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La industria se sube al carro del crecimiento ‘transversal’ de la economía española

crecimiento economía española

Una cosa es la micro y otra bien distinta es la macroeconomía. En esta última, España tiene muy pocas pegas por no decir ninguna, visto el análisis que ha realizado el servicio de estudios de CaixaBank (CaixaBank Research). En su último Observatorio correspondiente al segundo semestre de este año, los datos son especialmente positivos porque la economía española sigue su proceso de crecimiento y – lo que es más importante – está teniendo un efecto contagio en muchos sectores. Entre ellos, la industria, que venía de pasar un mal momento en años anteriores.

Así que una de las primeras grandes claves en forma de noticia positiva para el país es que su crecimiento ya no solo depende del turismo o del ladrillo, sino que ahora se ve motivado por un motor que es multicitlindrico. Esta conclusión viene dada por la radiografía que ha pasado CaixaBank Research a 22 sectores. En este análisis, 16 de ellos se encuentran en un momento expansivo.

PIB en 2025 y 2026

En lo que respecta al Producto Interior Bruto, el informe señala que el PIB español crecerá un 2.9% este año y un 2.1% en 2026, España dibuja un modelo de resiliencia basado en la diversificación, una industria revitalizada y un mercado laboral que empieza a sanear sus heridas crónicas.

La industria crece por los precios de la energía

Si hay un protagonista en esta transformación, es el sector industrial. la industria manufacturera ha roto la tendencia a la baja y en su comparación con la situación en Alemania, Francia o Italia, los sectores involucrados presentan cifras positivas. La receta de tal vuelta a la tortilla viene de una combinación de factores donde destaca una ventaja competitiva inesperada: el precio de la energía.

«La menor exposición al gas ruso y el mayor peso de las renovables de bajo coste han creado un colchón fundamental», explica el informe. Los datos son elocuentes: desde 2023, los consumidores industriales medianos en España pagan por la electricidad, de media, un 29% menos que la media de la eurozona. Esta ventaja, considerada estructural por factores geográficos y de mix energético, ha sido un salvavidas para ramas intensivas en energía como la química, la papelera o la metalurgia, que en otros países europeos se han contraído con fuerza.

«Ya no competimos en costes laborales bajos, sino en eficiencia energética y productividad», señala un analista del estudio. Precisamente, la productividad por hora trabajada en la industria ha crecido al doble de ritmo que en el periodo prepandemia. Sectores de alto valor añadido, como el farmacéutico –que lidera con un crecimiento del 36% desde 2019– o el químico, han sabido absorber mejor los costes y mantener la competitividad.

Los expertos avalan la reforma del mercado laboral

El otro pilar de la transformación se encuentra en el mercado de trabajo. La reforma laboral de 2021 ha surtido un efecto tangible y rápido: la tasa de temporalidad se ha desplomado del 28.1% en octubre de 2021 al 12.1% en el mismo mes de 2025. Esta reducción ha sido especialmente pronunciada en sectores tradicionalmente precarios como la hostelería, la construcción y la agricultura.

«La estabilidad contractual es el primer paso para invertir en capital humano y aumentar la productividad a medio plazo», subraya el Observatorio. Sin embargo, el avance es desigual. Mientras la hostelería ha logrado unir una drástica reducción de la temporalidad con un salto espectacular en productividad (+28%, en parte por la digitalización y la reactivación post-COVID), otros como la construcción o la agricultura tienen ahora plantillas más estables, pero sus ganancias de eficiencia siguen siendo limitadas.

El desafío persiste: aunque la productividad por hora mejora, la productividad por ocupado avanza a un ritmo muy modesto (0.3% anual). «Gran parte del aumento del PIB por hora trabajada se debe a la reducción de horas por trabajador, no a una mayor eficiencia neta», advierte el informe. Convertir el empleo estable en un salto cualitativo sostenible sigue siendo la tarea pendiente.

Un mosaico de crecimiento: de la construcción a las TIC

La solidez del ciclo actual reside en su transversalidad. El crecimiento ya no es un fenómeno aislado. La construcción, resucitada por la demanda residencial y los fondos europeos, lidera las previsiones con crecimientos por encima del 4%. Le siguen los servicios profesionales y las TIC, impulsados por la digitalización y la demanda de consultoría especializada. Incluso el turismo, tras años de rebote excepcional, se asienta en un crecimiento más normalizado pero aún robusto del 2.5-2.7%.

En el lado opuesto, algunas manufacturas luchan contra vientos de frente globales. La industria textil, la maderera y, en menor medida, la automoción –esta última presionada por la transición eléctrica y la competencia asiática– muestran un dinamismo débil o negativo. No obstante, su peso no es suficiente para empañar el panorama general.

Los 5 puntos clave de la expansión de la economía española

  1. Crecimiento sólido y generalizado.
  2. Liderazgo de la industria
  3. Mercado laboral estable
  4. Perspectivas Sectoriales Diversas:
    • Alto crecimiento: Construcción, actividades profesionales, TIC e industria farmacéutica.
    • Crecimiento medio: Turismo (que se normaliza), manufacturas en general, comercio.
    • Crecimiento débil: Industria textil, maderera y, en menor medida, automoción, por presión competitiva internacional.
  5. Resiliencia y Transversalidad: La economía muestra una dispersión mínima en el crecimiento entre sectores, indicando un ciclo expansivo equilibrado y menos dependiente de motores únicos.
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