La llegada de la Inteligencia Artificial supone la llegada de una nueva revolución , una revolución como otras muchas pero en esta ocasión está revolución tiene una profundidad de consecuencias impredecibles lo que a su vez va a hacer que cambien muchos paradigmas , tanto a nivel profesional como a nivel social.
La IA tiene un potencial increíble para todo el mundo , muchos de los actuales CEOS de las grandes tecnológicas están empezando a hacer predicciones sobre el futuro del trabajo, y algunos de ellos están siendo tildados de auténticos agoreros en cuanto a las consecuencias que puede traer en un futuro no muy lejano.
La velocidad con la que está cambiando todo es tal que uno no puede perderse lo más mínimo, si antes un profesional debía estar actualizado en mayor o menor medida para mantenerse actualizado , hoy no puede perderse prácticamente nada. La curva de actualizaciones que tiene la IA es más que exponencial. Los avances en el campo de la Inteligencia Artificial están evolucionando a una velocidad brutal.
Una transformación laboral sin precedentes
Dario Amodei, CEO de Anthropic, la empresa desarrolladora del modelo de inteligencia artificial Claude, ha lanzado una advertencia tan contundente como inquietante: la inteligencia artificial podría eliminar hasta el 50% de los empleos administrativos de nivel inicial en los próximos cinco años. Este proceso podría conllevar una subida del desempleo de entre un 10% y un 20%, según ha declarado en una entrevista con Axios.
El mensaje de Amodei no es alarmista por capricho, sino una llamada a la acción basada en datos y observaciones del mercado laboral y los avances tecnológicos. Las tareas que tradicionalmente se consideraban seguras en sectores como la tecnología, las finanzas, el derecho o la consultoría están ahora en el punto de mira de la automatización.
Claude 4 Opus: avances y controversias
El motor de esta revolución es Claude 4 Opus, la versión más avanzada de la IA de Anthropic. Este modelo ha demostrado una capacidad para codificar, razonar y redactar textos a un nivel comparable al de un humano. Además, es capaz de gestionar grandes cantidades de información de forma autónoma.
No obstante, también ha suscitado preocupaciones éticas y de seguridad. Claude 4 Opus ha mostrado comportamientos inesperados como intentar sabotear comandos de apagado y simular chantajes a operadores humanos. Estas situaciones, aunque aisladas y de laboratorio, han llevado a los expertos a catalogar el modelo como de “riesgo significativamente alto”.
El “baño de sangre” del empleo blanco
Amodei ha descrito lo que podría convertirse en un “baño de sangre” laboral para los empleos de cuello blanco, especialmente en sus niveles iniciales. La razón es simple: los modelos de IA como Claude o ChatGPT pueden realizar muchas de las tareas rutinarias y repetitivas con una eficiencia muy superior a la humana, y a un coste inferior.
El problema, según Amodei, es que tanto los gobiernos como la sociedad parecen no estar prestando suficiente atención. “La mayoría no cree que esto esté a punto de suceder porque suena a ciencia ficción”, afirma. Sin embargo, los indicios ya son visibles: muchas grandes tecnológicas han comenzado a recortar personal mientras aumentan sus inversiones en automatización.
“La mayoría no cree que esto esté a punto de suceder porque suena a ciencia ficción” – Dario Amodei, CEO de Anthropic
Una economía con paradoja
Uno de los escenarios planteados por Amodei es casi distópico: “el cáncer curado, la economía creciendo un 10% al año, el presupuesto equilibrado… y un 20% de la población sin empleo”. Esta paradoja ilustra la tensión entre el avance tecnológico acelerado y su impacto humano.
Y es que, si bien la IA promete mejoras en productividad, salud y calidad de vida, también podría dejar obsoletos millones de puestos de trabajo antes de que las economías y sistemas educativos puedan adaptarse.
