Directivos y Empresas

¿Qué recomienda Manuel Pimentel en estos tiempos de desconcierto?

En estos tiempos en los que el desaliento y el desconcierto parecen relevar a las esperanzas suscitadas por una recuperación económica ahora debilitada, siempre resulta recomendable el proponer ejemplos que nos motiven y enseñen.

Queremos, pese a todo, prosperar y precisamos de experiencias que nos marquen caminos posibles. 

El panorama no es fácil y las empresas españolas están preocupadas. Saben que la economía se debilita en el interior y que se complica en el exterior. Italia mete miedo a Europa, el lio del Brexit aún coleará y las políticas de estímulo de los bancos centrales se marchan mientras que las subidas de tipos de interés llegarán a partir del próximo verano.

Y, por si fuera poco, el desnortado gobierno de Sánchez hace todo lo posible por inhibir la actividad, como ocurre con los anuncios generalizados de subida de impuestos que realiza cada día y con otras tantas medidas y contramedidas que nos inquietan y confunden.

No son buenos tiempos para la seguridad jurídica ni para la confianza en el país. Hasta el Supremo parece haberse contagiado del desconcierto gubernamental con sus idas y venidas, erráticas y desconcertadas, alrededor del célebre AJD.

En fin, que se nos presenta un panorama de inseguridad jurídica, impositiva y política que tendremos que sortear con esfuerzo y tesón. Si en cualquier tiempo y lugar lograr sacar una empresa para adelante es siempre tarea difícil, en España aún lo será más.

Las empresas deben adaptarse al ecosistema siempre mudable y ahora fluido en su esencia. A las empresas que no lo consigan, les irá mal mientras que las que logren entender el signo de los tiempos y logren adaptarse a ellos les irá bien, especialmente bien para las más exitosas.

Aunque es cierto que, en cierta medida, la marcha de las empresas vendrá determinada por las circunstancias que le afecten, no cabe duda que la mayor responsabilidad recaerá en la acertada orientación estratégica y en la eficiente ejecución táctica y concreta por parte de sus directivos y trabajadores.

Necesitamos, por tanto, ejemplos de buenas prácticas, muestras del conocimiento de empresas exitosas en sus estrategias de medio y largo plazo. Precisamos mirarnos en espejos de excelencia que nos estimulen y animen.

Empresas excelentes ante el desconcierto

Por eso, quisiera mostrar brevemente el ejemplo de una empresa excelente, como muestra de otras muchas que, desconocidas por una gran mayoría, se esfuerzan día a día en un compromiso de mejora continua.

Participaba en un evento cultural y tuve que viajar a Guipúzcoa, a un acto que se celebraba en la Fundación Orona. Conocía a Orona como empresa fabricante e instaladora de ascensores, pero poco más sabía de ella. Y, por supuesto, desconocía por completo que hubiera impulsado la actividad de una fundación.

Edificio Orona Zero.

La visita constituyó toda una sorpresa para mí desde el mismo instante que me bajé del taxi y me encontré con un edificio vanguardista, de planta circular que evocaba innovación y futuro. La propia construcción ya era un oráculo de lo que me encontraría a continuación.

Orona es una cooperativa, perteneciente al grupo Mondragón, en la que trabajan más de cinco mil personas en la fabricación de ascensores y elevadores. No lo tiene fácil, dado el nivel de concentración existente en el sector, donde grandes compañías copan un porcentaje significativo del mercado.

Pero con la calidad y con la innovación como enseñas, Orona consigue mantener un honroso quinto puesto en el ranking europeo, y creciendo, además.

El moderno diseño de sus nuevas oficinas lanza un poderoso mensaje externo e interno de compromiso con los valores irrenunciables que Orona asume y que se conjugan en modo de calidad, innovación y talento. Valores extensibles a otras muchas empresas y que deberían guiar a las que que deseen sobrevivir en una economía en vigorosa transformación.

Junto al edificio emblemático de Orona Zero se localiza, de manera independiente pero integrada en el conjunto, otros tres edificios que proclaman una manera de entender el futuro de la empresa.

Por una parte, el edificio de la Fundación Orona, con una intensa actividad cultural, investigadora y académica, con una de sus plantas dedicadas a fines docentes en titulaciones técnicas de la Universidad de Mondragón.

Otro edificio, bautizado como A3 Research, es su centro de innovación, complementado con otras instalaciones dedicadas a la gestión óptima de la energía, tanto para el edificio como para el consumo de los propios ascensores fabricados.

Pero más allá de su arquitectura, lo importante es el mensaje y la visión que los sustenta. La idea es abonar un ecosistema en el que industria, formación, universidad, talento e investigación convivan simbióticamente en íntima interrelación. Y la idea funciona, vaya que sí funciona.

La filosofía Orona encierra mucho futuro en sus postulados, postulados que pueden servir de orientación a muchas otras empresas precisadas de brújula en este tiempo de desconcierto.

He querido reseñar mi propia impresión hacia el buen hacer de Orona para mostrar un ejemplo de empresa a la que le va a ir bien, pese a todas las dificultades que se vislumbran en el horizonte.

Salvo grandes imponderables, sabrá adaptarse y aportará valor para satisfacer las nuevas demandas de una sociedad en vertiginosa evolución. El ejemplo de Orona nos muestra algunos de los principales condimentos con los que tendrán que cocinarse cualquier proyecto empresarial que aspire a conquistar el futuro, y que se resumen en esfuerzo, formación, talento e innovación.

La empresa que no los asuma estará condenada a languidecer. Nada ni nadie las esperará si se descuelgan del grupo excelente de cabeza. Un desafío y una advertencia para las empresas y para sus trabajadores y directivos. 

Esta simbiosis entre trabajo, formación, talento e innovación debería también inspirar a las políticas públicas. No es el caso, desgraciadamente, ya que la universidad va por un lado, las empresas por otro y la política ni está ni se le espera.

España atesora un enorme talento que afloraría a poco que se creara un entorno adecuado, un ecosistema creador como el que Orona ha sabido impulsar desde el convencimiento íntimo de sus socios y trabajadores. Nuestra enhorabuena y agradecimiento a Orona por resultar un buen ejemplo en estos tiempos en los que tanto precisamos espejos en el que reflejarnos. 


Por Manuel Pimentel Siles – Of Counsel de Baker&McKenzie


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