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Uno de los temas que más preocupan en los foros de debate de Recursos Humanos es, además de las dificultades para encontrar y retener talento, la necesidad de integrar a las distintas generaciones que conviven en una organización. Llevado ese asunto a la empresa familiar, el proceso puede presentar una complejidad añadida. No obstante, el reto es convertir esta complejidad en oportunidad.

Las claves de ello se exponen en el libro El poder de la diversidad generacional, cuya presentación se ha llevado a cabo recientemente en la sede madrileña de Baker McKenzie. La obra, editada por AlmuzaraLibros/LID Editorial y de la cual ya ha dado parte Directivos y Empresas, plantea cómo la convivencia entre distintas generaciones no solo es inevitable, sino que puede convertirse en una palanca de innovación y creatividad al servicio de las organizaciones.

El evento, que reunió a autores, directivos y expertos en gestión de personas, fue inaugurado por Manuel Pimentel, editor del volumen, quien subrayó que la clave está en “convertir la diversidad en un activo de la empresa”. Para ello, la obra cuenta con la participación coral de profesionales de gran prestigio en diferentes ámbitos, coordinados por Ana Matarranz y Enrique Arce.

Mesas redondas en torno al poder / reto de la diversidad generacional

La primera mesa redonda, moderada por Ana Matarranz, reunió a Antonio Núñez, César Calleja y Beata Makowka. Desde el inicio, Matarranz señaló el gran reto actual: “Estamos ocupados y preocupados por la convivencia de cuatro o cinco generaciones en las organizaciones. Hay que integrar la forma de trabajar de todas ellas”.

El debate giró en torno a la necesidad de gestionar esa diversidad como un recurso estratégico. Núñez fue contundente: “La primera preocupación del CEO es la batalla del talento. El líder que no sepa gestionar la diversidad generacional tiene un gran problema. Hay que atraer, pero también retener, fidelizar e ilusionar”. A su juicio, la resiliencia, la ejemplaridad, la flexibilidad y la comunicación son claves en este proceso: “El líder es un negociador de esperanza”.

Por su parte, Calleja puso el foco en la relación entre generaciones y tecnología: “Hay dos palabras clave que definen cómo nos acercamos a la tecnología: la curiosidad y la utilidad. Los jóvenes se acercan desde la curiosidad; los mayores, desde la utilidad. Ellos aportan rapidez, nosotros aportamos experiencia”.

Makowka, en cambio, llevó el debate a un plano más humano: “No contratamos empleados, contratamos vidas completas. Con ellas, la diversidad hace que una empresa respire humanidad”. Y lanzó una pregunta provocadora: si abrazamos la diversidad e inclusión, ¿cómo abrazan las organizaciones la diversidad de familias que hoy conviven en la sociedad?

El valor de las diferencias en un mundo global

La segunda mesa redonda, moderada por Enrique Arce, contó con Begoña Landazuri, Alberto Santos y Mónica Zai. El hilo conductor fue la necesidad de que generaciones distintas convivan sacando lo mejor de cada una.

Landazuri, con amplia experiencia internacional, destacó que la diversidad no entiende de edades: “La carrera internacional no tiene edad. Lo importante cuando uno vive en el extranjero es entender que las diferencias son lo que nos enriquecen. La experiencia internacional es un caldo de cultivo idóneo para integrar generaciones”. A su juicio, los jóvenes aportan vitalidad, energía y adaptación, mientras que los sénior contribuyen con criterio y visión estratégica.

Santos, desde la perspectiva jurídica, recalcó que la forma en que cada generación se aproxima al trabajo también difiere: “Los más jóvenes optan por la curiosidad; los mayores, por la utilidad”. Sin embargo, apuntó que en el plano legal los cambios tras la pandemia han sido limitados, lo que demuestra que la convivencia generacional se resuelve más en el terreno cultural y organizativo que en el normativo.

Cerró la mesa Mónica Zai, quien situó el mentoring intergeneracional como una herramienta esencial: “El mentoring es un proceso de aprendizaje bidireccional, un viaje común. Se crean espejos donde las futuras generaciones de la empresa podrán reflejarse”.