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Por Antonio Rivero Onorato – Periodista. Director de Grayling en Andalucía y responsable de los servicios de Comunicación para la Fundación Minería y Vida.

Antonio Rivero fundacion minería y vidaSi hay algo que tiene que empezar a reflejarse para entender la minería del siglo XXI es el esfuerzo de miles de compañías por corresponder con su entorno y devolverles en acciones y restauraciones un patrimonio natural modélico. Es ya una realidad que cualquier proyecto minero que quiera desarrollarse necesita una licencia social muy exigente que, a pesar de ser algo etéreo, no significa que no sea algo importante y trascendental.

No podemos comparar el sector que opera hoy en día con otros tiempos en los que, por ejemplo, se explotaban a las personas. Actualmente, la minería es una actividad moderna, segura y que tiene al medio ambiente y su entorno en su foco principal. Ya no se otorgan licencias de explotación sin un proyecto medioambiental puntero, ni se investiga sin diálogo continuo con las personas y la comunidad donde se actúa. Y sobre eso, en España, tenemos múltiples ejemplos de casos de éxito y de integración en el entorno para el desarrollo de sus actividades.

Una buena muestra de ello es la experiencia de Pan Global Resources. Esta empresa investiga en diferentes zonas de nuestro país, interactuando continuamente con su comunidad. No sólo colabora de forma permanente con las distintas administraciones involucradas, sino que también realiza acciones con la comunidad del entorno en el que opera, a través de acciones como los Círculos de Diálogo Activos, donde conversan con los vecinos sobre sus inquietudes sobre su actividad o sobre el desarrollo de su municipio. Una iniciativa que se ha puesto en marcha, en este caso, en Aznalcóllar (Sevilla), pueblo minero por excelencia y donde el medioambiente es clave y sensible por lo que allí sucedió hace ya más de 25 años.

Esta compañía detectó un posible yacimiento arqueológico en su zona de actuación y tuvo la diligencia de comunicarlo a las autoridades y financiar una investigación sobre lo localizado. Una vez realizado el estudio por arqueólogos de prestigio, Pan Global Resources presentó en el municipio, en un acto público, los resultados de dicho trabajo, una vez autorizado por las diferentes administraciones. Este ejercicio de compromiso es lo que diferencia la nueva minería de la de antaño y la que busca continuamente trabajar generando el menor impacto posible en el entorno.

De esta empresa es la frase: “si no nace ni germina, ha salido de una mina”.  Genialidad que utilizan en sus materiales de promoción y que el sector ha hecho suya, ayudando a sensibilizar de la trascendencia de una actividad económica que supera con creces a otras como la aeronáutica.

Y, como hemos comentado, España está llena de ejemplos extraordinarios de cómo la minería de hoy es ejemplar con su entorno. Grandes explotaciones como Atalaya Mining en Riotinto o Cobre Las Cruces en Gerena actúan con sus fundaciones desde hace muchos años, aportando riqueza en sus poblaciones limítrofes. Del mismo modo, compañías como Atlantic Copper o Sandfire Matsa, ambas también en la provincia de Huelva, trabajan día a día por que sus vecinos se sientan correspondidos con su responsabilidad corporativa.

Rehabilitación minera

La finalidad de la rehabilitación minera no es otra que devolver los terrenos a su estado natural previo a la intervención, mejorándolos incluso, con la creación de nuevos ecosistemas adaptados a las necesidades del entorno.

Ejemplos en España de rehabilitaciones mineras hay muchísimos, pero destacamos el de As Pontes en A Coruña, una antigua mina de carbón. Desde 1985, el programa de rehabilitación comenzó centrándose en la escombrera exterior, procediendo con una remodelación del paisaje y la construcción de una cubierta vegetal. La rehabilitación acompañó la actividad de la mina hasta su cierre, adecuando las características fisicoquímicas de los sustratos, recuperando y tratando el sustrato vegetal e implantando la cubierta vegetal. Todo ello gestionado a través de un mantenimiento sistemático.

El antiguo hueco de la mina es ahora el mayor lago de España, con 865 hectáreas y 547 hectómetros cúbicos de agua. Se han regenerado zonas de bosque y matorral, con la aparición de varias charcas complementarias al lago, donde se han implantado de forma natural la flora y fauna acuáticas autóctonas, gracias a su integración en el entorno. El espacio es, además, una zona recreativa donde se practican deportes acuáticos, con zonas de baño y recreo. Se han identificado 217 especies vegetales y 205 especies de animales vertebrados, convirtiéndose en un espacio de reconocida riqueza biológica.

En Ciudad Real está Mina Emma, situada en Puertollano y activa durante 40 años hasta 2015. Se trata de una antigua mina de carbón a cielo abierto reconvertida en zona de cultivo. Los trabajos de restauración comenzaron en 1981, simultaneados con el trabajo extractivo, minimizando, de este modo, la ocupación de la mina.

Gracias al trabajo de recuperación se han obtenido 669 hectáreas destinadas a cultivos de cereales y pastos, 126 hectáreas de cultivo de 27.950 olivos y frutales, 104 hectáreas de vegetación autóctona y 36 hectáreas ocupadas por un lago y zonas de humedales.

Y como estos, numerosos ejemplos que demuestran cómo la minería de hoy cumple con su entorno. No hace mucho, tuve la oportunidad de conocer la mina de celestina que tiene Kandelium en Escúzar, Granada. Sorprende la existencia de una enorme parcela restaurada con olivos, de donde me dieron a probar aceite de oliva de una de sus primeras cosechas. Ni que decir tiene que era espectacular.