Icono del sitio Directivos y Empresas

¿Es 2025 el punto de inflexión en la Computación Cuántica? Una perspectiva equilibrada

computación cuántica en 2025

El 12 de marzo de 2025 D-Wave Systems hizo una afirmación que resonó en toda la industria tecnológica: había logrado “supremacía cuántica” en un problema del mundo real.

Su sistema quantum annealing (traducido como ‘templado’ o ‘enfriamiento’) había resuelto simulaciones de materiales magnéticos en minutos que, según la empresa, tomarían casi un millón de años a las supercomputadoras más potentes del mundo y consumirían más electricidad que la producción global anual.

“Este es un día extraordinario para la computación cuántica”, declaró Alan Baratz, CEO de D-Wave, en una conferencia de prensa virtual. “Hemos demostrado supremacía computacional cuántica en un problema útil, real. Esto es lo que toda la industria ha estado persiguiendo”. Sin embargo, antes de que terminara la conferencia de prensa, la controversia ya había comenzado.

En cuestión de horas Dries Sels, de la Universidad de Nueva York, y sus colegas habían replicado cálculos similares usando un laptop convencional. Utilizando técnicas matemáticas conocidas como “tensor networks”, que reducen la cantidad de datos necesarios para simulaciones, demostraron que el problema no requería el poder de un quantum computer.

“Los resultados de D-Wave no cambian nada“, respondió Sels, añadiendo que podía escalar fácilmente su enfoque basado en tensores para igualar cualquier problema que D-Wave quisiera plantear. “El tiempo de ejecución del algoritmo escala linealmente con el tamaño del problema, así que no hay necesidad real de probar problemas más grandes”.

Paralelamente, investigadores de EPFL en Lausana, Suiza, dirigidos por Linda Mauron y Giuseppe Carleo, publicaron sus propios resultados demostrando que los problemas abordados por D-Wave pueden resolverse sin necesidad de entrelazamiento cuántico, el fenómeno fundamental que se supone da a los sistemas cuánticos su ventaja.

Andrew King, científico distinguido de D-Wave, respondió calificando las críticas como “mezquinas” y escalando las simulaciones cuánticas a 3,200 qubits (bits cuánticos), muy por encima de los 54 simulados por Sels. Pero estos resultados ampliados no han sido publicados ni validados de manera independiente.

Mientras D-Wave y los académicos debatían, el resto de la industria de computación cuántica observaba con una mezcla de interés y escepticismo. La controversia ilustra una división fundamental en el campo: D-Wave utiliza quantum annealing, una forma especializada de computación cuántica optimizada para problemas específicos de optimización, mientras que competidores como IBM, Google y Microsoft persiguen enfoques de computación cuántica universal más ambiciosos, pero también más desafiantes técnicamente. Los enfoques de annealing tienen limitaciones reconocidas por la industria.

Como explicó un analista a CNBC, estos sistemas pueden ayudar a las empresas a mejorar la eficiencia operacional en problemas específicos de optimización, pero no constituyen una solución universal como los sistemas de computación cuántica gate-based que persiguen IBM, Google y Microsoft.

IBM mantiene su liderazgo en sistemas gate-based (basados en compuertas) con su hoja de ruta hacia 2033, que apunta a una “supercomputadora cuántica-céntrica” con más de 4,000 qubits. La empresa ha demostrado “utilidad cuántica” en problemas de química y materiales, un concepto más modesto que la “supremacía cuántica” pero potencialmente más práctico. Google continúa desarrollando su procesador Willow y avanza hacia una computación cuántica tolerante a fallos para 2029. “Los ordenadores cuánticos son capaces de resolver problemas que son imposibles para la IA o las supercomputadoras incluso en el mejor de los casos”, afirmó Charina Chou, directora de operaciones de Google Quantum AI en una conferencia reciente. IonQ, utilizando tecnología de iones atrapados, ha alcanzado fidelidades del 99.5% en operaciones de un solo qubit y planea sistemas de 1,024 qubits algorítmicos para 2028. Su enfoque promete mayor estabilidad que los sistemas superconductores, aunque con velocidades operacionales menores.

Marc Bara, profesor de OBS School

La realidad financiera: expectativas vs. ingresos

Los números revelan una industria aún en etapas tempranas de desarrollo comercial. D-Wave, posicionado como el jugador más comercialmente avanzado, reportó ingresos de solo $1.9 millones en su trimestre más reciente, una cifra modesta comparada con los miles de millones que IBM, Google y Microsoft invierten en investigación cuántica como parte de portafolios tecnológicos más amplios.

El mercado global de computación cuántica alcanzó los $1.8-2.1 mil millones en 2025, con proyecciones de crecimiento del 25-35% anual. Sin embargo, estas cifras incluyen investigación, desarrollo de hardware, servicios en nube y consultoría, no necesariamente aplicaciones comerciales maduras que generen valor directo para los usuarios finales.

