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Más del 70% de las familias pierde su riqueza en la segunda generación, y hasta un 90% en la tercera. No se trata de un fallo en los mercados, ni de un capricho de la economía global, sino de un problema de fondo: la falta de preparación. Ramón Alfonso, socio fundador de Norz Patrimonia y director del programa ‘Estrategias de inversión y gestión de patrimonio’ en ESADE, lo tiene claro: La clave no está en cuánto se hereda, sino en cómo se educa y prepara a quienes lo reciben”.

Hoy más que nunca, la educación patrimonial se convierte en un pilar esencial para garantizar no solo la supervivencia de los bienes familiares, sino la transmisión de un legado que tenga sentido, continuidad y propósito. Porque gestionar una herencia no es simplemente administrar dinero: es sostener un proyecto vital construido con esfuerzo, visión y valores.

Para el experto, el reto está en transformar al heredero tradicional —aquel que recibe sin saber muy bien qué hacer— en un gestor patrimonial consciente, con habilidades financieras, visión estratégica y capacidad de tomar decisiones informadas. En otras palabras, pasar de la herencia como destino al patrimonio como responsabilidad.

Ramón Alfonso, socio fundador de Norz Patrimonia

Ramón Alfonso.

5 claves en la formación para herederos

La propuesta de Norz Patrimonia parte de una premisa tan sencilla como poderosa: educar. Y para ello ha estructurado un modelo basado en cinco pilares fundamentales, que permiten desarrollar un plan de acción efectivo y personalizado para cada familia.

  1. Educación financiera desde el inicio

Comprender el valor real del dinero, el esfuerzo que hay detrás del patrimonio y las implicaciones de su gestión no es algo que se aprenda por intuición. Por eso, el primer paso es incorporar la educación financiera desde etapas tempranas, con contenidos adaptados a cada edad y nivel de madurez. Así, los futuros herederos se forman no solo como propietarios, sino como guardianes del legado para las siguientes generaciones.

  1. Planificación estructurada y protocolo familiar

Nada puede quedar al azar. La planificación patrimonial exige estructuras claras, reglas definidas y transparencia absoluta. Desde la redacción de testamentos hasta la constitución de consejos de familia o comités estratégicos, todo debe estar diseñado para facilitar una sucesión ordenada, protegida y eficaz. El protocolo familiar, en este sentido, se convierte en una herramienta indispensable para regular la relación entre familia, patrimonio y empresa.

  1. Mentalidad empresarial y meritocracia

Para gestionar patrimonio no basta con heredar apellidos. Norz propone formación externa y experiencia profesional independiente como requisitos imprescindibles para asumir responsabilidades en la gestión familiar. Se busca fomentar la independencia, el esfuerzo personal y la mentalidad emprendedora. Solo así se evitan comportamientos pasivos, paternalistas o, peor aún, destructivos.

  1. Coaching generacional y acompañamiento emocional

El traspaso de una fortuna no es solo un acto jurídico. También es un proceso emocional y humano que puede generar dudas, tensiones y miedos. Por eso, Norz Patrimonia incorpora mentores y coaches familiares que guían a las nuevas generaciones desde una mirada integral. Además de evaluar su madurez y preparación, este acompañamiento promueve el diálogo intergeneracional y refuerza los lazos de confianza.

  1. Transmisión de valores y cultura familiar

El último pilar, y quizá el más profundo, tiene que ver con el sentido del legado. ¿Qué representa este patrimonio? ¿Qué historia cuenta? ¿Qué impacto quiere tener en el mundo? Para Alfonso, es clave definir una misión, visión y valores compartidos que den cohesión al proyecto familiar y aseguren su sostenibilidad más allá de lo económico.

Cuando el legado entra en crisis

Las consecuencias de ignorar estos principios son claras. “No es raro ver familias que, tras solo una o dos generaciones, pierden gran parte del patrimonio construido durante décadas por falta de preparación y visión”, advierte Alfonso. En su experiencia, muchas veces son los herederos, sin formación, quienes toman decisiones precipitadas o malgastan los recursos, comprometiendo el legado.

Sin embargo, no todo está perdido. Norz Patrimonia ha ayudado a numerosas familias a reconducir su rumbo mediante planes personalizados de educación, planificación y acompañamiento. Según Alfonso, “invertir en formación no es solo proteger el patrimonio, es garantizar la paz familiar y preparar el terreno para un crecimiento sostenido”.

Los planes de acción de Norz parten de un diagnóstico integral que revisa activos, estructuras legales, dinámicas familiares y nivel de preparación de los herederos. A partir de ahí, se diseña un itinerario formativo y estratégico que puede incluir desde finanzas y fiscalidad hasta gestión empresarial, ética y filantropía.

El acompañamiento es constante, con evaluaciones periódicas y ajustes según la evolución de cada miembro de la familia. Se trabaja también en la implementación de sistemas de gobierno familiar y control, con especial atención a los aspectos humanos del proceso.