La Unión Europea ha tomado medidas decisivas para fortalecer la seguridad del Internet de las Cosas (IoT), que ha evolucionado de ser una promesa a una realidad cotidiana.
A partir del 1 de agosto de 2025, todos los dispositivos IoT vendidos en el territorio comunitario deberán cumplir con la normativa de ciberseguridad EN 18031.
Esta regulación busca proteger redes, garantizar la privacidad del usuario y prevenir fraudes, respondiendo así a los crecientes riesgos cibernéticos asociados con la masiva conectividad de dispositivos inteligentes.
Europa refuerza la seguridad del Internet de las Cosas
El Internet de las Cosas (IoT) ha dejado de ser una promesa del futuro para convertirse en una realidad omnipresente. Desde electrodomésticos conectados hasta sensores industriales, millones de dispositivos inteligentes se comunican constantemente a través de redes digitales. Sin embargo, esta conectividad masiva también ha abierto nuevas puertas al riesgo cibernético.
Consciente de esta amenaza creciente, la Unión Europea ha dado un paso decisivo. A partir del 1 de agosto de 2025, todos los dispositivos IoT que se vendan en el territorio comunitario deberán cumplir con la nueva normativa de ciberseguridad EN 18031. Aquellos que no lo hagan no podrán obtener el marcado CE, requisito imprescindible para su distribución legal.
EN 18031: los tres pilares de la seguridad IoT
Esta nueva norma impone a fabricantes y distribuidores tres exigencias clave:
- Protección de redes de telecomunicaciones: Los dispositivos no deben dañar las redes ni consumir recursos desproporcionadamente.
- Garantía de privacidad: Deben salvaguardar los datos personales de los usuarios, en línea con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR).
- Prevención del fraude: Incorporación de mecanismos para evitar accesos no autorizados o manipulación de datos.
“El simple hecho de que existan miles de millones de dispositivos conectados convierte al IoT en una potencial puerta de entrada para ciberataques masivos”, señala Xabier Olea, Tech Manager en Wireless Logic España.
Un mercado en expansión y bajo amenaza
El IoT crece a un ritmo vertiginoso. En 2025 se estima que hay 20.000 millones de dispositivos conectados en todo el mundo, y se prevén 10.000 millones más en los próximos cuatro años. Según Fortune Business Insights, el sector facturó casi 600.000 millones de dólares en 2023, y podría superar los 4 billones en 2032.
Este crecimiento está vinculado no solo al consumo doméstico, sino también a sectores críticos como la medicina, la automoción, las telecomunicaciones o la industria 4.0. Por ello, la resiliencia y seguridad del ecosistema IoT se ha convertido en una prioridad estratégica.
Impacto para empresas y consumidores
Desde agosto, cualquier empresa que comercialice dispositivos conectados en la UE deberá demostrar que cumple con la normativa EN 18031. Esto supone un reto especialmente para los fabricantes extranjeros que exportan a Europa y podría traducirse en la retirada temporal de algunos productos del mercado hasta que se adapten.
Para los consumidores, la medida representa una capa extra de protección digital. Significa que, al comprar un dispositivo con marcado CE, pueden confiar en que incorpora medidas de seguridad mínimas frente a amenazas como malware, robo de datos o intrusiones no autorizadas.
Hacia un ecosistema más seguro y confiable
La iniciativa europea no es un caso aislado. Estados Unidos, Japón y otros países también están desarrollando marcos regulatorios más estrictos para el IoT. Esta convergencia regulatoria apunta a un futuro donde la conectividad no esté reñida con la seguridad.
“La automatización inteligente y la inteligencia artificial se alimentan de datos que los dispositivos IoT captan en tiempo real. Si no aseguramos la fiabilidad de esos dispositivos, estamos comprometiendo todo el sistema”, advierte Xabier Olea.
Recomendaciones para empresas tecnológicas
Para no quedarse fuera del mercado europeo, las empresas deben:
- Revisar su portfolio de dispositivos y auditar su nivel de ciberseguridad.
- Actualizar el firmware y los protocolos de comunicación.
- Garantizar el cumplimiento del GDPR en todo el flujo de datos.
- Colaborar con proveedores de conectividad especializados en seguridad IoT.
- Documentar las medidas de protección para demostrar cumplimiento ante autoridades.
Una inversión obligatoria y oportuna
Adaptarse a la EN 18031 no solo es una obligación legal. También representa una ventaja competitiva para las empresas que entienden la seguridad como parte del valor de su producto. En un mercado donde la confianza digital es un factor de decisión de compra, el cumplimiento normativo puede ser un diferenciador clave.
Más allá del cumplimiento, la confianza
El 1 de agosto marca el inicio de una nueva etapa para el IoT en Europa. La normativa de ciberseguridad EN 18031 no es una barrera al desarrollo, sino una apuesta por un ecosistema tecnológico más robusto, ético y confiable.
En una época donde los datos son el nuevo oro, proteger los canales por los que fluyen es una responsabilidad compartida entre desarrolladores, fabricantes, reguladores y usuarios. Y esa responsabilidad empieza por cumplir normas como la que ahora entra en vigor.