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España cuenta con un ecosistema emprendedor lleno de talento, creatividad y capacidad técnica. Sin embargo, más del 50% de los nuevos negocios no consigue sobrevivir a los dos primeros años, tal y como refleja un informe de la consultora ENLACE. Las causas son estructurales: falta de financiación real, excesiva regulación, un entorno lento en innovación y una cultura empresarial que aún desconfía de lo nuevo.

Este escenario, que afecta tanto a startups tecnológicas como a pequeños emprendedores tradicionales, impide consolidar un modelo de crecimiento sólido y sostenible. En un país donde el 93% del tejido empresarial está compuesto por microempresas, el reto no es solo crear, sino sostener, escalar y proyectar.

Más del 50% de los emprendedores abandona en los dos primeros años por falta de financiación, burocracia y escasa digitalización

Una radiografía del fracaso: burocracia y falta de recursos

Aunque España ha experimentado un auge en el número de startups —superando las 5.000 activas—, la mayoría no accede a financiación en fases clave como la semilla o las primeras rondas. Según el informe de ENLACE, solo el 18% de los proyectos innovadores logra captar capital en sus primeros 12 meses.

A ello se suma un problema estructural: la hiperregulación administrativa. Las startups deben navegar por un laberinto de licencias, requisitos legales y trámites lentos, lo que resta agilidad y desincentiva la inversión, sobre todo internacional. Los sectores fintech, salud, energía o educación son especialmente sensibles a esta ralentización normativa.

La paradoja española: talento sin estructura

El talento no es el problema. De hecho, España lidera rankings en formación técnica, ingeniería y creatividad digital. El problema es que no existen suficientes estructuras de acompañamiento real. Falta un sistema que conecte inversión, conocimiento sectorial, formación en gestión empresarial y apoyo en internacionalización.

Mientras tanto, el tejido empresarial sigue dominado por microempresas poco digitalizadas y reacias a colaborar con startups. La falta de adopción tecnológica, sumada a la desconfianza cultural hacia el riesgo, frena la validación de productos y la escalabilidad de modelos de negocio innovadores.

Startups sin primeras oportunidades

Una de las claves del éxito emprendedor es contar con los llamados early adopters: empresas que prueban el producto, lo validan y sirven de escaparate para atraer más clientes e inversores. En España, esa figura apenas existe. La mayoría de las startups no encuentra clientes locales dispuestos a innovar, lo que las obliga a buscar salida en mercados extranjeros antes de estar preparadas.

Además, muchas microempresas no tienen capacidad ni mentalidad para colaborar con startups. Esta desconexión resta eficiencia al ecosistema y obliga a las empresas emergentes a reinventarse continuamente sin una base sólida.

¿Qué se necesita para revertir la tendencia?

El informe de ENLACE propone seis ejes estratégicos para cambiar el paradigma del emprendimiento en España:

  1. Simplificar la burocracia: con una ventanilla única real, plazos más ágiles y normativa clara para cada sector.

  2. Fomentar la inversión privada y pública: con incentivos fiscales estables, deducciones por I+D y fondos específicos para fases presemilla.

  3. Impulsar el intraemprendimiento: mediante programas que conecten startups con grandes empresas y corporaciones tradicionales.

  4. Crear hubs sectoriales especializados: para concentrar conocimiento, financiación y networking en ámbitos clave como salud, sostenibilidad o inteligencia artificial.

  5. Facilitar la internacionalización: con apoyo institucional para escalar modelos de negocio en Europa y América Latina.

  6. Introducir formación empresarial desde la escuela: generando cultura de innovación, riesgo controlado y visión global.

“El problema no es la idea, es la estructura”

Así lo resumen Marc Ollé y Francesc Salas, socios fundadores de ENLACE: “En España no faltan ideas, lo que falta es estructura, acompañamiento y visión a largo plazo. Sin un entorno favorable, los emprendedores se desgastan antes de despegar”.

Ambos insisten en que el emprendimiento no debe ser tratado como un fenómeno aislado, sino como una palanca estratégica de competitividad nacional. Sin emprendedores no hay innovación, sin innovación no hay progreso económico.

Un nuevo enfoque para los fondos europeos

Parte de la solución podría venir del uso inteligente de los fondos Next Generation EU. Pero hasta ahora, buena parte de esos recursos han llegado con filtros excesivos, lentitud y escaso enfoque en el emprendimiento real.

Los expertos proponen destinar parte de esos fondos a:

  • Capital semilla gestionado por operadores privados.

  • Escuelas de negocio para emprendedores.

  • Mentorización sectorial obligatoria.

  • Plataformas de validación de producto en entornos reales.

O cambiamos el sistema o seguiremos perdiendo talento

El emprendimiento no es una tendencia, es una necesidad. España necesita un ecosistema que no solo celebre las ideas, sino que las transforme en modelos de negocio viables. La clave está en la financiación ágil, la reducción de barreras, la colaboración con el tejido empresarial y una administración aliada, no enemiga.

De lo contrario, seguiremos alimentando el círculo vicioso del abandono temprano, perdiendo oportunidades económicas, generando frustración y exportando talento que podría transformar el país desde dentro.