendaciones del médico en el trabajo

Una vez diagnosticada la enfermedad del hígado graso, ¿cuáles son las indicaciones que la haría un medico del trabajo a los pacientes?

El médico del trabajo, una vez realizado en diagnóstico de hígado graso o de su situación de potencial riesgo de desarrollo, ha de enfocar sus indicaciones en varios aspectos, entre los cuales están la modificación de sus hábitos de vida, la vigilancia de los riesgos laborales que puedan agravar la condición y, cuando sea necesario, la derivación a primaria para ampliar el estudio en los casos en los que fuera necesario.

El objetivo de estas actuaciones es doble: mejorar el pronóstico y la potencial evolución de la enfermedad y mantener la aptitud laboral del trabajador con el menor riesgo posible para su salud. Programar un seguimiento médico periódico (dentro de la vigilancia de la salud) con parámetros hepáticos para monitorizar la evolución de la enfermedad y el cumplimiento de las indicaciones, es otra de las acciones que se pueden aplicar siempre y cuando estén contempladas en las actuaciones del Servicio de Salud Laboral de la empresa. La meta final y única es un enfoque integral y preventivo, utilizando el entorno laboral como un facilitador para el cambio de estilo de vida necesario para controlar el riesgo y tratar esta enfermedad si esta se desarrolla.

Las personas con esteatosis hepática tienen un mayor ries­go de presentar Resistencia Insulínica y de desarrollar una Diabetes tipo 2

higado graso

En ausencia de un modelo preventivo sobre esta enfermedad. ¿Qué consecuencias puede tener para un paciente en sus fases avanzadas?

Como hemos reseñado, una enfermedad de hígado graso no alcohólico (esteatosis hepática) no tratada, tiene unas consecuencias graves y multisistémicas, pudiendo afectar no sólo al hígado, sino a la salud global de la persona que la padece, pudiendo llegar a desarrollar en fases evolutivas y avanzadas, una insuficiencia hepática, un cuadro de fibrosis hepática (fase de cicatrización), cirrosis (cicatrización extensa) e incluso cáncer hepático. Pero además, puede afectar a la generación y desarrollo de una Diabetes Mellitus tipo 2, dislipemias, hipertensión arterial, procesos cardiovasculares (infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, entro otros) e incluso, insuficiencia renal crónica en fases avanzadas y como coexistencia con la alteración metabólica y el desarrollo de la diabetes si estos se producen, de lo que hay alta probabilidad.

Ante el posible aumento de este tipo de enfermedades y otras que luego se convierten en crónicas, ¿cuál es el mensaje que lanza usted a los responsables de prevención y salud laboral de las empresas?

El mensaje que compartiría con los responsables de prevención y salud laboral de las empresas es claro y sencillo a mi modo de ver. La salud de las personas es una e indivisible y la influencia del ámbito laboral y del extralaboral, se juntan de forma integral en “una única salud de la persona”. La prevención de los riesgos tradicionales, vinculados sólo al ámbito laboral, deberían de ser cumplimentados con otros riesgos que son inherentes a las personas en condición de su edad, sexo o situación de salud general, de esta forma, la salud del trabajo se convertiría en un concepto de salud integral proactiva.

La salud laboral debe avanzar hacia un concepto integral que incluya también la prevención de enfermedades metabólicas

¿Hasta qué punto las estrategias de prevención en las compañías deberían trabajar sobre la alimentación de los empleados?

Analizando la prevalencia tan elevada de procesos como el sobrepeso, la obesidad, las enfermedades metabólicas, etc… que son consideradas como “pandemias del siglo XXI”, la actuación preventiva debería de enfocarse, de forma complementaria a las propias del ámbito laboral en corregir hábitos de vida insalubres, pautas inadecuadas de alimentación y la incentivación del abandono del sedentarismo y la realización de una mayor actividad física de no impacto, adecuadas a las características individuales de las personas a las que van dirigidas esas estrategias y acciones. La intervención en la alimentación es uno de los pilares con mayor potencial de impacto en la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes, el hígado graso y las cardiopatías, ya que la dieta influye directamente en la salud metabólica y en las situaciones de sobrepeso y obesidad.

Cuando se diagnostica el hígado graso, muchos pacientes ya presentan daño hepático identificable

Pensando en fortalecer y dar agilidad a los propios reconocimientos médicos, ¿cree que la nueva tecnología que está llegado a la industria de la salud será la clave para abordar estos objetivos?

En muchos ámbitos, la integración de tecnologías avanzadas está transformando la forma en que se realizan las evaluaciones de salud, haciéndolas más rápidas, precisas y accesibles. Además, permite la participación de otros especialistas en remoto, asesorando en diferentes aspectos de lo que podríamos llamar “diagnóstico asistido”. En cuanto al procesamiento de los datos, técnicas de IA como son el aprendizaje automático (Machine Learning) entre otras no sólo ayudan al procesamiento del Big Data mejorando la precisión y el análisis de los datos, sino que contribuyen a la obtención de estimaciones predictivas de probabilidad sobre potenciales situaciones de riesgo o de infradiagnóstico de algunos procesos como los que estamos estudiando en Quirónprevención.

Por otro lado, y cuando pueden ser aplicadas, las técnicas de telemedicina y monitoreo remoto, permiten realizar consultas de seguimiento, la recopilación de datos de signos vitales e incluso ciertas evaluaciones a distancia (por ejemplo estudios dermatológicos, interpretaciones electrocardiográficas, valoraciones de imágenes de retina, etc…) que pueden ser realizadas entre otras posibles. Esto reduce el tiempo y la necesidad de desplazamientos para el paciente y el personal médico, agilizando la asistencia y reduciendo costes entre otras ventajas y beneficios.

La inteligencia artificial y la telemedicina están transformando los reconocimientos médicos, haciéndolos más rápidos y precisos

Otras patologías infradiagnosticadas en el puesto de trabajo

¿Qué otras patologías cree que se están infradiagnosticando en la población trabajadora?

En general, el infradiagnóstico es un gran desafío, tanto en la salud general como en la salud laboral en particular, siendo frecuentemente debido a la dificultad de vincular de forma directa, una patología a un factor causal, lo que en el ámbito laboral es aún más significativo por aspectos de posible estigmatización o reticencias, lo que hace que, normalmente, en el ámbito laboral se centre la actividad a riesgos muy específicos.

El subdiagnóstico o infradiagnóstico, tanto en la población general como en la laboral, no solo se debe a la falta de pruebas, sino también a la falta de conciencia, la superposición de síntomas con otras dolencias comunes, y las diferencias en la manifestaciones clínicas en función del sexo o la edad. Podríamos agrupar, a modo de ejemplo, que las patologías que con mayor frecuencia se cree que están infradiagnosticadas en la población laboral tanto desde el ámbito de la salud laboral como la extralaboral se centran en una serie de áreas:

  • Enfermedades crónicas prevalentes (Enfermedad Renal Crónica, HTA, Hipercolesterolemia e hiperlipidemias, DM2, Síndrome metabólico, Enfermedad Cardiovascular, etc…)
  • Trastornos de salud mental y estrés laboral (Ansiedad, Estrés, Depresión, Síndrome de Burnout, Mobbing laboral, violencia en el trabajo, etc…)
  • Enfermedades autoinmunes (Lupus Eritematoso Sistémico, S. de Sjögren, Esclerosis Múltiple, Fibromialgia, etc…)
  • Trastornos musculoesqueléticos (Cervicalgias, dorsalgias, lumbalgias, artropatías, etc…)