El “callejón sin salida” de (la que debería ser) una de las principales industrias en nuestro país, la moda

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El “made in Spain” en moda es, desde siempre, garantía de calidad. Las firmas y diseñadores españoles nos hemos consolidado como grandes referentes en el mundo de la moda a nivel internacional. No obstante hay un gran pero…

En el sector de la moda, nuestros diseños están siempre a la vanguardia y el resto de países demandan nuestros productos, tanto en alta costura como en prêt-à-porter.

Esta época dorada de la moda española contrasta con la falta de talleres de confección textil ubicados en nuestro país. Las pasadas décadas fueron muy complicadas para este eslabón del sector y fueron numerosos talleres los que se vieron obligados a cerrar. 

Las crisis económicas y la fuerte competencia de países como China, que ofrece una producción muy rápida y a un bajo coste, fueron determinantes para este ramo.

diseños de María Salas.

Ahora, cuando la industria de la moda en nuestro país está en uno de sus mejores momentos, los diseñadores nos encontramos con grandes dificultades para encontrar fábricas o talleres nacionales que puedan dar salida a nuestra producción.

Esta carencia coincide, curiosamente, con un momento en el que están renaciendo profesiones artesanales y en el que son cada vez más los jóvenes que buscan dedicarse a la costura. Y digo costura, no diseño o patronaje que quizá eran más populares en el pasado.

Sin embargo, ante esta falta de talleres, los estudiantes no pueden poner en práctica sus conocimientos ni adquirir la técnica necesaria que requiere un puesto de trabajo más especializado, como por ejemplo, en un atelier de alta costura.

Sin duda, el interés juvenil por los oficios es una magnífica noticia, especialmente en un país como el nuestro en el que, durante mucho tiempo, la fijación de los padres por que sus hijos estudiasen una carrera había condenado a la artesanía a su casi extinción.

Esto, a su vez, había provocado un problema crítico de absorción de diplomados y licenciados por el mercado laboral que, finalmente, veían como su proyección profesional terminaba orientada en direcciones poco o nada relacionadas con sus estudios.

Uno de los factores que más han favorecido la desaparición de las fábricas de ropa en España es la enorme aceleración del mercado textil a la que hemos asistido en los últimos años.

Irrupción de la fast fashion

Vestido de novia.

La llamada fast fashion se ha impuesto entre los consumidores y la adquisición de ropa en España se ha multiplicado por cuatro respecto a las cifras que se manejaban en 1990. Actualmente, cada español compra una media de 34 prendas y desecha alrededor de 14 kg de vestuario al año.

De esta manera, hemos consolidado un hábito de compra en el que adquirimos a bajísimo precio mucha más ropa de la que necesitamos y acumulamos en el armario artículos de baja calidad que, en muchas ocasiones, no nos ponemos más de dos veces y que finalmente optamos por tirar.

El precio que pagamos por este modelo de consumo es que la mayoría del empleo que genera esta industria queda fuera de nuestras fronteras. La producción se traslada a países donde, a base de trabajo precario, es posible producir grandísimas cantidades a precios muy bajos. 

La inversión en producciones de calidad, con una durabilidad y diseño que permita que las prendas sean utilizadas durante varias temporadas, contribuiría, a su vez, a la reducción de residuos derivados de la producción textil y a la creación de un modelo sostenible para el medio ambiente. 

El nicho de la alta costura se reduce

Este modelo de consumo hace que la alta costura ha quedado reducida únicamente a eventos y ocasiones muy especiales como es el caso del sector nupcial.

Así, han desaparecido numerosos talleres pequeños en los que modistas confeccionaban ropa a medida para los vecinos del barrio y que también eran oportunidades laborales para estos estudiantes de cara a dar sus primeros pasos en su carrera profesional.

Así las cosas, mientras los diseñadores nos encontramos con la dificultad de encontrar perfiles con la experiencia y habilidad adecuada para poder trabajar con prendas de alta costura; los jóvenes no disponen de espacios de trabajo en los que puedan adquirir la técnica y destreza que requieren los puestos de más nivel.

Ante este “callejón sin salida”, la mayor parte de los estudiantes ven frustrada su vocación y los diseñadores nos vemos obligados a producir en otros países que ya cuenten con esos profesionales capacitados. Una pescadilla que se muerde la cola y que termina por perjudicar a todos los eslabones del sector. 

El nicho de la alta costura se reduce.

España necesita la creación de talleres que puedan competir en cuanto a la rapidez de producción con las grandes industrias del momento como son China o Portugal y que, además, ofrezcan ese plus de calidad que se espera de las creaciones que llevan la marca España.

Se necesitan más talleres de confección en el sector textil.

La creación de talleres dará lugar al nacimiento de estos puestos de trabajo tan necesarios para los nuevos profesionales que quieren dedicarse al mundo de la moda. 

En este sentido, el sector aboga por una mayor inversión por parte de las instituciones y una apuesta mucho más firme por el talento nacional. Reino Unido se ha consolidado como el país que mejores opciones ofrece a los estudiantes de moda.

Entre sus centros cuentan con la prestigiosa Central Saint Martin’s por la que han pasado grande nombres como Stella McCarney, John Galliano, Paul Smith o Alexander McQueen, entre otros.  La asociación Fashion Roundtable señalaba en un estudio publicado el pasado año que la moda británica mueve más de 29.000 millones de libras.

Moda española.

Si se emprendiese este camino, aprovechando el grandísimo potencial con el que cuenta la industria de la moda española, se podría sin duda alguna multiplicar el mercado ya que no existiría esa fuga, tanto de talento como de dinero, que actualmente existe.

En mi caso, que produzco para otras marcas, es probable que estas firmas inviertan en nuevas producciones que generan, a su vez, más empleo y un mayor consumo local. También se contribuiría al “efecto llamada” de firmas extranjeras que busquen trasladar su producción a España, inyectando capital extranjero.

La moda española, y con ella todo lo que engloba, es como decía en el inicio, todo un referente a nivel internacional. Fuera de nuestras fronteras creen y valoran la conocida Marca España. Es hora de que recuperemos los “eslabones perdidos” de esta industria tan nuestra.


Por María Salas – Diseñadora nupcial y creadora de María Salas Novias

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