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Los directivos españoles encaran 2025 con una confianza prudente pero orientada al crecimiento. Según el informe Perspectivas España 2025 elaborado por CEOE y KPMG, la economía nacional avanzó un 3,2 % en 2024 y las previsiones sitúan la expansión de este año entre el 2,3 % y el 2,5 %. Los fondos europeos Next Generation, la fortaleza del turismo y la integración laboral de inmigrantes sostienen esta tendencia positiva. Sin embargo, la deuda, la productividad y las tensiones comerciales siguen marcando límites a la recuperación.

En este escenario, el 41 % de los empresarios considera buena la situación actual y siete de cada diez compañías prevén aumentar sus ventas en 2025. Aun así, más de la mitad cree que la economía se mantendrá estable, lo que evidencia una visión de crecimiento realista y centrada en la eficiencia.

Digitalización y rentabilidad, prioridades de la agenda directiva

La digitalización ocupa un lugar central en las prioridades de la alta dirección. El 85 % de las compañías españolas ya ha invertido o planea invertir en inteligencia artificial, y casi siete de cada diez destinarán recursos a nuevas herramientas tecnológicas. La IA generativa, los algoritmos predictivos y la automatización de procesos están cambiando la forma en que se toman decisiones y se gestionan los recursos en las empresas.

Hoy, la digitalización no puede concebirse como un conjunto de proyectos tecnológicos independientes, sino como el eje transversal de una estrategia funcional integrada en las distintas áreas de negocio de la empresa. Alinear la tecnología con los objetivos empresariales permite transformar la innovación en resultados tangibles y medibles claramente orientados a mejorar los niveles de productividad..

Al mismo tiempo, la ciberseguridad pasa a ser un elemento esencial. Un 34 % de las organizaciones reforzará este ámbito en 2026, impulsadas por nuevas normativas como NIS2 y DORA. Los equipos directivos deben adoptar un enfoque preventivo y transversal que garantice la protección de los datos y preserve la confianza de clientes e inversores.

 

Talento y competitividad: la nueva ecuación del crecimiento

El talento se ha transformado en el factor que determina la capacidad real de crecimiento. Casi un tercio de las empresas sitúa la atracción y fidelización de profesionales entre sus prioridades, y un 45 % aumentará su inversión en formación y desarrollo. Sin embargo, más de la mitad no dispone todavía de programas sólidos de upskilling y reskilling, lo que ralentiza la ejecución de los proyectos digitales.

La escasez de perfiles tecnológicos y la rápida caducidad de las competencias han llevado a muchas compañías a rediseñar sus políticas de recursos humanos. Aquellas que vinculan la gestión del talento a la estrategia global de la empresa logran mantener su capacidad de adaptación y anticiparse a los cambios del mercado cada vez más dinámico.

 

Estrategia funcional: el engranaje que conecta tecnología, talento y rentabilidad

La suma de la innovación tecnológica, la capacitación profesional y la rentabilidad exige algo más que visión. Se hace imprescindible diseñar una estrategia funcional coherente y rentable que garantice la coordinación entre las distintas áreas de la empresa: operaciones, marketing, finanzas, recursos humanos o innovación.

Sin una estructura sólidamente articulada, las inversiones digitales pierden impacto y los programas de formación se diluyen. La adopción de inteligencia artificial, por ejemplo, implica rediseñar procesos, redefinir funciones y ajustar presupuestos. Integrar estas decisiones dentro de un mismo marco operativo permite avanzar con coherencia y aprovechar cada inversión.

Las empresas que ya han dado ese paso conectan tecnología y talento bajo un plan funcional único, con beneficios visibles en productividad, innovación y rentabilidad.

 

La diferencia entre crecer y quedarse atrás

El informe Perspectivas España 2025 confirma que las compañías con visión a medio plazo están acelerando la digitalización de los procesos, reforzando la seguridad de los sistemas y promoviendo la formación continua de los equipos. La unión de estas tres palancas -tecnología, personas y eficiencia- se consolida como el camino más seguro hacia la competitividad.

En un entorno económico en constante transformación, la diferencia no está en la cantidad de recursos invertidos, sino en la forma de aplicarlos y en qué tipo de perfiles están detrás de esas decisiones . Las organizaciones que incorporen la digitalización en cada uno de los procesos de la empresa y el desarrollo del talento dentro de una planificación estratégica funcional coherente serán las que mantengan la capacidad de liderazgo efectivo y marquen el ritmo del crecimiento empresarial en los próximos años.