Nvidia lo ha vuelto a hacer. En un momento en el que el sector tecnológico vive entre la euforia por la inteligencia artificial y el miedo a una posible burbuja, la compañía liderada por Jensen Huang ha presentado unos resultados que no solo superan todas las expectativas de Wall Street, sino que reafirman su papel como el auténtico motor de la revolución tecnológica global.
Con ingresos récord, beneficios históricos y una previsión aún más ambiciosa para los próximos meses, Nvidia ha ofrecido una señal inequívoca: la demanda de capacidad computacional para IA no solo sigue creciendo, sino que está entrando en una fase de aceleración nunca antes vista.
Los resultados trimestrales (3T) , correspondientes al periodo de agosto a octubre, han sido interpretados como un mensaje de calma para los inversores, inquietos en las últimas semanas por las valoraciones desorbitadas de las tecnológicas y por el riesgo de que el boom de la IA se desinfle tan rápido como ha explotado. Pero las cifras desmontan ese temor: Nvidia no solo crece, sino que lo hace a un ritmo que confirma que la IA no es una moda pasajera, sino el punto central de un cambio industrial y económico profundo.
Nvidia ha ofrecido una señal inequívoca: la demanda de capacidad computacional para IA no solo sigue creciendo, sino que está entrando en una fase de aceleración nunca antes vista
Resultados que baten todos los récords
El trimestre analizado por la compañía ha dejado números sin precedentes en la historia de Nvidia. La firma ha registrado 57.010 millones de dólares en ingresos, superando con holgura la previsión de los analistas, que situaban la cifra en torno a los 54.920 millones. Este aumento del 65% interanual supone un salto extraordinario incluso para una empresa acostumbrada al crecimiento acelerado en los últimos cinco años.
En paralelo, el beneficio neto alcanzó los 31.910 millones de dólares, un 62% más que el año anterior. Las ganancias por acción, situadas en 1,30 dólares, superaron igualmente la estimación previa (1,25 dólares). Todos los indicadores apuntan en la misma dirección: Nvidia no solo mantiene su liderazgo, sino que está ampliando su ventaja sobre el resto del mercado.
Pero quizá lo más impactante fue la previsión para el siguiente trimestre. Jensen Huang anunció que la empresa espera unas ventas de 65.000 millones de dólares, muy por encima de los 61.660 millones anticipados por los analistas. Es decir, un nuevo récord a la vista.
Para los expertos, estos cifras despejan uno de los interrogantes que sobrevolaba el mercado: la posibilidad de un enfriamiento en la demanda de chips avanzados. Nada más lejos de la realidad.
“Hemos entrado en el ciclo virtuoso de la IA”
Jensen Huang, el carismático fundador y consejero delegado, fue claro: la inteligencia artificial ha alcanzado una etapa de expansión autosostenida. “Hemos entrado en el ciclo virtuoso de la IA”, declaró. “La IA está en todas partes, haciendo de todo a la vez”.
Ese «ciclo virtuoso» hace referencia a un fenómeno muy conocido en tecnología: cuanto más crecen las capacidades de los modelos de IA, más industrias los adoptan; cuantas más industrias los adoptan, mayor es la demanda de chips avanzados; y cuanto mayor es esa demanda, más rápido evoluciona la propia IA. Es un círculo de retroalimentación continua que otorga a Nvidia un papel central en el futuro de la computación.
El mensaje fue recibido como un bálsamo por los mercados: tras unas semanas de volatilidad, los títulos de Nvidia subieron más de cinco puntos en la jornada previa a la publicación de los resultados.
“La IA está en todas partes, haciendo de todo a la vez” – Jensen Huang, el carismático fundador y consejero delegado Nvidia
La arquitectura Blackwell: la nueva pieza clave del imperio Nvidia
Otro de los grandes titulares del informe de resultados tiene nombre propio: Blackwell. Se trata de la nueva microarquitectura de chips de Nvidia que promete multiplicar la capacidad de procesamiento de modelos de IA generativa, acelerando de forma drástica tanto el entrenamiento como la inferencia.
