La nueva Ley de Accesibilidad Digital, que entrará en vigor el 28 de junio de 2025, supone un cambio significativo para las empresas, obligándolas a adaptar sus productos y servicios digitales para garantizar su accesibilidad a todas las personas, especialmente a quienes enfrentan dificultades tecnológicas.
Este marco normativo no solo representa un desafío legal, sino una valiosa oportunidad estratégica para fomentar la inclusión, mejorar la experiencia del cliente y fortalecer la reputación corporativa en un entorno digital cada vez más competitivo.
Accesibilidad digital: una obligación y una oportunidad estratégica
El próximo sábado 28 de junio de 2025 marca un antes y un después para las empresas con la entrada en vigor de la nueva Ley de Accesibilidad Digital, que obliga a garantizar que productos y servicios digitales sean accesibles para todas las personas, especialmente mayores o con bajas competencias tecnológicas.
Esta normativa, alineada con las directivas europeas, establece exigencias concretas en materia de usabilidad, navegación, contraste visual y compatibilidad con tecnologías de asistencia, lo que supone un punto de inflexión en el diseño digital tanto en el sector público como privado.
“La accesibilidad no es una opción, es una necesidad“, afirma Isabel García, CEO de Bleta, la startup que lidera el desarrollo de tecnología inclusiva desde antes incluso de que la ley lo exigiera.
Qué exige la nueva ley de accesibilidad digital
Las empresas deberán adaptar sus plataformas digitales a estándares universales que aseguren:
- Facilidad de navegación y comprensión de los contenidos.
- Contraste visual adecuado y elementos visuales accesibles.
- Compatibilidad con lectores de pantalla y tecnologías de asistencia.
- Usabilidad real probada con usuarios, especialmente aquellos con dificultades tecnológicas.
Estos requisitos afectan tanto a páginas web como a aplicaciones móviles, servicios de comercio electrónico y plataformas digitales de atención al cliente.
Además, la normativa contempla que los servicios digitales deberán ser accesibles desde su concepción, lo que implica incorporar la accesibilidad desde las fases iniciales de diseño y no como una adaptación posterior. Esta práctica conocida como diseño universal garantiza la usabilidad para el mayor número de personas posibles, independientemente de su edad o capacidades.
La brecha digital: un reto que persiste
La exclusión digital sigue afectando a millones de personas. Según el Informe Sociedad Digital en España 2023 de Fundación Telefónica, menos del 50% de las personas mayores de 65 años utilizan aplicaciones móviles de forma autónoma, y un porcentaje similar sufre estrés ante los servicios digitales.
Estos datos evidencian la urgencia de crear soluciones accesibles que favorezcan la inclusión y el bienestar digital. Además, se estima que más de 15 millones de personas en España podrían beneficiarse de productos y servicios accesibles, incluyendo personas con discapacidad, mayores y personas con dificultades tecnológicas.
La accesibilidad digital no solo es una cuestión de responsabilidad social, sino una necesidad empresarial si se quiere atender a este amplio segmento de la población.
Más allá del cumplimiento: accesibilidad como valor corporativo
Para muchas empresas, esta ley debe ser solo el punto de partida. “La accesibilidad debe ser un valor esencial en el diseño, no solo una exigencia legal“, sostiene Isabel García. Los expertos coinciden en que adoptar la accesibilidad como principio estratégico contribuye a fortalecer la reputación, mejorar la experiencia del cliente y fidelizar a públicos que tradicionalmente se han visto excluidos del entorno digital.
El enfoque de accesibilidad no debe centrarse únicamente en cumplir con los requisitos mínimos, sino en ir más allá y apostar por soluciones innovadoras, estéticas y fáciles de usar, que ofrezcan una experiencia digital excelente para todos los usuarios.
Este enfoque conecta con las tendencias globales de diseño centrado en el usuario, inclusión tecnológica y responsabilidad social corporativa, que se consolidan como factores clave para la diferenciación de las marcas en entornos cada vez más competitivos.
Oportunidades para empresas con visión inclusiva
El cumplimiento de la nueva ley de accesibilidad digital no debe verse como un coste, sino como una oportunidad estratégica para:
- Ampliar la base de clientes, llegando a públicos tradicionalmente excluidos.
- Reforzar la reputación corporativa y el compromiso social.
- Anticiparse a futuras exigencias regulatorias en el ámbito digital.
- Diferenciarse en mercados saturados mediante una mejor experiencia de usuario.
- Generar innovación y nuevas oportunidades de negocio a través de la tecnología inclusiva.
Además, la accesibilidad impulsa la innovación, al obligar a repensar procesos, productos y servicios desde una perspectiva inclusiva, que tenga en cuenta las necesidades de toda la población.
Numerosos estudios demuestran que los productos accesibles no solo benefician a personas con discapacidad, sino que mejoran la experiencia de todos los usuarios, al ofrecer entornos digitales más simples, intuitivos y eficaces.
La inclusión digital como ventaja competitiva
Empresas líderes ya están integrando la accesibilidad como elemento estratégico. El caso de Bleta demuestra que es posible combinar tecnología, inclusión y rentabilidad, generando un impacto social positivo y construyendo una ventaja competitiva sostenible.
“El buen diseño elimina barreras y mejora la vida de las personas, y cuando se hace bien, las marcas también se benefician”, concluye Isabel García.
Cada vez más compañías incorporan la accesibilidad en sus estrategias de transformación digital, conscientes de que diseñar para todos amplía los mercados, genera lealtad entre los usuarios y contribuye a una sociedad más justa y equitativa.
Accesibilidad digital, el nuevo estándar empresarial
La entrada en vigor de la nueva ley de accesibilidad digital en 2025 representa un cambio de paradigma. Las empresas deben entender que la accesibilidad no es solo un requisito legal, sino un valor corporativo que impulsa la innovación, la reputación y la competitividad.
Adaptarse a este nuevo marco no es solo cumplir la ley, es construir un futuro digital más inclusivo, equitativo y accesible para todos.
Las compañías que lideren este proceso no solo evitarán sanciones o problemas de reputación, sino que ganarán la confianza de sus clientes, accederán a nuevos segmentos de mercado y se posicionarán como referentes en tecnología responsable e inclusiva.
La accesibilidad digital es mucho más que un imperativo legal: es un compromiso con la sociedad y una palanca de competitividad para las empresas que miran al futuro.