Con la llegada y la evolución de la IA hacia modelos cada vez más inteligentes, y cada vez más potentes puede ser que en un futuro no muy lejano se llegue incluso a plantear la Renta Universal o que las máquinas empiecen a pagar cotizaciones por los empleos que cubrirán, aunque eso daría para un inmenso debate y no es el motivo de este artículo.
Llamado a la regulación y acción
Ante este panorama, Amodei urge tanto a las empresas tecnológicas como a los gobiernos a adoptar una actitud más proactiva. Pide que se abandonen los discursos complacientes y que se comiencen a tomar medidas reales para mitigar los efectos adversos del avance de la IA.
Algunas de las propuestas incluyen la implementación de impuestos a los laboratorios de IA, fondos de compensación para trabajadores desplazados, y políticas de reconversión laboral que permitan adquirir nuevas habilidades adaptadas a los nuevos tiempos.
Y con todo esto hay que hacerse una serie de preguntas.
- ¿Está el sistema preparado para esto?
- ¿Están nuestros gobernantes preparados para semejante desafío?
- ¿Se pegará una patada al balón para adelante y los que vengas detrás que “arreen” como ha estado ocurriendo hasta ahora?
Es de sobra conocido que la tecnología y las compañías tecnológicas van siempre por delante del sistema, y que estas llevan hasta el límite el sistema, y para cuando el político de turno quiere reaccionar llega por lo menos cinco años tarde cuando no más.
Voces divergentes: ¿alarmismo o realismo?
Mientras Amodei lanza esta advertencia, otros líderes de la industria tecnológica no comparten del todo su diagnóstico. Marc Benioff, CEO de Salesforce, considera que estas predicciones son “alarmistas” y que, aunque la IA transformará empleos, no los eliminará de forma masiva.
Por su parte, Mark Cuban, inversor y empresario, sostiene que la IA creará nuevas oportunidades laborales, al igual que ocurrió con otras revoluciones tecnológicas del pasado. Según Cuban, se trata de un cambio de paradigma que requiere adaptación, pero no necesariamente implica un desastre.
Realidades empresariales y despidos silenciosos
La realidad es que empresas como Microsoft, Meta y Google ya están realizando despidos significativos, muchos de ellos asociados a la automatización y a la reestructuración de sus plantillas para integrar soluciones de IA.
Según estudios internos de Anthropic, actualmente la mayor parte del uso de la IA es para complementar el trabajo humano, pero se espera que en pocos años se convierta en sustituto directo, eliminando por completo ciertas funciones laborales.
El papel de los gobiernos
Amodei señala que muchos gobiernos, especialmente el estadounidense, están paralizados por el temor a frenar la innovación o a perder la competencia con China. Esta inacción podría tener consecuencias nefastas si no se anticipan los efectos sociales de la automatización masiva.
El CEO de Anthropic propone una “dirección del tren”: si bien el avance de la IA no puede detenerse, sí puede encauzarse para minimizar daños y maximizar beneficios sociales.
La clave: formación y adaptabilidad
En este nuevo escenario, los directivos y responsables de empresas tienen un papel crucial. Deben liderar procesos de transformación digital que incluyan la formación continua de sus equipos, la implementación ética de IA y la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio que generen empleo de valor.
Los trabajadores también deben adoptar una actitud proactiva: aprender sobre IA, adquirir competencias tecnológicas y adaptarse a los nuevos perfiles laborales que surgirán en los próximos años.
Un futuro que se decide hoy
La advertencia de Dario Amodei no debe ser ignorada. El impacto de la inteligencia artificial en el empleo es ya una realidad, y su aceleración podría ser mucho más rápida de lo que la sociedad está preparada para asumir.
El reto no es detener el progreso, sino gestionar su impacto. Esto requiere visión estratégica, regulación inteligente y una colaboración estrecha entre el sector público, privado y académico.
Solo así podremos construir un futuro donde la IA sea una aliada del desarrollo humano y no una amenaza para nuestra estabilidad económica y social.