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La responsabilidad social, estrategias ESG y la sostenibilidad vuelven a ser analizadas por la consultora Advice Strategic Consultans en un nuevo estudio sobre las empresas líderes en estos ámbitos. La gran novedad en esta 33ª oleada viene de un cambio de tendencia que empieza a asentarse en Estados Unidos y España.

El público consultado en esta investigación – ciudadanía, pymes, autónomos y líderes de opinión – coinciden en una conclusión: la nueva RSE debe ofrecer resultados tangibles, útiles y ser capaz de dar respuestas a problemas reales de la población. Según el socio director de la consultora responsable del estudio, Jorge Díaz-Cardiel, el informe refleja “un cambio estructural en la concepción del compromiso social de empresas e instituciones”. Tras dos décadas de evolución de la RSE, la exigencia en hacer tangible un intangible es más clara que nunca. “Tras 20 años de discursos, ahora toca pasar a la acción. La sociedad española no se conforma con palabras: exige hechos”, resume Díaz-Cardiel.

Más urgencia a las tradicionales preocupaciones sociales

El porqué de este cambio sistémico en la percepción de la RSE quizás se deba a la amplia tipología de conflictos e incertidumbres que rodean a la sociedad, empezando por problemas que son viejos conocidos, pero a los que no se logra dar respuesta desde las instituciones públicas ni privadas. En este sentido, la investigación apunta que las preocupaciones sociales de 2025 no son nuevas, pero sí más urgentes. Los ciudadanos sitúan en primer lugar el acceso a la vivienda (25,5%), seguido del paro, los precios y la inflación, la inmigración, la calidad del empleo, la sanidad, el apoyo a la juventud y la educación. La radiografía es clara y la población y los expertos coinciden en que las empresas deben integrar en sus estrategias factores económicos, sociales, tecnológicos y geopolíticos, y dejar atrás el “marketing verde” o la filantropía de postureo. Por tanto, además de la necesidad de hacer tangibles los resultados en las estrategias, queda claro que el greenwashing va a hacer más daño que nunca a la reputación de las organizaciones.

El rechazo a estas prácticas es más notable que nunca a pesar de la pérdida de importancia del cambio climática entre las prioridades de la muestra. Aún así el calentamiento global sigue constando como una de las grandes preocupaciones, pero aquí también se insta a desplegar más acción y menos publicidad verde. Este tipo de demandas se han intensificado con los incendios del pasado mes de agosto o con los devastadores efectos de la última gran DANA valenciana.  “El compromiso social de las empresas debe derivarse de la realidad tangible en que viven los ciudadanos”, señala Díaz-Cardiel. Y añade: “La sociedad está dispuesta a penalizar a las compañías que no actúan o que venden humo”.

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La IA figura en la nueva agenda de la RSE

La digitalización y la inteligencia artificial marcan también la agenda de la nueva RSE. Expone uno de los líderes de opinión consultados: que hoy cualquiera puede ver en su smartphone lo que ocurre en una guerra o una catástrofe natural y que esa inmediatez despierta empatía y frustración. Con tal acceso a la información, la gente sociedad exige a empresas e instituciones que actúen, porque cuentan con recursos que los ciudadanos no tienen.

La IA plantea, además, retos concretos: desde la formación digital para evitar la exclusión laboral, hasta la brecha digital que afecta a los colectivos más vulnerables. También impacta en la sostenibilidad energética, pues mientras promete optimizar recursos, multiplica la demanda eléctrica de los centros de datos.

La geopolítica gana peso 

Otro hallazgo clave del estudio es la influencia de los factores geopolíticos en la concepción del compromiso social. La guerra en Ucrania, los conflictos en Oriente Medio, las catástrofes naturales o la guerra comercial entre EE. UU. y China condicionan tanto el comercio mundial como la percepción social de las empresas.

Las grandes corporaciones son vistas por la ciudadanía como actores capaces —y obligados— de contribuir a mitigar los efectos de estas crisis, desde las migraciones hasta la inseguridad alimentaria.

