Las vacaciones para los más pequeños terminan en breve y con ellas todos los excesos que marcan este periodo. Acostarse tarde o los excesos poco saludables en las comidas son rutinas que hay que cambiar poco a poco para volver a la necesaria rutina. La vuelta al cole supone para las familias todo un reajuste de hábitos que para los especialistas médicos empieza desde la alimentación de los niños.
De hecho, para la doctora Aurora Mesas Aróstegui, especialista en Endocrinología Pediátrica del Hospital Quirónsalud Marbella, la dieta es una de las claves para que la vuelta al cole esté cargada de energía. La experta recalca para Directivos y Empresas que “una dieta equilibrada es fundamental para un buen funcionamiento cerebral y, por tanto, para un adecuado rendimiento escolar”. Así que en estos días no basta con llenar la mochila de libros, sino también hay que llenar de nutrientes el organismo de los más pequeños. Y este proceso empieza por la comida más importante del día: el desayuno.
Dra. Aurora Mesas.
Qué deben desayunar los niños para la mejor vuelta al cole posible
Uno de los errores más frecuentes al inicio del curso es saltarse el desayuno o sustituirlo por productos rápidos y poco saludables. Para la doctora Mesas, esto supone un riesgo claro: “El desayuno es una de las comidas más importantes del día y debería incluir cereales integrales, fruta, lácteos y proteínas de calidad, como jamón cocido o pavo con un 100% de carne, huevo o incluso conservas de pescado”.
En el extremo opuesto, advierte, se encuentran opciones habituales pero poco recomendables: bollería, zumos envasados, batidos industriales o embutidos ultraprocesados. Estos alimentos, cargados de azúcares y grasas poco saludables, ofrecen energía rápida pero pasajera, generando bajones que afectan a la concentración en clase.
La importancia de la media mañana y la cena
El recreo es, para muchos escolares, sinónimo de merienda rápida. Pero la especialista insiste en que esa pausa es clave para mantener los niveles de energía y evitar síntomas como cansancio, irritabilidad o dolor abdominal. Frutas de temporada, yogur natural, frutos secos, verduras cortadas o bocadillos con pan integral son las mejores alternativas para este momento del día.
La cena, por su parte, no debería considerarse una comida ligera y sin importancia. Al contrario, es fundamental para asegurar un aporte adecuado de proteínas —carne, pescado o huevo— que estimulan la hormona del crecimiento, especialmente relevante en etapas de desarrollo. Además, la doctora Mesas subraya el papel del aceite de oliva como fuente de grasas saludables: “Es fundamental en la dieta de los niños para un correcto desarrollo y funcionamiento del organismo”.
El papel compartido de familia y escuela
La doctora Mesas insiste en que la responsabilidad de educar en hábitos saludables no puede recaer únicamente en el hogar o en el centro escolar: “Colegio y familia deben remar en la misma dirección, promoviendo juntos hábitos saludables y fomentando la hidratación adecuada”. Un dato preocupante ilustra la importancia de esta llamada de atención: la mayoría de los niños no alcanza ni la mitad de la cantidad de agua que necesita cada día.
Planificar las comidas en familia es, para la especialista, una de las claves del éxito. Hacer una compra responsable, evitar improvisaciones y, sobre todo, no adquirir productos que sabemos que no son adecuados son pasos sencillos pero efectivos. “Lo que no puedes comer, no lo compres”, resume. Y eso incluye a los famosos ultraprocesados.
En este punto la endocrinóloga explica claramente como distinguir este tipo de alimentos. “Consideramos ultraprocesado cualquier alimento que contenga más de cinco ingredientes. Invito a cualquier padre a abrir su frigorífico y leer la etiqueta de un producto al azar; lo difícil será encontrar algo que no lo sea”, indica la doctora Mesas.
La proliferación de snacks envasados, bollería, refrescos o productos listos para consumir plantea un reto importante: son accesibles, sabrosos y atractivos para los niños, pero poco adecuados para un consumo diario. Sustituirlos por alternativas más naturales se convierte, por tanto, en un objetivo prioritario tanto para las familias como para los colegios.
El deporte, complemento imprescindible
La alimentación no es el único pilar de la salud infantil. El ejercicio físico, destaca la endocrina, cumple una doble función: favorece el crecimiento saludable y contribuye al bienestar emocional. “El deporte estimula la hormona del crecimiento, mejora la autoestima, ayuda a manejar la ansiedad y favorece la integración social”, explica.
En un contexto en el que el sedentarismo y el uso excesivo de pantallas van en aumento, recuperar el juego activo, la práctica deportiva regular y la vida al aire libre se convierten en auténticas inversiones en salud.
Todas estas rutinas de alimentación y deporte son esenciales para los jóvenes y la vuelta al cole es buen momento para sentar las bases de una vida saludable. Invertir en alimentación saludable y en la práctica deportiva es, en palabras de la especialista, invertir en la salud de toda la familia. Y en ese camino, septiembre se presenta como una nueva oportunidad para empezar a hacerlo bien.