China reafirma su liderazgo económico con un notable crecimiento del PIB del 5,2 % y una revalorización del 22 % en la bolsa de Hong Kong. Este gigante asiático no solo acelera el crecimiento en Asia, sino que también presenta oportunidades únicas para empresas e inversores.
Desde su ecosistema tecnológico hasta sus políticas de largo plazo, ignorar a China ya no es una opción, sino una necesidad estratégica para quienes buscan posicionarse en el nuevo orden mundial.
China, protagonista del crecimiento global
En un escenario global marcado por tensiones comerciales, amenazas arancelarias y una creciente competencia geopolítica, China refuerza su papel como potencia económica de primer nivel. Con un crecimiento del PIB del 5,2 % y una revalorización del 22 % en la bolsa de Hong Kong en lo que va de año, el gigante asiático está demostrando que su modelo económico sigue vigente y competitivo.
Directivos como Joan Esteve Manasanch, director de inversiones de Gesinter, lo tienen claro: “No te puedes permitir el lujo de quedarte fuera de China”. Para las empresas y los inversores globales, entender el nuevo contexto y posicionarse en consecuencia ya no es una opción, sino una necesidad estratégica.
Asia lidera, China acelera
Asia sigue siendo el gran motor del crecimiento económico mundial, pero es China quien marca el ritmo. Los últimos datos macroeconómicos lo confirman: un crecimiento interanual del PIB del 5,2 % y una producción industrial que crece al 6,8 % son cifras que muchos países desarrollados ya quisieran tener.
Además, la bolsa de Hong Kong —que actúa como termómetro de la actividad económica de la región— se ha revalorizado un 22 % en 2025, superando al resto de mercados bursátiles. Esta tendencia, aunque esté pasando desapercibida para algunos analistas occidentales, es una clara señal de confianza de los inversores en la economía china.
Empresas tecnológicas chinas: competitivas, baratas y con futuro
Uno de los pilares más potentes del liderazgo económico de China es su ecosistema tecnológico. Compañías como Baidu, Alibaba o JD.com siguen mostrando un comportamiento muy positivo en los mercados, con subidas de entre el 4 % y el 10 % en jornadas clave.
Para Esteve Manasanch, estas tecnológicas están infravaloradas: “Continúan muy baratas y esta es una de las características de las que la gente habla poco”. Esta afirmación, respaldada por los datos del mercado, refuerza la idea de que hay valor real en las tecnológicas chinas, más allá de las percepciones geopolíticas o mediáticas.
Políticas a largo plazo: tecnología, IA y energías limpias
Uno de los grandes diferenciales del modelo chino es su capacidad de planificación a largo plazo. Mientras que muchas economías occidentales se ven condicionadas por ciclos electorales cortos, China desarrolla políticas industriales y tecnológicas con horizonte 2030 o incluso 2050.
Según Gesinter, las autoridades chinas están impulsando con firmeza sectores estratégicos como:
- Energías renovables.
- Robótica avanzada.
- Vehículos eléctricos.
- Inteligencia artificial (IA).
Especial mención merece la apuesta por soluciones de IA de código abierto como DeepSeek, que están permitiendo a las empresas chinas mejorar su productividad y competitividad. En este entorno, invertir en compañías que lideran la transformación tecnológica no solo es una estrategia de rentabilidad, sino también de posicionamiento futuro.
Diversificación e inversión con visión global
El mensaje de Gesinter es claro: no se trata de elegir entre China o Estados Unidos, sino de entender que ambas economías son motores esenciales del crecimiento global. Para Esteve, dejar fuera de las carteras a China es “dar la espalda al crecimiento global”, algo que ningún gestor o directivo responsable puede permitirse.
Las empresas chinas no solo destacan por su capacidad de innovación, sino también por su agilidad, escala y eficiencia. Desde un punto de vista financiero, muchas de ellas ofrecen valoraciones atractivas frente a sus equivalentes estadounidenses o europeos.
En este sentido, la diversificación no es solo una técnica de gestión del riesgo, sino una forma de acceder a nuevas fuentes de crecimiento, rentabilidad y ventajas competitivas sostenibles.
Ignorar a China ya no es una opción
El crecimiento del PIB, la fortaleza de su producción industrial, la revalorización bursátil, el liderazgo en tecnologías clave y las políticas de largo plazo son evidencias suficientes de que China está afianzando su liderazgo económico global.
Para las empresas y directivos que buscan posicionarse en el nuevo orden internacional, apostar por China no es una cuestión ideológica, sino una decisión estratégica basada en datos, tendencias y oportunidades concretas.
En palabras de Joan Esteve Manasanch: “Las empresas chinas son de las más competitivas del mundo y por diversificación, por crecimiento y por valoración continúan siendo una oportunidad de inversión”.
En determinados sectores como es el de la automoción, por ejemplo, las empresas chinas han tomado la delantera por delante de grandes fabricantes americanos y europeos , donde sus propios CEO´s han reconocido públicamente como las empresas chinas van por delante .
Mirar hacia China es mirar hacia el futuro.