Según explicó Huang, “las ventas de Blackwell se han disparado y las GPU en la nube están agotadas”. Esta escasez confirma que el crecimiento de la IA es mucho más rápido de lo previsto. Todas las grandes tecnológicas —Amazon, Microsoft, Meta, Google, OpenAI— dependen de las GPU de Nvidia para escalar sus servicios, y todas han mostrado resultados financieros por encima de las expectativas este trimestre. Un indicador indirecto de que la demanda global se mantiene en niveles máximos.
Blackwell, además, representa el puente hacia una nueva generación de aplicaciones: agentes autónomos, IA multimodal más avanzada, simulación científica a gran escala y aplicaciones industriales que hasta hace poco parecían ciencia ficción.
Blackwell, la nueva microarquitectura de chips de Nvidia promete multiplicar la capacidad de procesamiento de modelos de IA generativa, acelerando de forma drástica tanto el entrenamiento como la inferencia
Un valor de mercado que desafía todos los precedentes
A mediados del último trimestre, Nvidia alcanzó una valoración de mercado superior a los 5 billones de dólares, situándose como la empresa más valiosa del planeta y dejando atrás a gigantes históricos como Apple, Microsoft o Amazon. Antes de publicar sus resultados, el valor se situaba en torno a los 4,5 billones, aún en niveles extraordinarios.
El hecho de que la acción suba o baje en el corto plazo es irrelevante a ojos de los analistas: lo significativo es que Nvidia es hoy el pilar imprescindible de la economía digital. Su dominio en GPU supera el 80%, y su ecosistema de software —con CUDA como pieza fundamental— convierte su tecnología en un estándar de facto para cualquier proyecto de IA avanzada.
¿Existe una burbuja de la IA? Nvidia responde con hechos
La gran duda que sobrevolaba el sector en los últimos meses era si la IA generativa había inflado una burbuja similar a la de las puntocom. Los resultados de Nvidia contestan por sí solos: la demanda es real, transversal y creciente.
Varios analistas hablan ya de una “burbuja positiva”, un concepto que intenta describir un fenómeno curioso: incluso si la valoración es alta, los fundamentales justifican el crecimiento. La infraestructura de IA —centros de datos, chips, software, energía— se ha convertido en uno de los sectores económicos más estratégicos del planeta. Y Nvidia está en el corazón del sistema.
El reto a corto plazo: producción, logística y energía
El éxito, sin embargo, trae nuevos retos. Nvidia debe seguir ampliando capacidad para atender la demanda, y la presión sobre las cadenas de suministro de semiconductores continúa siendo elevada. La fabricación avanzada depende de un número reducido de actores, especialmente TSMC, lo que convierte la cadena de valor en un mapa geopolítico complejo.
Además, la expansión de la IA implica enormes necesidades energéticas. Los centros de datos hiperescala que se están construyendo en todo el mundo demandan cantidades de electricidad sin precedentes, lo que obligará a una mayor coordinación con gobiernos y operadores energéticos.
Nvidia no frena, acelera
Los resultados de Nvidia no solo han tranquilizado al mercado, sino que han confirmado que estamos lejos de haber visto el techo del crecimiento en inteligencia artificial. La empresa continúa marcando el ritmo de una transformación global que afecta a todos los sectores: desde la salud hasta la automoción, desde la investigación científica hasta el entretenimiento.
Si la IA es la nueva revolución industrial, Nvidia es su motor principal. Y todo indica que su liderazgo seguirá siendo indiscutible durante muchos años más.
Nvidia se reafirma como el eje central de la revolución de la inteligencia artificial, superando las expectativas del mercado con resultados récord. Su innovadora arquitectura Blackwell y el creciente ciclo virtuoso de la IA apuntan a un futuro de demanda sostenida y acelerada en su sector. Aunque enfrenta retos logísticos y energéticos, el liderazgo y la capacidad de adaptación de Nvidia sugieren que la empresa continuará dominando el panorama tecnológico en los próximos años.

