Previsiones para 2013

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Juan Pablo Calzada, Economista

Desde que comenzó el otoño hemos asistido a una cascada de previsiones económicas, proceso que seguirá hasta el final del año. En general hemos de decir que todas apuntan a que el año 2013 será con suerte algo mejor que 2012. Lo que sin duda puede ser cierto en muchos países, pero es absolutamente incierto a nivel global. Cada vez es más evidente que los grandes organismos internacionales siguen sobrepasados por las circunstancias, y no acaban de comprender la dimensión del impacto que están teniendo los países en vías de desarrollo en el comportamiento global de la economía. 

Daremos unos datos breves para tener una panorámica general de la economía mundial y en particular de los países en vías de desarrollo. El mundo tiene un producto interior bruto de unos 70 billones de dólares en 2011 de los cuales el 30% proviene de los países en vías de desarrollo, el 24% en 2007. Los países ricos generamos en 2011 el 60% del PIB mundial, mientras que en 2007 ese porcentaje era del 69%. Además los países en vías de desarrollo tienen aproximadamente el 50% de la población mundial.

En 2007 nadie esperaba que resistieran el impacto de la crisis económico/financiera de los países ricos, se estimaba que el impacto del menor consumo de los países ricos dinamitaría sus economías y el mundo entraría en una espiral recesiva de imprevisibles consecuencias y difícil solución. Como podemos ver en el gráfico que acompaña a estás líneas y que esta elaborado a partir de los datos del Fondo Monetario Internacional, el mundo en su conjunto ha superado en tan solo un año la crisis de competitividad que vivimos las economías desarrolladas y crece a tasas tan elevadas como antes de la crisis. El PIB per cápita mundial ha crecido un 20% entre el año 2007 y el 2011, mientras que el PIB per cápita de los países ricos, con la excepción de los productores de petróleo, apenas ha variado.

 

 

 

Los países en vías de desarrollo han visto crecer su Pib per Cápita en el mismo periodo un 35%, lo que ha permitido al mundo seguir creciendo. Y no solo han liderado el crecimiento mundial, sino que además han generado excedentes suficientes durante el periodo para alimentar la burbuja de deuda pública que hemos creado en las economías desarrolladas, una vez más con la excepción de los países productores de petróleo.  

Esto a nuestro modesto entender no está recogido ni de lejos por las previsiones económicas para 2013 que vamos conociendo. Ha habido dos factores imprevistos de gran importancia respecto a las previsiones que existían para 2012, nadie esperaba los records exportadores de Alemania ni la vuelta a la balanza por cuenta corriente positiva de España.

Y se debe en ambos casos a que el comercio mundial crece de nuevo a las mismas tasas que registraba antes de la crisis y su importe es ya equivalente el 28% del PIB mundial, unos 21 billones de dólares y cuya curva tiene el mismo aspecto que la del gráfico que acompaña estas líneas. Las exportaciones alemanas han crecido sobre todo fuera de la zona euro y las españolas han crecido en Alemania y fuera de la zona euro. Lo que está llevando a que el sector privado español vaya a cerrar el año con un leve crecimiento al igual que su empleo, pero el mal comportamiento del sector público nos llevará a cerrar el año con una caída del PIB de entre el 1,5% y el 1,7%.

Este leve crecimiento del sector privado está apoyado fundamentalmente en el buen comportamiento del sector exterior, al cual hay que apoyar cuanto antes, para que sea la locomotora que nos permita volver al crecimiento de empleo y actividad.

A día de hoy la única manera de salir de la crisis es a través del sector exterior, ya que esta es la única manera de generar riqueza contra el resto del mundo y así poder pagar el alto endeudamiento público y privado de nuestro país.

Desde el año 1988 el sector exterior ha tenido una aportación negativa a nuestro producto interior, importábamos más bienes, servicios y capitales de los que exportábamos, muchos años por importes superiores al 10% del PIB, con la salvedad del año 1997 donde se registro una leve aportación positiva de en torno al 0,5% del PIB. Es decir en los últimos 24 años nuestro país ha precisado de enormes sumas de dinero del exterior, durante la primera mitad de este periodo el uso de ese dinero pedido al resto del mundo fue dirigido a las inversiones que nos permitieron convertirnos en un país desarrollado y rico, lo que más que ha compensado el dinero invertido ya sea vía beneficios o por la posesión de activos de mucho mayor valor. Otra parte de este endeudamiento con el exterior en este periodo lo compensa la mayor riqueza de los ciudadanos y el mayor valor de sus activos. Pero entre 1998 y la actualidad, el dinero que hemos pedido al exterior lo hemos gastado en gasto corriente de las administraciones y en consumo de todo tipo, en un alto porcentaje. Y el resto lo destinamos a una muy mala inversión como ha resultado ser la vivienda, por lo que su rendimiento como inversión es muy negativo, ya que los activos adquiridos han perdido un -50% o más de su valor, y solo nos queda pagar la pérdida dado que los prestamistas no han entrado a riesgo.

El sector exterior es ya el 30% de la actividad de nuestro país, y el mercado donde conseguimos esa riqueza tiene una dimensión enorme, unas 18 veces nuestro PIB y crece anualmente a tasas más elevadas, por lo que, a priori, la única limitación a nuestro crecimiento potencial es nuestra capacidad de ser competitivos. Durante este año ha sido el factor que ha desvirtuado todas las previsiones y nuestra impresión es que el año que viene será también algo mejor a lo que se espera para el conjunto del mundo y muy probablemente  también  enlo referente a nuestra economía. 

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