El comercio empresarial en China atraviesa un momento de tensión financiera que empieza a reflejarse en los balances. Según el último Barómetro de Prácticas de Pago de Crédito y Caución, elaborado a partir de encuestas a 300 compañías, casi la mitad de las operaciones B2B en el país asiático se realizan a crédito. Un dato que pone de manifiesto la fuerte dependencia de las empresas chinas de mecanismos de financiación externa para mantener en marcha su actividad cotidiana.
El informe revela que la financiación de facturas es utilizada por el 62% de las empresas encuestadas, seguida muy de cerca por los préstamos bancarios (61%) y el crédito de proveedores (57%). En contraste, el uso de provisiones internas para sostener el negocio es minoritario, lo que evidencia una escasa liquidez estructural en gran parte del tejido empresarial.
En un contexto económico donde la demanda interna muestra signos de desaceleración y el coste de los insumos tiende al alza, esta falta de colchón financiero se convierte en un riesgo latente. Muchas compañías dependen de la confianza que transmiten a proveedores y entidades financieras para sostener su operativa, un equilibrio cada vez más frágil.
Pagos más tardíos e impagos al alza: tendencia preocupante en las empresas españolas con clientes chinos
El comportamiento de pago también refleja señales de tensión. El barómetro apunta a que el 35% de las facturas se abonan fuera de plazo, mientras que el 4% resulta impagado, un punto por encima de los valores de 2024. Aunque pueda parecer un incremento moderado, la tendencia preocupa, ya que implica un deterioro gradual de la disciplina de pago en un país donde el crédito comercial es esencial para sostener la cadena de suministro.
Los retrasos no afectan a todos los sectores por igual. En el transporte, casi la mitad de las operaciones (48%) se cobra con retraso, lo que sitúa a esta actividad como una de las más vulnerables. En el sector de automoción, los retrasos se producen en el 27% de las operaciones, un porcentaje también elevado para un sector que enfrenta una fuerte competencia internacional y una transición tecnológica que exige grandes inversiones.
Incertidumbre y presión en la cadena de pagos
La percepción de riesgo futuro es otro de los grandes hallazgos del estudio. Muchas empresas admiten incertidumbre creciente respecto al impago de clientes en los próximos meses y anticipan un escenario de mayor presión por parte de proveedores para acelerar los plazos de pago. En la práctica, esta tensión puede desembocar en un círculo vicioso: proveedores que exigen liquidez inmediata a empresas que, a su vez, dependen del crédito de terceros para cumplir con esos mismos pagos.
La posible subida de los costes de los insumos añade un elemento adicional de presión. Si el precio de materias primas y componentes aumenta, el margen de maniobra de muchas compañías, ya estrecho, se verá todavía más limitado. Esto obligará a priorizar pagos, renegociar plazos o, en el peor de los casos, dejar facturas sin abonar.
Tal escenario confirma un panorama que podría ser delicado para las empresas cuyos negocios dependan en buena medida de China. Hay falta de optimismo y las previsiones de ventas y beneficios son moderadas en todos los sectores de China. El crecimiento económico del país continúa, pero a un ritmo más bajo que en décadas anteriores, y con desequilibrios internos que dificultan la rentabilidad de muchas compañías.