Los 27 tratarán de fijar su posición para un pacto comercial con EEUU del que París quiere excluir el cine

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España y Reino Unido se desmarcan del veto galo y piden que el "miedo" no impida hablar de "todos" los sectores con EEUU

España y Reino Unido se desmarcan del veto galo y piden que el "miedo" no impida hablar de "todos" los sectores con EEUU

BRUSELAS, 13 (EUROPA PRESS)

Los ministros de Comercio de la Unión Europea tratarán de cerrar este viernes en Luxemburgo la posición europea para un acuerdo comercial con Estados Unidos cuyas negociaciones esperan poder lanzar a finales de mes, pero que Francia amenaza con bloquear si no se atiende a su reivindicación de excluir del trato el sector audiovisual.

París reclama una "excepción cultural" con la que proteger el cine europeo de la potencia de Hollywood y de gigantes como Google que controlan su difusión en Internet, mientras que Bruselas cree que "no tiene sentido" dejar fuera el sector al completo porque fijará unas "líneas rojas" con las que salvaguardar la identidad cultural europea. La llamada 'excepción cultural' permite apoyar a la industria con subvenciones y cuotas de exhibición para sus creaciones.

El Parlamento Europeo y la industria del cine europeo han escenificado en los últimos días su apoyo a la posición francesa y han criticado al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, porque dudan de las garantías que ofrece. El miércoles fue el propio primer ministro galo, Jean-Marc Ayrault, y su ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, quienes afirmaron que Francia ejercería su derecho a veto si no hay cambios en el mandato negociador para el acuerdo transatlántico sobre comercio e inversión (ATCI).

También otros países de la Unión Europea han pedido protección para la cultura del Viejo Continente y hasta 14 delegaciones, entre ellas Italia y Alemania, firmaron el mes pasado una carta exigiendo garantías para la "excepción cultural".

Pero el acuerdo transatlántico que quieren negociar las partes abarca muchos más sectores que el audiovisual –como el del automóvil, la agricultura o el transporte aéreo– que son de gran interés para Europa y que habrían llevado a suavizar las reservas de países afines a la "sensibilidad" francesa. La cultura es algo "importante", pero no como para hacer "saltar" un acuerdo comercial de tanto peso, según un diplomático de uno de los países vecinos de Francia.

De hecho, horas antes de la cita en Luxemburgo, el secretario de Estado español de Comercio, Jaime García-Legaz, y su colega británico, Vince Cable, han firmado una declaración conjunta en la que toman distancia de París y destacan las ventajas económicas que un eventual acuerdo tendría para las industrias europeas. En el texto, abogan por avanzar con compromiso firme en las negociaciones y piden que no haya "miedo" a hablar de "todos" los sectores.

"Asumimos que van a ser unas negociaciones difíciles. Surgirán sensibilidades particulares tan pronto como la Comisión Europea y las autoridades estadounidenses comiencen, ambas partes temerán que el otro sea más competitivo en algunas áreas (…), pero ese miedo no debería impedirnos hablar de todas las cuestiones y sectores relevantes", dice la declaración.

España, junto a más de una decena de Estados miembros, es firmante de otra declaración suscrita en una reunión de ministros de Cultura de la UE en la que se pidió protección para la cultura europea en las negociaciones con Estados Unidos, lo que fue interpretado como un apoyo a las reivindicaciones de Francia.

GRAN MERCADO

Las ventajas económicas de un convenio comercial de estas características para los dos bloques serían importantes, según un estudio encargado por Bruselas al Centro de investigación de política económica de Londres que cifra en 119.000 millones de euros anuales los beneficios para la UE y de 95.000 millones aproximadamente para Estados Unidos.

Y aunque el sector audiovisual parece el último escollo para lanzar los contactos formales, hay otros asuntos polémicos que podrían complicar las negociaciones comerciales, según fuentes comunitarias. Por ejemplo, los organismos genéticamente modificados (OGM), para los que la legislación es mucho más laxa en Estados Unidos, o el sector del transporte marítimo, que la parte norteamericana siempre ha rehusado abordar en otros acuerdos.

La oposición de Francia es relevante porque, aunque la Comisión afirma que bastaría una mayoría cualificada para lanzar las negociaciones, los servicios jurídicos del Consejo sostienen que es necesaria la unanimidad de los 27 para dar por bueno el mandato e iniciar los contactos. Si no se excluye el sector audiovisual, el mandato afectaría a la identidad cultural europea, protegida por el Tratado de la UE, argumentan.

En cualquier caso, el Ejecutivo comunitario, responsable de negociar en nombre de los 27 con Washington, insiste que en los contactos con los estadounidenses defenderá las ayudas y cuotas del sector europeo, así como conservar un "margen de maniobra" para que la UE pueda adaptarlas en el futuro. "Lo que lo complica todo es cómo controlar esa excepción en el futuro", explican fuentes europeas, porque deberá adaptarse a un mercado digital en constante evolución y dominado por empresas norteamericanas.

"No se trata de lo que podremos ver en el cine del barrio, sino lo que podremos descargar en nuestro iPad o en nuestro ordenador", recalcan, tras conceder que se en otros acuerdos comerciales que la UE ha negociado con terceros países ha habido "excepciones", pero nunca ante un mercado "tan importante".

Cuando anunciaron el futuro arranque de las negociaciones, Barroso y el presidente norteamericano, Barack Obama, confiaron en poder dar el pistoletazo de salida este mismo junio, algo que no será posible sin un mandato europeo. Por ello no se descarta que el asunto llegue a los líderes europeos en la Cumbre que celebrarán en Bruselas los días 27 y 28 de junio si no hay un acuerdo el viernes.

Por otro lado, los ministros prevén también discutir en su cita de este viernes sobre las condiciones laborales en Bangladesh y el modo en que la Unión Europea podría exigir a sus socios terceros mejores estándares de seguridad laboral y medioambiental a la hora de negociar acuerdos bilaterales. Países Bajos y Francia han pedido tratar este tema tras los últimos siniestros en distintos talleres en Bangladesh que trabajaban para firmas internacionales, incluidas marcas europeas, y que costaron la vida a decenas de trabajadores.

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