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España es un país que no duerme bien, tal y como reflejan las cifras de la Sociedad Española de Neurología (SEN): más de 4 millones de personas sufre algún tipo de trastorno del sueño.

Estas cifras también explican el abuso que se está cometiendo en el país de muchas sustancias que ‘ayudan a dormir’ sin prescripción médica. Conocidas son las pastillas en formas de gominolas que tanto están triunfando en las farmacias. Sin embargo, cuando una persona tiene problemas recurrentes en el sueño, es conveniente acudir al médico. Tal contexto es preocupante para expertos como el doctor Manuel Luján Bonete, especialista en Neurofisiología Clínica y coordinador de la nueva Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud San José.

El centro madrileño ha puesto en marcha este servicio de última generación dar respuesta a este problema en España con el descanso. Sobre dormir bien, Luján sostiene que no depende solo de la cantidad de horas, sino de mantener un patrón de sueño regular y profundo, sin interrupciones ni alteraciones fisiológicas. Cuando el sueño falla, el cuerpo y el cerebro lo notan: aumentan los niveles de estrés, se debilita el sistema inmunológico y se incrementa el riesgo de padecer hipertensión, diabetes, obesidad o depresión.

Dr_Manuel Luján coordinador de la nueva Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud San José

Dr. Manuel Luján.

 

Tecnologías para controlar el descanso en el Hospital Quirónsalud San José

Sobre esta nueva unidad del sueño en la Comunidad de Madrid, hay que decir que Quirónsalud San José ha introducido las últimas tecnologías para realizar diagnóstico avanzados. Entre ellas, modernos polisomnógrafos y cámaras de vídeo, que permiten monitorizar a los pacientes durante toda la noche mientras duermen.

Estas herramientas son esenciales para realizar los estudios de polisomnografía nocturna, considerados el patrón oro en el diagnóstico de los trastornos del sueño. Gracias a ellos, los especialistas pueden detectar alteraciones como las apneas del sueño, los movimientos periódicos de las piernas asociados al síndrome de piernas inquietas, las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos o enuresis), las epilepsias nocturnas, los insomnios secundarios a enfermedades como la fibromialgia o las demencias, los trastornos del sueño REM o las alteraciones del ritmo circadiano.

“El objetivo es analizar cómo duerme realmente el paciente, registrar su respiración, movimientos, actividad cerebral y frecuencia cardiaca, para poder ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado”, explica el Dr. Luján. “No todos los tratamientos sirven para todos los pacientes, y por eso es esencial individualizar la terapia”, añade.

Tratamientos efectivos y seguros

El tratamiento puede combinar distintas estrategias, desde fármacos en los casos necesarios hasta intervenciones no farmacológicas. Entre estas últimas, destacan las terapias cognitivo-conductuales para el insomnio, los consejos de higiene del sueño —mantener horarios regulares, evitar pantallas antes de dormir, limitar el consumo de estimulantes— y el uso de dispositivos de presión positiva continua (CPAP) en pacientes con apnea obstructiva.

“Los tratamientos farmacológicos pueden ser útiles, pero siempre bajo control médico y por periodos limitados”, puntualiza el Dr. Luján. “Nuestro objetivo no es solo que el paciente duerma más, sino que duerma mejor: un sueño profundo, reparador y estable en el tiempo.”