No pocos mantuvieron en el año 2021 que la siguiente epidemia, tras la Covid-19, sería la relacionada con la salud mental de las personas. Lejos de equivocarse, los trastornos cerebrales son hoy una de las grandes preocupaciones por los sistemas de salud en todo el mundo.
Más de 280 millones de personas padecen depresión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una cifra que no deja de aumentar año tras año. Ansiedad, trastornos del ánimo, estrés postraumático… El peso de estas patologías, invisibles pero devastadoras, se extiende y agrava la vida de millones de personas.
España no escapa a esta tendencia. El trastorno de ansiedad se ha convertido en la afección psicológica más habitual en la atención primaria, afectando al 6,7% de la población adulta de forma constante entre los 35 y los 84 años. Le sigue la depresión, que alcanza ya al 4,1% de la población y cuya incidencia crece progresivamente con la edad, especialmente entre las mujeres. No en vano, más de un tercio de las españolas mayores de 40 años ha sido tratada con antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos.
La IA al servicio del manejo de enfermedades mentales: así es Empathic-AI
Pero mientras la demanda de atención especializada se dispara, los recursos disponibles siguen siendo escasos. Aquí es donde la tecnología se presenta como un inesperado aliado, concretamente la inteligencia artificial. Empathic-AI, una innovadora plataforma desarrollada por la startup estadounidense Sama Therapeutics, está cambiando la manera en que se detectan y tratan los trastornos mentales, incorporando la inteligencia artificial como herramienta de precisión.
Su alcance y potencial están claros y su gran eco mediático en España llega gracias a su estatus como finalista de la octava edición de los Premios a la Innovación Social de Fundación MAPFRE en la categoría Mejora de la Salud y Tecnología Digital (e-Health).
Cómo funciona Empathic-AI
Empathic-AI no diagnostica a golpe de formulario ni de entrevistas clínicas convencionales. Su sistema analiza múltiples biomarcadores en tiempo real: la modulación de la voz, las microexpresiones faciales y las señales fisiológicas del paciente, como la frecuencia cardíaca o la conductancia de la piel. Combinando estos datos mediante algoritmos avanzados, ofrece evaluaciones objetivas y altamente personalizadas del estado emocional y psicológico de cada individuo.
“Queremos eliminar la subjetividad en la evaluación de la salud mental”, explica el Dr. Shobi Ahmed, fundador de Sama Therapeutics y líder del equipo multidisciplinar que ha dado vida a esta plataforma. “La inteligencia artificial no sustituye al médico, pero amplía su capacidad de ver más allá de lo que es evidente.”
Actualmente, Empathic-AI está disponible en más de 100 idiomas y beneficia a miles de pacientes cada mes en hospitales, clínicas y centros de investigación de Estados Unidos y Europa. Entre sus usuarios se encuentran pacientes oncológicos en tratamiento de quimioterapia, primeros intervinientes que buscan apoyo contra el trastorno de estrés postraumático, y personas en seguimiento por salud mental.
Shobi Ahmed.
Una startup que no pasa desapercibida
Desde su fundación en 2023, Sama Therapeutics ha acumulado hitos impresionantes. Fue finalista en la presentación de startups innovadoras en el prestigioso SXSW 2024, ganó premios en competencias de biomarcadores neuropsiquiátricos y atrajo inversiones estratégicas de redes de clínicas oncológicas y fondos de capital riesgo como Mystic Ventures.
El reconocimiento institucional no se ha hecho esperar: Sama ha formado parte de programas de aceleración como Endless Frontier Labs y Creative Destruction Labs, y ha participado en iniciativas de innovación de la Asociación Americana de Psiquiatría y el MIT. Y ahora su posición finalista en los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social…
Sin duda, el éxito hasta ahora está ahí. Frente a un sistema sanitario saturado y un contexto de creciente desigualdad, integrar herramientas basadas en biomarcadores y análisis predictivos agilizar enormemente la atención en la salud mental de las personas.
“La empatía no es un algoritmo, pero sí podemos enseñar a las máquinas a detectarla y medirla”, concluye el Dr. Ahmed. Y quizás, gracias a estas nuevas tecnologías, podamos abordar la crisis de salud mental mundial con más precisión, humanidad y esperanza.