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Las informaciones y noticias sobre el cáncer de próstata son casi tan abundantes como casos hay en España. Esta hipérbole viene a decir que a nivel médico y científico se han producido muchos avances sobre el que es el segundo tipo de cáncer más diagnosticado entre los hombres a nivel global.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Próstata, sigue llegando mucha información a los medios procedente de voces expertas. Directivos y Empresas ya se ha hecho eco de una de estas reflexiones sobre las claves de la prevención por parte del doctor Juan Ignacio Martínez-Salamanca, jefe asociado del Servicio de Urología del Hospital Ruber Internacional.

Señales sobre el cáncer de próstata metastásico

Otra de las reflexiones a las que ha accedido esta publicación viene de la experiencia de la doctora Ángeles Sanchís Bonet, especialista en urología oncológica del equipo Ramírez Urología del Hospital Ruber Internacional. La experta se centra en el cáncer de próstata metastásico, es decir, cuando el tumor ya se ha extendido más allá de la próstata.

doctora Angeles Sanchis Bonet

Doctora Ángeles Sanchís.

La uróloga mantiene que con bastante frecuencia observan muchos pacientes mayores que acuden a consulta con este cuadro. Asimismo, advierte que uno de los síntomas silenciosos detrás de esta situación es el dolor óseo. El llamamiento a la prevención y a incluir a pacientes mayores de 75 años en los cribados es claro por parte de la doctora

“El dolor óseo nuevo en un varón mayor debe ser una señal de alarma. Puede ser el primer signo de una metástasis por cáncer de próstata”, explica la doctora Sanchís. “Disponemos de tecnologías punteras, pero necesitamos aplicarlas antes, no cuando ya es demasiado tarde”.

El cambio necesario en los cribados para evitar el cáncer de próstata metastásico

Las principales guías clínicas —tanto europeas como españolas— recomiendan que los hombres sin factores de riesgo se realicen su primera prueba de PSA (antígeno prostático específico) a partir de los 50 años. Si existen antecedentes familiares, la edad baja a los 45. Y para aquellos con mutaciones genéticas conocidas, como BRCA1 o BRCA2, la vigilancia debería comenzar incluso a los 40.

Sin embargo, en la práctica clínica, los mayores de 75 años rara vez son incluidos en programas de cribado sistemático, a pesar de que su esperanza de vida supera ya los 80 años en países como España.

Este grupo de pacientes no se están aprovechando del avance que se ha producido en el diagnóstico de este tumor. Actualmente, las resonancias magnéticas de última generación y las biopsias de alta precisión por fusión de imagen permiten identificar tumores clínicamente relevantes con una gran exactitud. Pero todo ese arsenal tecnológico llega tarde si no hay una estrategia de detección adecuada.

“No se trata de diagnosticar más, sino de diagnosticar mejor, identificando aquellos tumores que pueden tener un impacto real en la supervivencia del paciente”, apunta la especialista.

La edad, además, complica las opciones de tratamiento. Muchos pacientes mayores presentan comorbilidades o no son candidatos ideales para cirugías agresivas o radioterapia intensiva. Aun así, eso no significa que no puedan beneficiarse de intervenciones médicas.

“Muchos pueden convivir con su enfermedad si reciben un tratamiento adaptado a su salud general. No hablamos de curación en todos los casos, pero sí de calidad de vida y de control oncológico eficaz”, destaca Sanchís.

Visibilidad que salva vidas

Una de las grandes barreras, como ya ocurrió en su día con el cáncer de mama, es el estigma. El cáncer de próstata ha sido históricamente una enfermedad silenciada, por pudor, por desconocimiento o por una falsa sensación de inevitabilidad asociada al envejecimiento.

En este sentido, la doctora valora positivamente el papel de figuras públicas como el presidente estadounidense Joe Biden, que hizo público su diagnóstico recientemente: “Que personajes relevantes hablen de ello tiene un gran valor. Lo mismo ocurrió con el cáncer de mama: la visibilidad marcó la diferencia”.