La tasa Covid y la maldita cuenta de resultados

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Como todo buen confinado, en los últimos meses mi aspecto ha ido mutando y he acabado pareciendo el primo pasado de peso de Tom Hanks en la película ‘Náufrago’. Para intentar arreglarlo, la semana pasada fui a la peluquería de toda la vida a solucionar, en la medida de lo posible, el aspecto desaliñado que a muchos de nosotros nos ha ido conquistando. Tardé más de diez días en tener hora. ¡Qué suerte la suya! ¡Clientes haciendo cola! Pero no todo era un camino de baldosas amarillas…

Cuando llegué, me pusieron una bata tipo kimono (como siempre), una toalla, y otra bata para no mancharme la ropa. Hasta aquí, todo muy normal. Pero me di cuenta de que la ropa que me habían puesto (toalla incluida) era de usar y tirar. Inevitablemente empezamos a hablar del tema y de lo que cuesta ahora mismo abrir el comercio.

La tasa Covid en el consumo

Lo primero que me dijo mi peluquera, es que toda esa ropa la tendría que pagar yo. Con la subida del IVA en peluquerías de hace unos años y ahora el coste del material reciclable, ya no lo podía asumir más y nos lo repercutiría a los clientes. En este caso, 3 euros más.

Además, me contó que, después de cada servicio, tiene que limpiar y desinfectar todo, lo que ha provocado una limitación en cuanto a ingresos. Lo cuantificó en una bajada del 40%. Y estamos hablando de una peluquería pequeña, una autónoma. Como tantas y tantas personas en este país.

Los costes aumentan y los ingresos disminuyen. ¿Cómo llegamos a fin de mes? ¿cuánto podremos aguantar esta situación? A corto plazo, subiendo los precios, pero esto será temporal porque pasados unos meses, a la vista de las previsiones macroeconómicas (descenso del 14% del PIB, una tasa de paro similar a la de los peores años de la crisis, etc) no quedará otro remedio que corregirlos a la baja.

tasa covid

La quimera de cuadrar la cuenta de resultados

Y eso sin contar con los eternos rumores sobre una subida del IVA que, si se produce, aún será peor. ¿Quién asumirá el sobrecoste? La respuesta es sencilla: las pequeñas empresas y los particulares porque no tienen poder de negociación y porque necesitan llevar un plato de comida a su casa. Todo este escenario comportará un descenso en el consumo al que habrá que sumar la bajada del turismo (14’6% del PIB) gracias al COVID y al menosprecio del gobierno.

En resumen, no tengo ni idea de cómo vamos a cuadrar la cuenta de resultados pero es evidente que la suma de todas las cuentas de las empresas y particulares conforman la del país. Y todas ellas apuntan hacia el mismo sitio: la quiebra. Entonces, ya no importará que suban o bajen los precios porque a partir de ese día, las decisiones las tomarán otros. Habrá que ir preparándose…


Alex Alegret, profesor de EAE Business School

Por Alex Alegret, profesor de EAE Business School

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