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Uno de cada cuatro profesionales presenta riesgo de padecer enfermedad del hígado graso

Enfermedad del hígado graso

Un estudio realizado por Quirónprevención ha detectado signos ecográficos compatibles con esteatosis hepática en el 27% de los reconocimientos médicos a profesionales. En vista de los hallazgos de la investigación, los responsables de este análisis sugieren introducir parámetros fiables como el Fatty Liver Index (FLI) en dichos reconocimientos. Gracias a ello, se podría actuar preventivamente sobre una enfermedad que indica un deterioro metabólico general de las personas.

Diferentes investigaciones en salud laboral están poniendo de manifiesto la necesidad de añadir en los reconocimientos médicos nuevos indicadores o parámetros a vigilar, dada la incidencia que ciertas patologías empiezan a tener sobre la población trabajadora.

Ya hace casi un año, Quirónprevención, líder en España en seguridad y salud laboral, alertó desde los datos de un estudio propio que el 23% de los profesionales presentaba Resistencia Insulínica Elevada, lo que les podría identificar como personal con potencial riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Ahora, un nuevo estudio realizado por la entidad y publicado por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) añade otra alerta tras la revisión de más de 3.100 reconocimientos médicos (entre los años 2022 y 2023) a personas en edad laboral: alrededor de uno de cada cuatro casos analizados presentan signos ecográficos de esteatosis, es preventivo que ofrecen los reconocimientos médicos, la recomendación de los sanitarios que han participado en el informe apunta a estudiar parámetros y pruebas específicas en estas pruebas que faciliten un posible diagnóstico de la estenosis hepática.

Si no se diagnostica ni se trata la enfermedad del hígado graso, el proceso puede derivar en fibrosis, cirrosis o incluso carcino­ma hepatocelular

Las pruebas diagnósticas para la EHGNA

De todas ellas, la más certera (gold standard) es la biopsia hepática, sin embargo se trata de un procedimiento que además de invasivo es costoso. Para el ámbito de la salud laboral, se requiere una mayor rapidez y métodos no invasivos para los empleados. De este modo, herramientas como la ecografía han demostrado mucha eficacia diagnóstica para la enfermedad del hígado graso, especialmente cuando la esteatosis afecta a más de un tercio del tejido hepático.

La investigación, publicada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, detectó signos ecográficos compatibles con esteatosis hepática en el 27% de los reconocimientos médicos analizados

En paralelo, se han desarrollado índices bioquímicos que permiten estimar el riesgo de padecer EHGNA a partir de parámetros obtenidos en análisis rutinarios. Entre ellos destacan el Fatty Liver Index (FLI) y el Liver Accumulation Product (LAP), ambos basados en valores de triglicéridos, índice de masa corporal (IMC) y perímetro abdominal. Pues bien, uno de los objetivos del estudio de Quirónprevención era determinar cuál de estos marcadores podría ser el más indicado para estudiar preventivamente la enfermedad del hígado graso sin tener que recurrir a la ecografía. A partir de los hallazgos de la investigación, los especialistas se han decantado por el FLI. Este ha sido el análisis detallado de la situación:

Datos sobre la enfermedad del hígado graso en el trabajo

Como se decía al inicio de estas líneas, los signos ecográficos compatibles con esteatosis hepática aparecieron en el 27% de la población estudiada, especialmente entre los 50 y 69 años. En 2022, el primero de los años analizados, un 18 % presentaba un FLI alterado y un 28 % indeterminado, lo que situaba el riesgo global en el 46%. En 2023, el otro año en el que ha puesto la lupa Quirónprevención, las cifras fueron muy similares: un 21% de los trabajadores mostraba FLI alterado y un 27% indeterminado.

No obstante, el contraste con los resultados del LAP fue notable: solo el 14% de los participantes mostraba un valor que indicase riesgo de esteatosis, lo que apuntaba a una menor sensibilidad de este índice para detectar la enfermedad hepática. Cuando se compararon ambos con los resultados ecográficos, se observó que el 85% de las personas con FLI anormal presentaban signos de hígado graso en la ecografía, frente al 35% en el caso del LAP. El estudio también reveló una clara relación entre el FLI y el exceso de peso.

A medida que aumentaba el IMC, se incrementaba la probabilidad de que el FLI estuviera alterado: desde el 36% en personas con sobrepeso hasta el 100% en aquellas con obesidad tipo 2. Este patrón refuerza el vínculo entre la EHGNA y la obesidad, pero también advierte sobre los riesgos para quienes tienen un peso normal. Diversas investigaciones han mostrado que incluso las personas con IMC saludable pueden desarrollar EHGNA y tener mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrovasculares. En cuanto a los factores metabólicos asociados, el estudio detectó un aumento del perímetro abdominal en el 18% de los casos, niveles elevados de triglicéridos en el 12%, de GGT en el 13% y de colesterol en el 39%. Estas cifras reflejan el perfil típico del paciente con EHGNA, en el que los desequilibrios metabólicos desempeñan un papel determinante.

Fatty Liver Index (FLI), el parámetro que se debería incluir en los reconocimientos médicos

Tras las evidencias, los expertos que han realizado el estudio tienen claro que se debería incluir el FLI en los reconocimientos médicos periódicos del ámbito laboral. Todo lo que se ha identificado en esta investigación viene a corroborar lo que dicen otros estudios clínicos, al reconocer a este parámetro como uno de los métodos más fiables para predecir la existencia de hígado graso, con una sensibilidad y especificidad elevadas cuando se compara con los resultados ecográficos.

El Fatty Liver Index (FLI) se perfila como el parámetro más fiable para identificar el hígado graso en revisiones laborales

La introducción de este índice predictivo fiable permitiría identificar casos de la enfermedad del hígado graso en fases iniciales, aplicar medidas preventivas —como cambios en la dieta, ejercicio físico o control del peso— y evitar la progresión hacia patologías irreversibles. Cabe destacar que la EHGNA no solo es un problema hepático. Su estrecha relación con la diabetes tipo 2, la dislipemia o la hipertensión arterial la convierte en una enfermedad sistémica que actúa como marcador temprano de deterioro metabólico general.

De hecho, algunos estudios estiman que entre el 30 y el 40% de los pacientes con EHGNA presentan ya fibrosis avanzada en el momento del diagnóstico, y hasta un 15% cirrosis establecida. Dicho esto, es muy relevante llevar a cabo una prevención certera y el uso de herramientas sencillas, económicas y basadas en datos analíticos —como el FLI— podría reforzar a los reconocimientos médicos rutinarios que se llevan a cabo en las organizaciones.

 

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