Las recientes medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en materia de comercio internacional ya están dejando huella en la economía mundial. A expensas de lo que suceda con la tregua que ha dado el mandatario de la Casa Blanca, el informe Panorama Económico y Sectorial 2025: Actualización de previsiones hacia el segundo trimestre, elaborado por el Servicio de Estudios de MAPFRE (MAPFRE Economics), anticipa que el crecimiento global para este año será a la baja del 3,1% al 2,7%, con una inflación al alza que podría alcanzar el 3,4%. La principal causa está clara: el recrudecimiento de la guerra arancelaria.
La economía de EE.UU. se lleva la peor parte en las estimaciones. MAPFRE Economics recorta su previsión de crecimiento para 2025 desde el 2,5% al 1,9% y advierte de una inflación creciente que limita el margen de maniobra de la Reserva Federal. Pese a ello, el organismo matiza que no se espera una recesión ni siquiera en el escenario más estresado.
En cualquier caso, los aranceles impulsados por la Administración Trump han desatado una ola de incertidumbre comercial. Y no solo por el impacto directo en precios y flujos de importación-exportación, sino por la posibilidad de represalias por parte de los socios comerciales más relevantes de EE. UU., como la Unión Europea o China. Quizás, la tendencias cambien por el posible acuerdo comercial que firme EE.UU. con el Reino Unido, pero el horizonte sigue plagado de incógnitas.
Con todo, “la combinación de factores drenará cerca de dos puntos porcentuales del crecimiento global a dos años vista”, advierte el informe. La preocupación no se limita al comercio: la desconfianza ya empieza a reflejarse en el debilitamiento del dólar, las salidas de capital y una menor inversión pública.
La economía EE.UU. resiste… por ahora
Pese al contexto, MAPFRE Economics mantiene una visión más moderada que otros organismos internacionales. La resiliencia del consumo privado y la inversión en el primer trimestre de 2025 ha sorprendido positivamente, amortiguando el impacto negativo del comercio neto y el menor gasto gubernamental.
“No vemos una recesión ni en nuestro escenario base ni en el alternativo más estresado. Para ello sería necesaria la activación de factores críticos adicionales”, asegura Eduardo García Castro, economista del Servicio de Estudios.
Este escenario más benigno descansa también en la hipótesis de que algunos de los aranceles más polémicos podrían terminar siendo revertidos mediante acuerdos bilaterales.
Inflación en alza: un dilema para la Fed
El informe alerta de una inflación que se mantiene por encima del objetivo de la Reserva Federal, dificultando una política monetaria más expansiva. La estimación para EE. UU. es de un 3% en 2025, aunque podría escalar al 3,4% si se prolongan las tensiones. Para 2026, la previsión es de un 2,6%.
Lo llamativo, según MAPFRE Economics, es que no todos los países están viviendo la inflación de la misma manera. Las economías más abiertas o menos dependientes del comercio con EE. UU. podrían ver una moderación de precios debido a factores de oferta. “No se trata solo de una debilidad en la demanda, sino de un redireccionamiento global de las cadenas de suministro que puede aliviar presiones inflacionarias en ciertas regiones”, señala el informe.
¿Fin de la era del dólar dominante?
En este clima de tensión, el debilitamiento reciente del dólar ha reavivado un viejo debate: ¿sigue siendo el dólar la divisa indiscutible de reserva global?
Desde el 2 de abril, el billete verde ha perdido fuerza frente al euro, pasando de 1,08 a 1,15 dólares por euro. “Aunque no creemos que el liderazgo del dólar esté en peligro inmediato, sí vemos señales de desequilibrios estructurales en EE. UU. que deberían abordarse”, explica García Castro.
MAPFRE Economics recuerda que el dominio del dólar ha dado a EE. UU. ventajas únicas en términos de autonomía monetaria y financiación global. Pero factores como el deterioro fiscal, la creciente rivalidad geopolítica y la búsqueda de alternativas por parte de países emergentes están erosionando ese estatus privilegiado.
¿Qué podemos esperar a corto plazo con la economía de EE.UU.?
El documento contempla dos escenarios: uno base, que prevé una moderación del crecimiento sin entrar en recesión, y otro estresado, en el que EE. UU. crecería apenas un 1,4% este año y un 0,6% en 2026. Aun en este contexto más adverso, la palabra “recesión” no aparece en el horizonte inmediato.
“La clave estará en cómo evolucionan las tensiones comerciales. Si se activan medidas de represalia generalizadas, el golpe a exportadores, importadores y consumidores sería mucho más severo”, concluye García Castro.