La ESG, en revisión 

El informe también analiza el viraje global de la ESG y la Sostenibilidad. En EE. UU., gigantes como BlackRock, JPMorgan, Deutsche Bank o Vanguard han reducido sus inversiones en proyectos ESG con determinadas orientaciones, generando un efecto dominó en otras economías occidentales.

En paralelo, muchas multinacionales han recortado sus compromisos de diversidad, equidad e inclusión (DEI), a menudo confundidos o identificados con la ESG. Empresas como Amazon, Google, Meta, McDonald’s, Ford o Deloitte han ajustado sus programas ante presiones económicas, regulatorias y sociales.

La desconexión entre lo que las marcas comunicaban y lo que los consumidores esperaban ha pasado factura. Ejemplos como la caída del 97% en las ventas de Jaguar tras su reposicionamiento de marca o el desplome reputacional de Balenciaga evidencian que los consumidores castigan a quienes se alejan de sus expectativas.

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Las mejores empresas españolas en RSE y sus estrategias 

Como suele ser habitual, el estudio de Advice en su oleada de otoño 2025 identifica también a las empresas mejor valoradas en materia de RSE y sostenibilidad, que en este año han estrenado ambiciosos planes para dar respuesta a las nuevas exigencias sociales. Fundación ”la Caixa” se consolida como referente global: con un presupuesto de 655 millones de euros y un patrimonio gestionado por CriteriaCaixa de 30.000 millones, es la tercera fundación del mundo y la primera de Europa. Su plan estratégico 2025–2030 articula la acción en tres ejes —social, investigación y becas, y cultura—, a los que se sumarán nuevas áreas como la sostenibilidad ambiental, la salud mental y la longevidad.

El Corte Inglés, por su parte, vincula su compromiso con el desarrollo económico y social de España. La compañía moviliza en torno al 1% del PIB nacional, principalmente a través del empleo, la contratación de 100.000 pymes y autónomos y la integración de la sostenibilidad en su negocio y en los productos que ofrece a millones de consumidores.

En el ámbito financiero, CaixaBank ha marcado un récord europeo al movilizar 100.000 millones en financiación sostenible. Con una contribución directa al PIB del 1,18% y 22 millones de clientes, el banco refuerza su papel como motor de inclusión financiera y social, clave en la transición hacia una economía más equitativa y sostenible.

Telefónica es otro de los gigantes que lidera esta transformación. En 2024 generó un impacto positivo cercano a los 100.000 millones de euros, principalmente a través del pago de impuestos en los países donde opera y de su contribución a la inclusión digital. La compañía subraya así cómo la conectividad y la digitalización son hoy catalizadores del desarrollo económico sostenible y de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

En la industria de la moda, Inditex avanza hacia un modelo circular y bajo en emisiones. En 2025 ha logrado hitos como garantizar que el 100% del lino y el poliéster empleados sean de menor impacto, reducir un 25% el consumo de agua en la cadena de suministro y beneficiar directamente a tres millones de trabajadores gracias a su estrategia “Trabajador en el Centro”.

Junto a estas cinco, empresas como Cellnex Telecom, que ocupa posiciones de liderazgo en el Top-10 del informe, refuerzan el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Este verano, su labor ha sido esencial en la lucha contra los incendios forestales en Navarra, Castilla y León, Galicia, Valencia, Asturias y Extremadura, garantizando la operatividad de las comunicaciones críticas para los equipos de emergencias y protección civil.

Las prioridades de la nueva RSE

Analizadas todas las claves y empresas referentes, el estudio concluye que la ESG no desaparece, sino que se reorienta. El 91% de los líderes de opinión entrevistados cree que los compromisos se mantienen, pero apuntan hacia un foco diferente. Las prioridades ahora son:

  • Atender las demandas sociales reales.
  • Resolver problemas tangibles como vivienda, empleo, juventud o educación.
  • Alinear la RSE con el negocio, sin perder de vista la rentabilidad.
  • Integrar la sostenibilidad en el marco económico y tecnológico actual.