La palabra ‘tumor’ ya entraña preocupación cuando un paciente la escucha en boca de su médico. Sí se trata de tumores en los párpados, a la preocupación se le puede añadir el factor de incredulidad por desconocimiento de la existencia de esta patología. Sin embargo, hay que decir que la mayoría son benignos y se solución con las técnicas actuales de oftalmología.
Alguien que sabe mucho de esto es la doctora Leticia Gil de la Serna, perteneciente a Olympia Quirónsalud. Gracias a ella, el gran público puede conocer más detalles sobre esta lesión de la que no se habla, pero que es frecuente por ser una de las causas más habituales en la cirugía oftalmológica.
Así son los tumores en los párpados
Los tumores de los párpados son en la mayoría de los casos lesiones benignas que crecen lentamente y producen molestias o un cambio estético visible. “El paciente suele acudir a consulta porque nota una pequeña masa que cambia de tamaño o resulta incómoda al parpadear”, indica la especialista.
En los casos más raros de tumores malignos —como el carcinoma basocelular—, la extirpación quirúrgica temprana suele ser suficiente para eliminar la lesión por completo y conservar la función y la estética del ojo. Gracias a las técnicas actuales de microcirugía y reconstrucción, los resultados funcionales y estéticos suelen ser excelentes.
Doctora Leticia Gil de la Serna.
Los tumores palpebrales más frecuentes y su explicación
Los xantelasmas, el chalazión, el pterigión o distintos tipos de tumores palpebrales son los tumores benignos más frecuentes entre los pacientes. Ante ellos, la doctora recalca que los pacientes requieren tratamiento no solo por motivos estéticos, sino para preservar la función de los párpados, mejorar la comodidad y evitar complicaciones a largo plazo.
Entrando en detalle en dichas lesiones, los xantelasmas se distinguen por ser pequeños depósitos de grasa amarillenta en los párpados. No afectan a la visión, pero sí generan preocupación estética, especialmente cuando aparecen en ambos ojos.
En cuanto al chalazión, se trata de una inflamación o quiste que se forma por la obstrucción de las glándulas de Meibomio. Puede causar dolor, enrojecimiento o incluso deformar ligeramente el párpado. En la mayoría de los casos se trata con compresas calientes, colirios antiinflamatorios o pomadas antibióticas, pero si no mejora, se opta por una sencilla intervención ambulatoria para drenarlo.
También es común la obstrucción del conducto lagrimal, que provoca un lagrimeo constante y sensación de irritación. En estos casos, la cirugía ayuda a restablecer el flujo normal de la lágrima, aliviando las molestias y reduciendo el riesgo de infecciones.
En lo que respecta a la superficie del ojo, una de las lesiones más frecuentes es el pterigión, un crecimiento anómalo de tejido fibrovascular que avanza lentamente desde la conjuntiva hacia la córnea. En sus primeras fases puede pasar desapercibido o tener únicamente un componente estético, pero si progresa, puede causar irritación, enrojecimiento y, en casos avanzados, afectar a la visión al distorsionar la superficie corneal.
“La cirugía de pterigión consiste en una resección escleral con autoinjerto conjuntival, una técnica que ofrece excelentes resultados tanto funcionales como estéticos”, explica la oftalmóloga de Olympia Quirónsalud. Este procedimiento, que se realiza también con anestesia local, permite una recuperación rápida y un bajo riesgo de recurrencia.
En general, la experta mantiene que cuando los tratamientos médicos no son suficientes, la cirugía se convierte en una opción rápida, eficaz y segura. Se realiza en régimen ambulatorio, bajo anestesia local y en cuestión de días el paciente puede volver a su vida normal, siguiendo unas pautas básicas de cuidado ocular.