El Observatorio de Industria y Tecnología ha vuelto a destacar a quienes mejor encarnan la transformación industrial con la entrega del X Premio Impulso a la Industria Conectada. En esta edición, los galardones han recaído en dos perfiles aparentemente distintos, pero unidos por una misma visión: la innovación como herramienta para mejorar el entorno y avanzar colectivamente. Se trata de Luis Casado (Moeve) y Diego Borro (CEIT).
Carlos Nieva, vocal del Observatorio y coordinador del premio, ha querido hacer hincapié en la intención que tenía este premio desde su lanzamiento. “La digitalización es crítica para el crecimiento económico, pero no debe ser ciega. Queremos reconocer a profesionales que además de buscar la eficiencia y la efectividad, se preocupan por las personas, el medio ambiente y el impacto social de sus decisiones”, ha señado durante el acto de entrega de los galardones.
Antes de entrar en sus proyectos, cabe destacar que los protagonistas han querido renunciar a su premio en metálico para destinarlo a dos entidades sin ánimo de lucro: la Fundación Bepro, que apoya a deportistas de élite en su transición a la vida fuera de la competición; y Cooperación Internacional, dedicada a promover el voluntariado entre jóvenes universitarios. Este gesto encaja con el mensaje que ha transmitido el vocal Observatorio sobre la relación de la innovación y el servicio a las personas.
El perfil de los ganadores del X Premio Impulso a la Industria Conectada
Luis Casado: refundar la empresa desde lo sostenible
En la categoría de Liderazgo, el reconocimiento ha sido para Luis Casado, Transformation Office Leader de Moeve Chemicals, gracias a un ambicioso proyecto de reestructuración integral de la compañía. Su iniciativa ha ido más allá de lo organizativo: ha supuesto una verdadera refundación del modelo de negocio, con una apuesta firme por el desarrollo de productos químicos sostenibles. En un sector tradicionalmente asociado a elevados impactos ambientales, Casado ha demostrado que es posible reorientar la industria química hacia un futuro más verde sin renunciar a la competitividad.
Su proyecto combina eficiencia productiva, rediseño de procesos internos y orientación al cliente con una clara vocación medioambiental, lo que le ha valido tanto el premio como el nombramiento como Miembro de Mérito del Observatorio, con derecho a participar en sus encuentros estratégicos durante todo el año.
Diego Borro: la segunda vida del neodimio
El segundo galardón, en la categoría Impacto, ha recaído en Diego Borro, catedrático e investigador principal del centro tecnológico CEIT. Su propuesta tiene tanto de ingenio técnico como de visión geoestratégica: ha desarrollado un dispositivo capaz de desmantelar aparatos electrónicos para recuperar neodimio, un metal crítico en la fabricación de imanes de alta potencia presentes en móviles, discos duros, turbinas eólicas o coches eléctricos.
Actualmente, este material se importa en su mayoría desde China, lo que representa una dependencia estratégica para Europa. El avance de Borro no solo abre la puerta a reducir esa vulnerabilidad, sino que también sienta las bases para una economía circular real en el ámbito de los metales raros.
Dos finalistas en el Premio
Junto a los ganadores, el acto de entrega permitió conocer otras dos experiencias finalistas que también apuestan por la tecnología como herramienta de transformación.
Desde Mondelez International, Álvaro Echauri presentó una plataforma digital para monitorizar los procesos industriales y el consumo de suministros en tiempo real, lo que permite ajustar la producción a parámetros de eficiencia energética y sostenibilidad.
Por su parte, Susana Atienza, directora general de la Fundación Arcoíris, expuso un caso inspirador: la implantación de herramientas digitales de gestión de recursos humanos orientadas a mejorar la planificación de la producción con el fin de contratar a más personas con discapacidad, objetivo central de esta entidad.