El doctor Jorge Palazuelos, responsable de la Unidad de Hemodinámica del Hospital Universitario La Luz de Madrid, explica para Directivos y Empresas la intervención de un caso complejo a nivel cardiológico mediante una técnica poco conocida: aterectomía orbital. Dicha técnica no solo ha resultado un éxito en el paciente, sino que será objeto de una investigación internacional para evaluar su eficacia en lesiones coronarias especialmente complejas, como las bifurcaciones.
Aterectomía orbital para tratar la obstrucción de las arterias coronarias
Eso quedará para el futuro. El procedimiento presente liderado por el Dr. Palazuelos consistía en tratar de resolver un caso grave de obstrucción en las arterias coronarias. El paciente es un hombre de 73 años con antecedentes de cirugía cardíaca (bypass aortocoronario) y una trayectoria médica marcada por factores de alto riesgo cardiovascular. En los últimos meses, había comenzado a experimentar dolor torácico, fatiga y dificultad para caminar, síntomas compatibles con un deterioro progresivo de su salud cardíaca.
“El bypass fue una solución eficaz en su momento, pero como ocurre en muchos pacientes, la enfermedad coronaria continuó su curso y acabó afectando a otros vasos no tratados en aquella operación”, explica el Dr. Palazuelos. Las pruebas de diagnóstico confirmaron lo que el equipo sospechaba: una obstrucción grave en arterias coronarias complejas y calcificadas, en zonas especialmente difíciles de abordar.
La opción quirúrgica fue rápidamente descartada. “El riesgo de una nueva intervención a corazón abierto era demasiado elevado, tanto por su edad como por su historial clínico”, apunta el cardiólogo. Así fue como la Unidad Integral de Cardiología (UICAR) del Hospital Universitario La Luz apostó por un abordaje innovador y mínimamente invasivo: la aterectomía orbital, una técnica aún poco utilizada en España.
En qué consiste la técnica
A diferencia de otras técnicas más convencionales, la aterectomía orbital no se limita a dilatar las arterias obstruidas, sino que elimina selectivamente las placas calcificadas que impiden el paso de la sangre. El procedimiento se basa en un pequeño dispositivo con forma de corona rotatoria que orbita a alta velocidad alrededor de la lesión, deshaciendo la calcificación sin dañar el tejido sano.
“En este caso concreto, nos enfrentábamos a lesiones muy duras, en una arteria con angulaciones marcadas que hacían difícil el uso de otras herramientas. La capacidad de la aterectomía orbital para acceder a zonas complejas y modificar la placa de manera controlada fue clave”, señala Palazuelos.
El tratamiento se realizó en varias fases, con ciclos de 25 segundos de duración, y se complementó con balones de alta presión y balones de corte, que ayudaron a remodelar la arteria antes de la colocación final de un stent. Esta pequeña malla metálica permanece en el interior del vaso sanguíneo y garantiza que permanezca abierto, permitiendo un flujo sanguíneo adecuado.
Resultados inmediatos y alta precoz
Una vez finalizado el procedimiento, los especialistas comprobaron el resultado mediante tomografía de coherencia óptica (OCT), una tecnología de imagen de alta resolución que permite observar en tiempo real la calidad del implante y del flujo sanguíneo. “El control postoperatorio fue excelente. El paciente fue dado de alta en menos de 24 horas y ya se encuentra en su domicilio en buen estado”, confirma el Dr. Palazuelos.
Este caso se suma a una tendencia creciente en la cardiología moderna: intervenciones cada vez menos invasivas, más rápidas y con menores tasas de complicaciones. Una combinación de ingeniería médica, formación especializada y experiencia clínica que transforma la forma de tratar enfermedades coronarias severas sin necesidad de abrir el tórax del paciente.