Ante el auge de las nuevas tecnologías y la transformación del mercado laboral que está experimentando el mundo, el aprendizaje se ha vuelvo esencial, pero no de forma puntual sino de una forma constante. La formación continua se perfila como la única brújula posible en un entorno de disrupción permanente.
Así lo pone de manifiesto el informe Habilidades del Futuro, presentado por Banco Santander, que radiografía las nuevas necesidades formativas en un mundo atravesado por la inteligencia artificial. Basado en una encuesta a 15.000 personas en 15 países de Europa y América, el estudio revela que ocho de cada diez personas sienten la necesidad urgente de seguir ampliando sus conocimientos, y un 38% asegura que la formación que recibió antes de comenzar su vida laboral no le ha servido.
Queda claro que la IA ya es un requisito indispensable para impulsar las habilidades del futuro, según ha tenido constancia Banco Santander en su investigación.
Las habilidades del futuro deben añadir a la IA para que ésta no se convierta en una amenaza
El protagonismo de la IA en el futuro del trabajo es incuestionable. Para el 60% de los encuestados, su uso será esencial para mantenerse empleable, y se espera que áreas como la ciencia de datos y la inteligencia artificial dominen la demanda laboral en los próximos cinco años.
Pero no todo es entusiasmo. Un tercio cree que la IA podría reemplazar su puesto de trabajo en el futuro, mientras que siete de cada diez admiten que las generaciones futuras trabajarán en empleos que hoy ni siquiera existen. Un escenario tan incierto como fascinante, que obliga a replantear el concepto mismo de carrera profesional.
La pregunta ya no es si hay que seguir formándose, sino cómo, con qué herramientas y con qué apoyos. El informe identifica una brecha clara entre la necesidad de actualizar competencias y la percepción de la oferta formativa existente pensando en las necesarias habilidades del futuro.
Casi la mitad de los encuestados (45%) valora más las soft skills —como la comunicación, el liderazgo o el trabajo en equipo— que la formación técnica. Sin embargo, las plataformas digitales de aprendizaje, que podrían solventar parte del problema, aún no están en el radar de la mayoría: el 89% admite no conocerlas, aunque seis de cada diez se muestran dispuestos a usarlas.
La modalidad híbrida gana adeptos (36%), mientras que las universidades públicas siguen siendo las instituciones preferidas para recibir formación continua (31%). En paralelo, el emprendimiento gana terreno como vía para generar empleo y adaptarse al cambio.
¿Quién debe hacerse cargo de impulsar las habilidades del futuro?
El aprendizaje permanente también plantea un debate sobre las responsabilidades. ¿De quién es la tarea de formar a los trabajadores del futuro?
Para el 43%, son las empresas quienes deben liderar este esfuerzo; un 29% piensa que la responsabilidad es individual; y un 25% mira al sector público como el actor clave. No obstante, un 39% de los encuestados considera insuficiente la actual oferta pública de formación continua.
Desde Banco Santander, la respuesta es clara: “Las empresas deben ser parte de la solución”, afirmó Ana Botín, presidenta ejecutiva del grupo. Para ello, la entidad destinará 400 millones de euros entre 2023 y 2026 para impulsar la educación, la empleabilidad y el emprendimiento a través de iniciativas como Santander Open Academy.
Una perspectiva global: entre el pragmatismo y la autogestión
Las conclusiones del informe varían según la región, lo que añade una dimensión geográfica al debate. En Europa, el 70% ha cambiado de sector, empresa o función, lo que la convierte en la región con mayor movilidad profesional. También es donde más se cuestiona la utilidad de la formación académica previa, aunque un 64% cree en las oportunidades laborales dentro del continente.
En Estados Unidos, la experiencia práctica y la educación no formal son vistas con mejores ojos que los títulos académicos. Allí, el 52% cree que las empresas deben liderar la formación de sus empleados.
En contraste, América Latina se caracteriza por una visión más individualista: la mayoría considera que es responsabilidad de cada persona actualizarse profesionalmente. Sin embargo, es también donde se registra mayor disposición a utilizar herramientas digitales de aprendizaje (76%) y donde las plataformas online gozan de mejor valoración (65%).