El hybrid learning es el futuro de la formación en las empresas

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Después de este año y medio, caracterizado principalmente por la puesta en marcha de la formación híbrida, -modelo educativo en el que algunas personas asisten a clases presenciales, mientras que otras se unen a la clase virtualmente desde su casa u otro lugar- ha quedado demostrado que esta metodología ha sido idónea para que los educadores impartan sus conocimientos al mismo tiempo tanto a alumnos remotos, como presenciales.

Además, de permitir incluir elementos de aprendizaje asincrónico, como ejercicios y, en algunos casos, instrucción en vídeo pregrabado, para respaldar las sesiones formativas.

Y es que el hybrid learning ha dejado patente una serie de beneficios, perfectamente contrastados actualmente, como es que esta formación es más accesible para muchos empleados, al crear una experiencia de aprendizaje flexible, haciendo que el alumno pueda asistir físicamente al aula o seguir la clase de forma online, según sus circunstancias.

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Pablo-Lobato, CEO de SmartMind

Otro beneficio, es que ha dado una mayor libertad de exploración y navegación a los alumnos, encontrando más independencia y control en su proceso educativo. «Contrario a lo que se podría pensar, muchas veces ayuda a aumentar la motivación de los alumnos, que ven como la obligación de hacer ciertas tareas se va sustituyendo por la curiosidad, que nace de ser ellos mismos los que desarrollan esa parte de su aprendizaje. Cuando un alumno aprende partiendo de la curiosidad, aumenta enormemente la retención de aquello que ha aprendido, incrementando por lo tanto el éxito del modelo formativo», matiza Pablo Lobato, CEO de SmartMind.

Además, la formación híbrida permite un uso más eficiente de los recursos, por lo que puede aumentar sustancialmente la base de alumnos. Esto habilita una mayor facilidad para el acceso a formación de calidad, “ya no solo por romper las limitaciones de presencia física, sino también por las económicas”, matiza Lobato.

Sin embargo, el mayor beneficio, de los modelos de formación híbridos, es que crea la oportunidad de que haya una comunicación sincrónica entre formador y alumno, independientemente de donde esté cada uno. Pocas experiencias de aprendizaje coinciden con la inmediatez e intimidad de las discusiones académicas en persona. El aspecto cara a cara de la formación híbrida se beneficia de la oportunidad de participación en tiempo real. Los alumnos no consumen vídeos del formador online, sino que están hablando en tiempo real con él mediante videoconferencia, permitiéndoles plantear dudas en tiempo real o crear debates constructivos “cara a cara”, manteniendo así, prácticamente intacto, el principal elemento de la educación presencial en entornos digitales.

Según Pablo Lobato, «para crear un entorno de aprendizaje híbrido con éxito, debemos asegurar que una serie de aspectos funcionan correctamente, porque si la comunicación entre el profesor y los alumnos falla, el modelo se desmorona. Por lo tanto, lo primero de todo será asegurarse de que los elementos necesarios para la parte remota de la enseñanza se encuentran operativos, y que los alumnos también tienen acceso a ellos. Así como que es fundamental que el profesor se sienta cómodo utilizando estos elementos y no exista demasiada fricción en el proceso».

Una vez esa parte esté asegurada y comprobada, es primordial definir bien cómo se va a realizar la formación híbrida. Decidir qué modelo se va a adoptar y comunicarlo muy claramente a todos los alumnos, para que no exista ningún tipo de confusión acerca de cómo se va a desarrollar el curso. Esto es competencia del formador, y si plantea bien su modelo y lo comunica correctamente a los alumnos, se asegurará una parte importante del éxito.

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