El mercado global de computación cuántica alcanzó los $1.8-2.1 mil millones en 2025, con proyecciones de crecimiento del 25-35% anual

La valoración de acciones muestra la volatilidad característica de las tecnologías emergentes. IonQ cotiza con expectativas de precio promedio de $44.80 en 2025 (rango $30-54), mientras que D-Wave muestra un crecimiento de ingresos del 509% año tras año, aunque desde una base extremadamente pequeña.

Aplicaciones reales vs. promesas futuras

Más allá del ruido mediático, las aplicaciones comerciales genuinas de la computación cuántica en 2025 siguen siendo limitadas pero crecientes. Japan Tobacco demostró mejoras en el descubrimiento de fármacos usando sistemas D-Wave para el entrenamiento de modelos de lenguaje grande, generando estructuras moleculares más válidas que los métodos clásicos. Empresas como Mastercard, Volkswagen y NTT Docomo utilizan sistemas quantum para la optimización específica en logística y finanzas.

Los servicios en nube quantum (AWS Braket, IBM Quantum, Azure Quantum) están democratizando el acceso, permitiendo a empresas experimentar con algoritmos cuánticos sin inversión en hardware.

AWS lanzó en febrero 2025 su chip Ocelot, diseñado para reducir corrección de errores hasta un 90%, señalando el enfoque de la industria en hacer la tecnología más práctica. Sin embargo, como advierte Chou de Google, “no sabemos si eso significa en 5 años, 10 años o 20 años” para aplicaciones transformadoras generalizadas.

Las ventajas cuánticas demostradas son específicas de dominio: simulación de materiales magnéticos (especialidad de D-Wave), optimización con datos limitados (30-150 muestras de entrenamiento), y problemas donde el tunneling cuántico (efecto túnel cuántico) permite escapar mínimos locales de la optimización.

La industria enfrenta obstáculos significativos para la adopción masiva. Según los análisis de expertos, existe una demanda proyectada de 10.000 trabajadores especializados en quantum para 2025, pero solo habrá suministro de 5.000, creando un cuello de botella crítico de talento. Los sistemas cuánticos actuales requieren condiciones extremas: temperaturas de 0.015 Kelvin (más frías que el espacio exterior) y arquitecturas complejas del tamaño de automóviles para mantener unos pocos miles de qubits.

existe una demanda proyectada de 10.000 trabajadores especializados en quantum para 2025, pero solo habrá suministro de 5.000, creando un cuello de botella crítico de talento

Esto los hace inadecuados para la mayoría de las aplicaciones comerciales directas, relegándolos a centros de investigación especializados y acceso remoto vía nube.

Además, la competencia de algoritmos clásicos optimizados sigue siendo feroz. Como demostró la respuesta académica a D-Wave, desarrolladores de software continúan encontrando formas de acelerar cálculos clásicos, reduciendo la ventana de problemas donde los sistemas cuánticos ofrecen beneficios claros.

El veredicto: evolución, no revolución

La evidencia sugiere que 2025 representa un momento de transición hacia aplicaciones prácticas limitadas más que un verdadero punto de inflexión hacia una adopción masiva. Los avances son tangibles: sistemas más estables con mayor número de qubits, primeras aplicaciones comerciales demostrables, infraestructura de acceso en nube establecida e inversión industrial sostenida de jugadores principales.

Sin embargo, las limitaciones fundamentales persisten: ventajas restringidas a dominios muy específicos, costos y complejidad operacional prohibitivos, escasez crítica de talento especializado y competencia efectiva de métodos clásicos optimizados.

Para empresas que están considerando la inversión en quantum, 2025 marca el momento apropiado para la exploración práctica sin expectativas de transformación inmediata. Las áreas más prometedoras incluyen la optimización logística y financiera (fortaleza actual de D-Wave), la simulación molecular para farmacéuticas (IBM, Google) y la preparación para criptografía post-cuántica.

Para inversores, la computación cuántica representa una apuesta tecnológica a 5-10 años con potencial transformador genuino, pero con riesgos técnicos y temporales sustanciales. La controversia de marzo entre D-Wave y sus críticos académicos encapsula perfectamente el momento actual: capacidades cuánticas prácticas han emergido claramente del laboratorio, pero aún no han revolucionado el panorama computacional general.

No es el año de la revolución cuántica, pero tampoco es solo un hype tecnológico. Es el año donde la computación cuántica comenzó a entregar valor real, limitado pero medible, en aplicaciones específicas.

La pregunta no es si la computación cuántica transformará industrias, sino cuándo, cómo y qué enfoques técnicos prevalecerán en esa eventual transformación.

La pregunta no es si la computación cuántica transformará industrias, sino cuándo, cómo y qué enfoques técnicos prevalecerán en esa eventual transformación.

Marc Bara

Profesor de OBS Business School

Salir de la versión móvil