Directivos y Empresas viene haciendo seguimiento de las noticias relacionadas con la salud y los alérgicos al polen, indicando que esta primavera sería una de las más complicadas de los últimos años para estas personas. La situación en Madrid es particularmente compleja tal y como indica la alergóloga M. Carmen García Avilés, doctora en el Ruber Internacional Centro Médico Habana.
Muchos madrileños están viviendo estos días como una auténtica pesadilla y la razón está en la alta concentración de polen en la región. La Comunidad atraviesa una de las campañas de polinización más agresivas de los últimos años, con niveles de pólenes —especialmente de gramíneas, olivo y plantago— que superan hasta en diez veces el umbral de riesgo alto.
Esta situación ha disparado las consultas en alergología en las que expertas como la doctora García Avilés están atendiendo muchos casos con crisis respiratorias intensas.
Polen en Madrid: la tormenta perfecta
La especialista en Alergología e Inmunología Clínica explica que este año confluyen varios factores meteorológicos que han creado el “cóctel perfecto” para una primavera extrema. “Las lluvias abundantes de marzo y abril propiciaron un desarrollo vegetativo intenso. Luego llegó una subida brusca de temperaturas a principios de mayo, que provocó una floración explosiva y simultánea. Esto ha disparado los niveles de polen en la atmósfera de manera inusual”, señala la doctora.
El resultado: una nube persistente de alérgenos que ha invadido la atmósfera madrileña, afectando de forma especialmente severa a las personas con alergia estacional. Según los últimos registros, se han superado los 500 granos de polen por metro cúbico de aire, cuando el umbral de riesgo alto se sitúa en apenas 50.
Dra. García Avilés.
Los síntomas que se están viendo con tanto polen en Madrid
Estornudos constantes, lagrimeo, picor ocular, tos seca e incluso dificultad para respirar se han convertido en consultas habituales, según relata la doctora. “Algunos pacientes incluso refieren fatiga, insomnio o bajo rendimiento laboral y escolar. La intensidad y duración de los síntomas está siendo especialmente dura este año”, explica García Avilés.
Uno de los elementos que agrava la situación es la contaminación urbana. Las partículas en suspensión —especialmente las generadas por los motores diésel y los sistemas de calefacción— alteran las plantas. Como mecanismo de defensa, estas producen “proteínas de estrés” que hacen que sus pólenes sean más agresivos. Además, la contaminación impide que el polen se disperse correctamente, atrapándolo sobre las ciudades y prolongando la exposición.
La importancia de un diagnóstico precoz
Uno de los grandes errores, advierte la especialista, es confundir los síntomas con un simple catarro. “Muchos pacientes no son conscientes de que padecen una alergia estacional hasta que los síntomas se vuelven insoportables. Acuden tarde, cuando ya hay complicaciones como crisis asmáticas o problemas respiratorios graves”, alerta la experta.
El diagnóstico es sencillo e incluye pruebas específicas como los prick tests (test cutáneos de alergia) o la determinación de IgE específica en sangre. Con ello, el alergólogo puede pautar un tratamiento adecuado, que puede incluir antihistamínicos, corticoides tópicos, broncodilatadores o inmunoterapia.
“La vacuna de la alergia no es inmediata, pero es el único tratamiento capaz de modificar la evolución de la enfermedad. Puede mejorar significativamente la calidad de vida del paciente e incluso hacer desaparecer los síntomas tras varios años de aplicación”, apunta García Avilés.
El cambio climático y su impacto invisible
Analizando la situación con perspectiva, se concluye que esta no es una primavera más. Lo que está ocurriendo es un reflejo directo del impacto climático sobre la salud. “Estamos observando cómo los inviernos secos seguidos de primaveras lluviosas y calurosas alteran completamente los ciclos de floración. Esto alarga la temporada de exposición al polen, aumenta su concentración y genera especies vegetales más resistentes y más alergénicas”, indica la doctora.
Este fenómeno, además, amplía el número de personas afectadas. Pacientes que nunca habían tenido síntomas comienzan a presentar signos claros de rinitis alérgica, y otros que ya los sufrían notan una intensificación alarmante.
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¿Qué pueden hacer los alérgicos al polen en Madrid?
Ante esta situación, los especialistas insisten en una serie de recomendaciones prácticas para minimizar la exposición al polen:
- Evitar salir a la calle a primera y última hora del día, cuando hay mayor concentración de polen en el ambiente.
- Cerrar las ventanas del hogar y ventilar solo a mediodía durante diez minutos.
- Tender la ropa en el interior para evitar que el polen se adhiera a los tejidos.
- Utilizar gafas de sol al salir a la calle para proteger los ojos.
- Mantener cerradas las ventanillas del coche y utilizar filtros de polen en el sistema de aire acondicionado.
- Ducharse al llegar a casa y cambiarse de ropa para eliminar el polen acumulado durante el día.
- Evitar hacer ejercicio físico al aire libre en días con niveles altos de polen.
- Consultar los niveles de polen a diario en sitios especializados como www.polenes.com.